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    -Cariño, por favor, escucha lo que te digo - Intento colocar su mano sobre la mía, pero la arrastre lejos de ella. Se quedo unos segundos en silencio, donde pude observar dolor en sus grandes ojos verdes, esos ojos que estuve orgullosa de heredar, pero que ahora no podía ni mirar en el espejo por  que revelaban todo el dolor de mi alma. - Hija, no estas sola, porf...

    - ¿No estoy sola? No digas esa estupidez, no me digas que no estoy sola, por que a las dos de la mañana de todos los días de la semana, cuando la oscuridad me consume y las lagrimas se derraman furiosas, me siento en la cama, miro la habitación y no ahí nadie mas que yo. - Las lagrimas rodaban por sus hermosos ojos. Abrió su boca para decir algo, pero la cerró al instante. - Todo es por tu culpa, por no creer en mi, cuando yo siempre estuve para ti, ahora no me busques mas.

   Me levante de la silla y dos enfermeros me tomaron de los brazos y me arrastraron lejos de ella.

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