—¡Vamos! —la animo, pero sé que no se le ocurre nada —no lo puedo creer Alexandra. A mí me bastó con escucharlo una vez.

—¿Tiene que ver con vinos? —pregunta.

—No.

—¿Con mamá?

—Tampoco.

—¿La cabeza del otro hombre que fabrica vinos por aquí cerca? —¿Qué? —¿El cadáver del perro de la panadería que le mordió el tobillo hace unos años?

—No... —no puedo con Alex y su mente, en serio que no he conocido a nadie con mejor imaginación.

—¿Una varita mágica? —ay por Dios, llevo mis manos a mi cintura.

Alex está mordiendo sus uñas, se ve tan graciosa, y cuando menos me los espero en un ágil movimiento me quita los papeles de las manos, rápidamente la agarro por la cintura tumbándola en la cama y la dejo inmóvil entre mis piernas y con mis manos tomo sus muñecas, y es que aparte de ser delgada esta mujer tiene fuerza, la tengo que sostener más fuerte y esto que las risas nos restan fuerza, ella inmediatamente cambia su expresión por una mueca de dolor y rápidamente me levanto y mis pies tocan el suelo, espero no le haya hecho daño.

—Lo siento mi amor, ¿Estás bien? —ella se levanta de un salto y corre hasta el baño con los papeles es manos, cierra la puerta antes que yo la alcance, olvidaba lo lista que esta mujer es.

—¡Maldición! —exclamo —te juro que la próxima vez no me haces caer Alex Carlin —a veces a la par de Alex me siento tonto.

No escucho nada del otro lado, y es que no creo que logre descifrar que significa "1 P D GLF Titl", sonrío victorioso mientras me cruzo de brazos y miro hacia la puerta del baño esperando que salga con todo el desconcierto posible. Su celular suena y lo observo que está sobre la mesa de noche, es ese preciso momento sale del baño con su mirada derrotada y yo sonrío más abiertamente.

Me entrega los papeles y los tomo, va por su celular y descuelga la llamada, al parecer es Natalie y eso me hace acordarme de David le dije que tenía que estar hoy temprano en la empresa, tengo que llamarlo.

Salgo de la habitación, marco su número tres veces, el muy maldito no contesta, me estoy desesperando, pero si no ha llegado juro que lo agarro a golpes. Regreso a la habitación, tengo que ducharme, el señor Carlin no tarda en venir por mí.

—Oliver ¿es un palo de golf? —pregunta Alex ¿Lo ha abierto? Porque si lo hizo me voy a molestar.

—Dime que no lo abriste.

—No —que alivio —¿Qué te costó?

—Poco.

—¿Cuánto es poco para ti?

Que mujer más preguntona. Comienzo a desvestirme.

—La curiosidad mató al gato —sonrío —tomaré una ducha, tu padre me mostrará el viñedo ¿Vamos?

—No, gracias. Diviértete.

La verdad esperaba esa respuesta, tengo mucho que hablar con su padre y muchas cosas que entender, y ella no puede estar presente.

El agua recorre mi cuerpo, siento una paz interior increíble, pero luego recuerdo que David anda por ahí y nadie está al mando de mi empresa y mi sangre hierve, salgo de la ducha y vuelvo a marcar su número. Nada. ¡Ah! Inhalo y exhalo, mejor me relajo, vuelvo a la ducha, y dejo que el agua haga lo suyo cuando escucho mi celular sonar, salgo de la ducha corriendo y antes de llegar a la puerta, me resbalo y caigo al suelo ¡Hijo de las setenta mil pares de las quinientas ochenta mil setecientas setenta y nueve mil pares de la gran Putaaaaaa! Ahora tendré un tremendo moretón en las nalgas, me levanto cabreado y llego hasta mi celular, sabía que era David, descuelgo.

—ESPERO ME ESTES LLAMANDO PORQUE YA ESTÁS EN LA EMPRESA —levanto la voz, pensar en David y el golpe que acabo de recibir no me pone de buen humor.

—SI, YA ESTOY AQUÍ Y NO HE DORMIDO NADA ASI QUE SI ME HABLAS ASÍ ME VOY... A LA... MIERDA.

—Ve que hijo de puta... —suelta una sonora carcajada que me encabrona aún más.

—VOY A LLEGAR HASTA ALLÁ Y TIRARTE POR EL PUTO VENTANAL DE TU OFICINA.

—Oliver... me acabo de casar, es obvio que yo solito me tiraré del puto ventanal de mi oficina —intento no reírme, pero recordar sus damas de honor hace que toda mi ira se esfume y suelte una carcajada.

—¿Y dejaste en Las Vegas tus damas de honor? —ironizo, no me quiero imaginar su cara en este momento.

—SI TE ESTAS BURLANDO TE JURO QUE.... —suelta una risita que me causa gracia —esos tipos estaban tan locos.

—Y tu bien sexy con tu traje a cuadros —me carcajeo, ya me cuesta hablar —nunca voy a superar eso.

—Dímelo a mí ni siquiera recuerdo bien como fue mi noche de bodas. Pero supongo que bien porque estoy dolorido.

—Al menos te escucho feliz.

—Ya sabes reír por no llorar como dicen por ahí —comienza a lloriquear fingidamente.

—Y dime tú ahora... ¿Qué se siente ser domado? —llevo mi mano a mi cintura esperando escuchar su épica respuesta.

—¿Yo domado? —resoplo —yo soy un macho pecho peludo.

No me quiero imaginar a Alex y David juntos cada uno con cada cosa que se les ocurre.

—Lo siento, tengo un mensaje de ella y si no lo contesto es ella la que vendrá a lanzarme del ventanal.

—¿Macho pecho peludo decías? —digo con mofa.

—CALLATE —cuelga la llamada y comienzo a carcajearme yo solo, regreso al baño y termino lo que estaba haciendo, me alisto y veo el tiradero en este lugar, no lo soporto, comienzo a poner cada cosa en su lugar y cuando todo ya se ve presentable salgo rápidamente de la habitación, el señor Carlin ya debe estar esperándome.

Cierro la puerta a mis espaldas y observo a Alex sentada en el escalón de las escaleras, tiene sus codos sobre sus rodillas y los dedos hundidos en el cabello. Me acerco rápidamente.

—Alex... ¿Estás bien? —ella voltea su rostro hacia mí y me mira esbozando una sonrisa.

—Si, es só..lo que... —me siento a la par de ella.

—¿Es tu padre? ¿Te ha dicho algo? —niega con su cabeza.

—Está en la cocina esperándote —habla como intentando cambiar de tema, no pregunto más si ella me lo quiere decir me lo dirá.

—¿Segura que no quieres venir? —pregunto, ella vuelve a sacudir su cabeza en negación.

—Mejor me quedaré a ayudar por acá —sonrío, presiono mis labios contra los suyos.

—Cualquier cosa me llamas ¿De acuerdo? —asiente con una sonrisa, comienzo a bajar las escaleras y al llegar a la cocina ahí está el señor Alexander.


Casado con mi secretaria © (Borrador de la 1era edición - 2016)Where stories live. Discover now