Capítulo Treinta y uno.

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Volver a vernos.
Capítulo treinta y uno.

{Justin}

Ingresé al primer hotel que recordaba en la ciudad de Nueva York, el vestíbulo estaba rebozando de personas y no es que el hotel sea tan bueno como para tener todas estas personas invadiendo el lugar. Odiaba los hoteles con toda mi vida.

Me acerqué a donde estaba el recepcionista, me dio una sonrisa cordial de bienvenida automáticamente, como si estuviera programado como un robot para hacerlo.

- ¿Me puede dar una habitación?-preguntó, metiendo mi mano en el bolsillo de mi pantalón, listo para sacar mi tarjeta de crédito.

- ¿Estas de broma, verdad amigo?-echó su cabeza hacia atrás, riéndose. -No vas a encontrar ninguna habitación en la ciudad hoy. Hoy es día ciudadano en Nueva York, la ciudad está invadida.

Lo que me faltaba.

Asentí con la cabeza y salí del edificio.

Realmente tenía la mejor suerte del mundo. Me demoré exactamente como una hora entera tratando de encontrar un maldito taxi vacío, cuando lo hice le di indicaciones y el solo encendió el taxímetro y arrancó.

Solo que me quedaba una última opción aquí.

{...}

Abrí la puerta del departamento lentamente, como si tuviera miedo tan solo de entrar ahí.

Era el ultimo lugar que me quedaba. No podía solo regresar al departamento de Thomas y seguirla viendo a ella, después de todo lo que había pasado. Así que como todo cobarde...solo la deje ir, y me aleje.

La sala estaba hecha un completo desastre, desastre que yo mismo había hecho. Al parecer __________ no había recogido nada, el lugar estaba tal cual como lo recordaba ese día. Caminé por el pasillo, que estaba lleno de cristales, había polvo por todos lados, y eso me hizo acordar, sorprendentemente, la alergia de __________.

Llegué a mi habitación, y todo estaba tal cual como lo dejé. Excepto algo. Mi camiseta del equipo de futbol estaba sobre la cama, totalmente arrugada. Encima de esta, estaba un papel arrugado. Desdoblé el papel, el cual resultó ser una foto. La foto que no me había llevado a Washington. Parecía como si alguien hubiera estado sosteniendo tan fuerte la foto que haya terminado así. Tomé mi camiseta de la cama, y la olí. No olía a mí, sino a _______________.

Recogí ambas cosas y salí de mi habitación. Seguí de frente y llegué a la de ella. Estaba abierta y cuando entré nada había cambiado en ella. De no ser por los armarios que estaban vacíos. Me recosté en su cama, y abracé fuertemente una de sus almohadas. Una de ellas cayó al suelo, estiré mi brazo para recogerla por debajo de la cama, pero al hacerlo mi mano chocó con algo duro.

Miré por debajo de la cama, y me encontré con una caja de cartón debajo de esta. La jalé por el costado y la puse sobre la cama.

Había miles de fotos, por todos lados. Una de ________ de pequeña con su tan amado frasco de burbujas en sus manos y haciendo puchero causó algo en mí. La separé del resto, dispuesto a quedarme con ella.

Llegué al fondo, y me encontré con lo que parecía ser un diario. Era todo fucsia y tan típico de niña. Estaba abierto, lo cual significaba que podía abrirlo sin necesidad de una llave.

Me recosté contra la cama, y comencé a leer.

Querido diario:

Hoy a mi maestra de inglés le llevaron un ramo de rosas a la escuela. Ella se puso feliz y lloró, nos dijo a nosotras las chicas que se las había mandado su esposo.

Trilogía Red de Mentiras {Adaptada}Where stories live. Discover now