20. Plan de rescate.

Start from the beginning
                                    

-Los demás están en aquellas celdas.- Le señalé lo que sabía.

Fui la primera en avanzar unos pasos hasta que escuchamos unas risas, permanecí pasmada durante unos segundos, mientras Samuel murmuraba algo a mis espaldas, que no llegué a escuchar. Las risas y voces se podían oír más cerca. Alguien, tomándome desprevenida, agarró mi brazo y tiró de mí para que me adentrara a la celda otra vez.

Estaba acorralada entre la pared y un cuerpo, su respiración golpeaba de lleno en mi mejilla, haciéndome recordar lo que pudo haber pasado en la casa si los ángeles no hubieran atacado. Me sonrojé, como un tómate, ante esos pensamientos pero agradezco estar en la oscuridad, así no me podrá ver. Cuando el silencio inundó todo, se acercó a mi oído.
-¿Mencioné alguna vez que te ves linda sonrojada?- Creo que eso hizo que mis mejillas explotaran, le di un ligero golpe en el brazo y eso solo hizo que su pecho vibrara.

Me crucé de brazos y lo aparté de un empujón. Estaba a punto de salir, si no hubiera sido que una mano tiró con fuerza de mí. Samuel me tenía acorralada de vuelta pero su rostro no tenía expresión alguna.

Juntó nuestras frentes y cerró los ojos con fuerza mientras su cuerpo se relajaba notablemente. Acuné su rostro entre mis manos para hacerle saber que estaba con él y no lo iba a dejar, él abrió los ojos de golpe y deslizó sus manos por mi espalda, acercándome hacia su cuerpo. Con una mano en mis caderas y la otra en mi nuca, juntó nuestros labios en un beso voraz y salvaje, me besó como si no hubiera un mañana, ¿cómo podía ser que éste chico me pusiera a ver estrellas con sólo un beso?

Todo éste tiempo me sentía perdida, como si algo me estuviera faltando, como si me estuviera olvidando de algo importante pero ahora me siento entera, completa. ¿Sera qué conocía a Samuel de antes? No creo...

-Ejem...- El ruido de alguien aclarándose la garanta me puso en alerta e hizo que me separara de Sam. No fue hasta que giré mi cabeza en dirección a la puerta, que me di cuenta que mi ángel guia2habiasido el causante de mi casi infarto.

- ¡Imbécil!- Me acerqué a él, que se estaba riendo de mi reacción, y le pegué en el pecho- Juro que vi mi vida pasar frente a mis ojos.- Dramaticé, observé a Samuel, quien también se reía de mi reacción, levanté mis brazos y los agité frustrada- ¿Qué hice yo para estar con éste par de idiotas?- Ambos dejaron de reír y me miraron serios.

-¡Ey!- gritaron al unísono, ahora era yo la que se reía.

-Ya, ya, dejen de quejarse que tenemos que ir por mis amigos.- Ambos asintieron.

Me asomé por el pasillo para ver si venía alguien pero estaba desierto, les hice una seña a los chicos y sin hacer ruido, caminamos hasta las celdas con sumo cuidado.

Abrimos los barrotes ágilmente, sacamos todos los cerrojos y salimos disparados por la puerta hasta salir de la iglesia completamente.

Corrimos hacia un callejón para evitar estar a la deriva de cualquier ataque, debíamos escondernos un momento para recobrar el aliento.

-¿Y ahora qué hacemos?- Preguntó el ángel con terror- No puedo llevarlos a todos juntos, puedo volar pero tampoco soy Superman.- Dijo mirándome.

-Diablos, no pensé en eso...- Un momento, soy mitad ángel, tengo que tener mis alas también- ¡Eso es!- Grité emocionada, ganándome miradas confusas de todos.

La pregunta sería ¿cómo diablos desplego mis alas?

-Ustedes.- Señale a Sam y al ángel- ¿Cómo hicieron para desplegar sus alas por primera vez?- Ambos se miraron aún más confundidos.

-¿A qué viene eso?- preguntó Samuel.
-Respóndeme, tengo un plan.- Le respondí con urgencia..

-Bien, primero relajas todo el cuerpo e imaginas tus alas abrirse, naciendo de tu espalda, ¿Por qué?- Me alejé un poco de ellos.

Cuando estuve un poco lejos de ellos, me di la vuelta, me senté en el suelo y cerré mis ojos, inhale y exhale, controlando que mí respiración sea tranquila. Lo intenté varias veces pero no pude.

-Maldición.- Murmuré en voz baja, esto era más difícil de lo que parecía.

-¿Qué haces Paris?- La vos de Samuel interrumpió mi respiración.

-Silencio.- Gruñí con impaciencia.

-¡Ahí están!- Se escuchó un gritó del cielo, varios ángeles se acercaban a nosotros, Bacarra y Emma todavía seguían muy débiles, y Samuel no podía usar sus alas todavía.

-Mierda.- Grité. Me levanté enseguida para poder planear algo.

-¿Qué hacemos ahora?- Gritó el ángel desesperado.

-¡Hay que correr!- Tomamos a los chicos como pudimos y salimos corriendo varias calles abajo.

-Ángel, ¿puedes llevar a Bacarra y a Emma?- Pregunté agitada mientras corríamos.

-Sí, ¿Por qué?- Preguntó de la misma forma que yo.

-Llévalos al bosque que está cerca de la casa, rápido.- Lo meditó unos instantes pero después de una mirada severa de mi parte extendió las alas y voló de prisa mientras nosotros seguimos corriendo.

Me paré en seco, haciendo que Sam también lo hiciera. Di un vistazo hacia atrás, viendo el momento en el que los ángeles descendían al suelo y corrían en nuestra dirección.

-¿Qué diablos haces Paris?- Gritó Samuel desesperado porque veía que no avanzaba.

-Tranquilo, tienes que confiar en mí, ¿Sí?- Él me miró aterrado.- Tienes que confiar Samuel, si no, no podremos salir de ésta.- Me observó de vuelta pero se relajo un poco más y asintió. Rodeo mi cuerpo con sus brazos, dejándome apoyar mi cabeza en su pecho.

Me olvidé de todo por un momento, solo estábamos él y yo, y esa fue la relajación que necesitaba. Así que seguí con lo siguiente, imaginé dos hermosas alas blancas, enormes y fuertes que pudieran elevarnos en el aire, nacían de mí espalda.

-Santa mierda...- Murmuró en mi cuello, me alejé un poco de él y ahí estaban. Tan cuál las había imaginado-¿Cómo...- No lo dejé terminar, me situé detrás de él y lo tomé fuerte con mis abrazos. Arriba, abajo, aleteé varias veces para poder levantarnos lo suficiente.

Volé por toda la ciudad como si fuera un pájaro libre y sin problemas, hasta que caí en la cuenta de que nos estaban esperando. Rápidamente llegamos al bosque y pude divisar con facilidad a los chicos desde la altura.

Descendí con mucho cuidado, con una sonrisa en mi rostro y cuando sentí mis pies en la tierra levanté mi rostro orgullosa, para mirar a los chicos, sus caras eran para una foto. Tenían los ojos muy abiertos al igual que sus bocas.

-Tengo que contarles una historia muy graciosa.- Dije mientras me reía nerviosa- Pero aquí no, hay una cueva en el bosque. Ahí podremos escondernos sin problemas.

En Busca De TiWhere stories live. Discover now