Leo salió de la habitación y ella dejó escapar las lágrimas preguntándose una y otra vez qué había hecho mal y sintiendo la falta de Martín más que nunca. Él hubiera sabido cómo manejar a Leo, a él siempre lo escuchó, lo respetó y lo admiró. Él hubiera sabido qué era lo mejor para hacer. De hecho, si él estuviera vivo, Leo no estaría así.

Al principio quiso protestar, gritar, zapatear, arrojar cosas y decirle a su madre que no pensaba ir, que no iba a acompañarle a semejante locura. Que ya bastaba de mentiras y que no era justo que además lo separara de sus amigos en el último año de escuela, pero Vicky lo tranquilizó. Aquella tarde él fue junto a ella y luego de consumir un poco de droga y mantener relaciones, ella lo alentó a que se calmara, tenían un plan y solo necesitaban ser pacientes. Escaparían juntos, solo faltaba un año.

Antes de viajar, Vicky le regaló un calendario con fotos de ambos que había hecho de manera manual. Ella era tierna y cariñosa, era su refugio, y no sabía cómo sobreviviría alejado de su novia. La chica le dijo que fuera marcándolo día tras día hasta que por fin llegara el que habían pactado encontrarse para poder huir. Para ese entonces ambos podrían salir del país sin necesidad del permiso de sus padres, pues serían mayores de edad. Solo necesitaban trabajar y juntar el dinero para los boletos, y una vez en Argentina, el tío de la muchacha les permitiría quedarse en la casa hasta que consiguieran algo. Ambos chicos habían hecho cuentas y se habían puesto una meta para conseguir ese dinero. Vicky ya había encontrado un trabajo como promotora y Leo planeaba buscar algo apenas llegara a ese pueblo, donde probablemente no tendría nada emocionante que hacer, así que trabajar sería la mejor manera de pasar los días y juntar para su objetivo.

Desde la capital del país hasta la Costa Azul, había casi trescientos kilómetros de distancia, el viaje no era demasiado largo, pero para Leo fue interminable, cada kilómetro andado lo alejaba de todo lo que le quedaba estable en su vida, la escuela, su novia y sus amigos.

—Quiero que te portes bien con Magalí y su familia, están siendo muy considerados al dejarnos quedar en su casa —dijo Beatriz y Leo rodó los ojos.

—Tenernos en su casa ha de ser algo divertido para ellos, una novedad en un pueblo aburrido —respondió.

—¿De dónde sacas que Costa Azul es un lugar aburrido? Es un sitio mágico, lleno de playas hermosas. Podrías aprender a surfear o correr por la costa, hacer algún deporte, conocer chicas bonitas —dijo su madre en un intento por animarlo o al menos entablar una conversación amena.

—No me interesa ni el surf, ni los deportes y, mucho menos, las chicas bonitas —zanjó.

Bea suspiró, Leo era difícil, terco y muy cerrado. No siempre había sido así, antes era chistoso, tenía una chispa divertida, hacía bromas un tanto irónicas, que solían causarle la enemistad de algunos, pero el cariño de otros. Solía ser un chico sincero, que no tenía dobleces e iba de frente. Pero ese Leo ya no existía, ahora era un adolescente amargado y retraído, su ironía había perdido su tinte chistoso y se había convertido en ofensas, en palabras hirientes y dolorosas.

—Ya verás que las playas de la Costa Azul pueden devolverte la sonrisa, Leo —prometió su madre sin saber si aquello sería o no verdad, esperaba de corazón que así fuera.

Leo rodó los ojos, nada podría devolverle la sonrisa y mucho menos una estúpida playa. Se colocó los auriculares para dejar en claro que no quería seguir con la conversación. Bea suspiró y elevó una plegaria en silencio, necesitaba paciencia, paz, sabiduría. Necesitaba hacer lo correcto, aunque no supiera exactamente qué era aquello.

Sin darse cuenta, Leo se quedó dormido y cuando despertó, ya estaban en la terminal. Bajaron y cada uno cargó con sus maletas. En otra época, Leo hubiera ayudado a su madre, pero ahora le daba lo mismo. Cuando salieron de la zona de descenso de pasajeros e ingresaron al predio, una familia de cuatro personas los esperaba con carteles decorados en distintos colores y dibujos.

Ni tan bella ni tan bestia ©Where stories live. Discover now