Capítulo Veintiséis.

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Promesas de amor.
Capítulo veintiséis.


Después de haber introducido la dirección que había recibido por mensaje de Sean al GPS, seguimos las indicaciones que este no daba. Había sido un camino largo, que se hizo muy corto para nosotros ya que nos habíamos pasado todo el viaje escuchando canciones de la radio. Yo comenzaba a cantar, haciendo que Justin frunciera el ceño y quisiera soltar el timón para taparse los oídos. Sí, cantar no era una de mis habilidades.

A diferencia de él. ¿Había algo en lo que pudiera ganarle al hombre? ¿No? ¿Nada? Estaba a punto de entrar a la etapa de negación. En fin, era divertido como Justin me miraba, y no me decía nada porque no quería herir mis sentimientos-por favor, como si no supiera que mi voz es capaz de romper ventanas-solo sonreía, haciéndome reír. Era tan tierno y adorable.

Se detuvo enfrente de un gran portón de rejas blancas. Un hombre apareció, Justin tuvo que bajar la ventana para hablar con él.

- ¿Residencia de la familia Watyger?-preguntó Justin revisando si la ubicación del GPS estaba bien, y no estábamos entrando a una casa equivocada.

- ¿Con quién tengo el placer?-preguntó el portero uniformado educadamente.

-____________ Heather y su adorable novio. -lo pellizqué en el brazo haciendo que brincará- ¿Qué? ¿Me vas a negar no que soy adorable?

Viré mis ojos y me volví a concentrar en el hombre de la puerta, quien estaba comunicándose con alguien por su pequeña radio. Dijo algo rápido antes de regresar a la puerta, presionar un botón y ambas rejas se abrieron.

-Sean bienvenidos-nos dijo.

Justin aceleró e ingresamos al otro lado. Se parecía mucho al enorme jardín que tenía Jordan, del tamaño de varios parques juntos. Pero este estaba más cuidado, y con varias luces alumbrando el camino. Cuando llegamos a lo que parecía ser la casa principal, dos mayordomos estaban en la acera. Justin apagó el auto, bajamos de este al mismo tiempo.

- ¿Me permite llevar su auto al estacionamiento?-preguntó uno de ellos.

Sabía que Justin jamás de los jamases iba aceptar dejar que llevaran su auto, nunca lo había hecho en un restaurante, nunca lo haría aquí. Desconfiaba del resto de personas, pensando que podían rallar a su preciada y adorada Holly. ¿Tonto? No lo digas enfrente de él.

- ¿Vienes conmigo, me esperas aquí, o vas entrando?-me preguntó.

-Voy entrando-respondí a pesar de que me moría de nervios.

Él asintió con la cabeza y regresó a su auto, le indicó al mayordomo que le indicará el camino al estacionamiento.

El mayordomo sobrante me dio una sonrisa de amabilidad, antes de decir un "sígame" y empezar a caminar hacia la enorme puerta blanca.

Todo adentro era brillante y blanco, absolutamente todo, algunos adornos que le daban color a las habitaciones pero todo era completamente blanco. Y muy costoso. El hombre siguió caminando, y ya habíamos pasado varias salas de recibo así que hasta la sala principal iba a ser un camino muy largo.

Cada vez caminábamos más, y cada vez se escuchaban más voces. El hombre se detuvo y me hizo una indicación con la mano, hizo una reverencia y me permitió entrar.

Cuando crucé el portal, a la primera persona que vi, fue a él. Él apenas me vio, su rostro se volvió completamente pálido, sin ninguna expresión en el rostro. Sean tenía una enorme sonrisa, y el resto de su familia me miraba con confusión.

- ¿Tendrías la amabilidad de decirme quien es ella, Walter, y porque la has dejado entrar?-preguntó la mujer de cabello claro, quien parecía nada contenta de verme.

-Fueron órdenes del joven Sean, mi señora. -respondió el mayordomo.

-Sean, dime que no es una de las miles de novias que tienes. Es una cena familiar, chicas como esas no se traen aquí. -le volvió a decir la rubia.

El hombre que lo acompañaba me examinaba con la mirada, y la mujer de cabello blanco y más adulta esperaba paciente la respuesta de Sean. Jordan seguía pálido, sin decir ni hacer nada por completo.

-No, ella no es una de mis novias, lamentablemente. Eso sería algo morboso, ya que es mi sobrina, madre. -le respondió Sean.

-Explícate, Sean. Ahora mismo-exigió.

- ¿Qué demonios haces, Sean?-lo cuestionó Jordan, hablando por primera vez desde que llegué.

-Solo pensé que era un buen momento para presentarla a la familia, es la oportunidad perfecta, ¿no lo crees? Madre, padre y la abuela están aquí. -Sean aún tenía esa sonrisa burlona y arrogante en los labios que me daban ganas de borrarla con un golpe.

- ¿A qué te refieres, Sean? Habla ahora mismo-casi le gritó su padre.

-Pensé que debían conocer al terrible error del pasado de su adorado hijo, Jordan, al que ustedes han confiado todas sus empresas y el negocio familiar. -les respondió él.

- ¿Esto es por eso, Sean? ¿Solo por celos?-lo cuestionó Jordan.

- Terrible error del pasado del adorado hijo de mis padres, te presento a mis padres. Padres, les presento al terrible error del pasado de su adorado hijo.

-Yo...creo...que debería irme-dije como pude, estaba a punto de voltear e irme pero Sean me jaló del brazo, impidiendo mi salida.

- ¿Qué? ¿esos son modales, sobrina? ¿Por qué no saludas a tus abuelos? Ellos están muy felices de conocerte.

Su madre estaba roja de la furia y su padre estaba más confundido aún, si eso es posible. Yo solo quería que este infierno terminara.

-Jordan...di algo...ahora mismo-le gritó su madre.

-Madre, yo no tengo nada que decir. Tu espectáculo acabo, Sean. Espero que te hayas divertido haciendo esto-tomo mi brazo, alejándome de él.

-Bueno, si su adorado hijo no quiere contarles, yo lo haré. La hermosa mujer que ven aquí, muy hermosa por cierto, se llama ___________ Heather, pero de verdad debería ser ____________ Watyger. ¿Saben porque? Su hijo tiene una hija. Pero aquí viene la mejor parte, tuvo una hija con una simple y barata prostituta de la calle.

- ¡No te permito que hables así de mi madre!-le grité soltándome del agarre de Jordan y acercándome a su puto hermano.

-Eso es lo que es tu madre, una simple prostituta de la calle, linda. -, me armé de valor y le di una fuerte bofetada en la mejilla izquierda.

Lágrimas de frustración estaban a punto de escaparse de mis ojos, nadie llamaba a mi madre así. Él no tenía derecho a hablar así de ella, si él no sabe por todo lo que ha pasado. Nadie tiene derecho a juzgarlo, si yo misma no lo hago.

-Veo que no llego tarde al espectáculo-dijo una voz femenina a mis espaldas que conocía muy bien. Demonios, que si lo hacía.

Elena caminó con sus tacones taco catorce hacia donde estaba la mujer del cabello blanco, su cabello estaba suelto y estaba usando un apretado vestido de lentejuelas color plateado. Y por supuesto, compartía la misma sonrisa que el estúpido de Sean.

La gran pregunta era: ¿Qué demonios hacia Elena aquí? ¿Y porque tengo el presentimiento que ella tiene mucho que ver con esto?

- ¿Qué demonios haces aquí Elena?-preguntó Jordan, robándose mi pregunta.

-Yo también estoy invitada a la reunión familiar, hermanito.

Y eso era todo, estaba a punto de vomitar.

Trilogía Red de Mentiras {Adaptada}Where stories live. Discover now