—Jesús, America, ¿como haces para ser tan silenciosa con esos tacos?.—Yo me vuelvo a reír y logro sacarle una sonrisa, haciendo que se marquen sus hoyuelos.

—No lo sé, pensé que me habías escuchado, ya que hay mucho silencio.

—Si, ya es de noche está algo tranquilo pero supongo que estaba muy concentrado.—Los dos sonreímos y nos quedamos un segundo en silencio hasta que el sacude su cabeza— ¿Que querías?.

—Oh, bueno, quería saber donde esta Maxon.

—Él está en el salón con su visita.

—Gracias Etienne.—Nos volvemos a sonreír.

—Por nada, América.—Me doy la vuelta y camino rápidamente al salón, curiosa por ver quien es. Cuando llego la puerta esta abierta y siento voces. Al acercarme reconozco la de Maxon y al parecer, la otra es femenina.

—...cómodo?—Me asomo por la puerta y me encuentro con Maxon y una chica de la edad de él, mas o menos. Observo como se sonríen con familiaridad y el abre los brazos hacia ella.

—Aún está permitido.—Ella sonríe ampliamente mientras se tira a sus brazos, encantada. ¿A que se refiere con que aún está permitido? ¿Se refiere sólo al abrazo? Sacudo la cabeza. Claro que se refiere a eso, aunque no puedo evitar apretar las manos fuertemente ante la imagen, quiero moverme pero no puedo despegar mis ojos de ellos. Luego de unos segundos que se me hacen eternos, se apartan.

...Aunque no mucho.

—¿Podemos sentarnos a hablar, o estas ocupado?—Maxon sacude la cabeza.

—No, no estoy ocupado, podemos sentarnos a hablar. Ven—se sonríen y caminan hasta unos sofás más allá, donde no escucho lo que hablan. Mi pecho duele con esa respuesta. ¿Cómo que no está ocupado?, ¿tan poco significó lo que hicimos como para darle esa respuesta? ¿No puede decirle de dejarlo para otro día y volver conmigo? Me siento tonta por dejar que me inunden los celos, pero después de todo... ¿quien es ella? Por la postura regia y las joyas que tiene, deduzco que es de la realeza, o al menos alguien importante, pero no logro verle la cara.

Aprieto los labios antes de darme la vuelta e irme, rumbo a la habitación. Los dejaré que hablen, además tengo hambre, tal vez pueda pedir room service. Sin Maxon.

POV Maxon.

Camino con ella hasta un sofá, y empezamos a charlar sobre como nos va en nuestra nueva posición. Mientras miro hacia la puerta, esperando a mi esposa. Por un momento mientras Daphne habla me pierdo en mis pensamientos.

Pienso en America y en lo que acabamos de hacer. En sus manos por mi cuerpo, en las mías por el suyo, la suavidad de su piel, y lo caliente y frágil que se sentía en mis brazos. Me corre un escalofrío, recordando. Pienso también en los suaves sonidos que salían de esa boca que tanto amo besar y en... Una mano aparece cerca de mi cara, volviéndome de golpe a la realidad. La miro y veo que tiene una sonrisa en la cara.

—Oye, ¿sigues conmigo? Por un momento pensé que te había perdido en algún lugar de esa cabecita tuya.—Reímos mientras sacudo un poco la cabeza, y me revuelvo incómodo en mi asiento, acomodando mi pantalón. No tuve que haber pensado en eso en este momento.

—No, estoy bien.—Ella se me queda mirando, esperando que siga.—Solo... estaba pensando en mi esposa. América.—creo que estoy quedando patético con la sonrisa que se me forma al hablar de ella. Daphne sonríe, comprendiendo.

—Si, la he visto en la televisión. Has hecho una gran elección, pero aún no la conozco en persona, ¿dónde está?

—No lo sé, la verdad. Me dijo que me alcanzaría aquí, pero no ha llegado.—Se me forma un ceño en la cara y ella ríe.

Luego de la Elegida.Onde as histórias ganham vida. Descobre agora