Capítulo 28

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*POV Ayato*

Durante el tiempo que estaba lejos de Kai me sentía muy incómodo.

¿Para qué mi padre quería hablar con él? ¿qué le diría durante nuestra ausencia? ¿Y si Kai se arrepentía de nuestro trato? ¿Y si aprovechaba este tiempo para para escapar? O...

—Ayato, para de una vez. Kai estará bien, tu padre solo esta charlando con él, no tienes porqué estar tan inquieto.— me regañó mi madre. — así que deja de hacer esa cara.

¿Esa cara?

La miré con duda, ella solo señaló a uno de los cristales de la estantería más cercana, que era lo suficientemente limpio como para poder ver mi reflejo.

Al mirarlo me di cuenta de que mi ceño estaba fruncido y había apretado un poco los labios en señal de frustración. Muy diferente a mi habitual rostro sin expresión.

— Debes relajarte, Kai ya te a prometido que no te dejará ¿cierto?— dijo mi madre revisando por última vez la lista de la compra— Ya tenemos todo, ahora solo debemos pagar y podremos ir a casa.

Habíamos terminado lo que veníamos a hacer y ya estábamos de regreso, pero mi sensación de incomodidad aún no desaparecía, quería...no, Necesitaba ver a Kai pronto, tener la seguridad de que no le había pasado nada y que él no me había abandonado.

Mi madre ya había estacionado el auto y yo salí rápidamente para entrar a la casa y ver si Kai estaba bien.

Ni él ni mi padre estaban en la sala.

Me alarme pero oí ruidos provenientes de la cocina, me dirigí allí y abrí la puerta.

Ellos estaban en la mesa bebiendo un poco de té, mi padre se veía algo incómodo y tan pronto como se dio cuenta de mi presencia se levantó de su asiento.

—Voy a ayudar a Ryoba con las bolsas— dijo para salir a toda prisa dejándonos solos.

Kai ni se inmutó por mi aparición, el solo estaba bebiendo de la tasa y miraba distraídamente algún punto en la mesa.

—Oh, Ayato ya llegaste — dijo dejando la tasa en la mesa y volteando a verme con una pequeña sonrisa.

Algo estaba diferente, él se veía diferente, sus ojos estaban más oscuros de lo normal.

— ¿A pasado algo?— le pregunté, me preocupaba su mirada, no era normal en él.


—Nada importante— respondió sin darle importancia a mi pregunta, se levantó de la mesa, tomó sus cosas y se dirigió a la puerta— nos vemos mañana.

—¿Mi padre te dijo o hizo algo? — le seguí preguntando, algo en él había cambiado en esos minutos que habíamos estado separados.

—No, de hecho me ayudó bastante.— dijo aún con esa sonrisa y mirada sombría — Estoy cansado, nos vemos mañana Ayato— sé acercó a mí e hizo algo que yo no esperaba...

Me besó

Uno ligero y superficial en mis labios pero fue suficiente para dejarme paralizado y aturdido durante un momento.

— Deberías ir a ayudarles con las cosas, yo me tengo que ir por hoy.— fue lo único que me dijo para después irse...

¿Qué fue lo que pasó mientras no estuvimos?

Solo míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora