Capítulo Cinco

361 40 7
                                    

SON LAS DOS Y MEDIA DE LA MAÑANA. EAHHHH.

Este capítulo igual está un poco flojito, qsí :'v

Por si acaso, eliminé el aviso porque ya tengo computador. PERO no creo que pueda subir capítulo en un tiempo ya que me tengo que mudar, y ya para llegar a la casa son tres días ahre. x'd

###################################################

    Gruñó y se sobó la cabeza con una mano. Síp. Perfecto. El auto tenía balas por atrás y una ventana trizada. Al foco derecho no se le podía sacar ningún uso, y se maldijo a sí misma por no haberle preguntado a Jasper por una básica rueda de repuesto. Incluso pudo sacar el proyectil culpable de un trozo de goma.

    Solo habían pasado unos minutos desde que Agate se perdió de vista, y no tenía idea de a qué calle le había arrastrado Peridot. Tampoco era importante.

    No tenía dinero. Bueno, sí, pero no pasaba de los diez dólares que no se atrevería a derrochar tan rápido. Y pensar que se había llevado los mil quinientos dólares de quien ahora no debe ser más que un fantasma y polvo, y se habría quedado con un millón quinientos mil más si tan solo hubiera hecho bien su trabajo.

    Según Peridot, tuvo que haber perdido la esperanza desde que supo quién la solicitó.

    Ella estaba sentada sobre un frágil baúl dentro de la casa (si se le podía llamar así), que tenía incluso más polvo que la superficie de su refrigerador.

    —Supongo que entre todos los cachivaches que traes debe haber un foco para auto, o algo que regenere con algún tipo de magia el vidrio que se rompió —dijo, aún un poco enfadada por el incidente del vehículo, pero podía dejarlo pasar.

    Se sentó a su lado y temió por su culo cuando las tablas parecieron descolocarse. Creyó que entendería algo, pero al ver la pantalla supo que el trabajo era mejor dejárselo a la más pequeña. Números, letras y signos que parecían una sopa de letras reflejada en los anteojos de Peridot, quien además podía trasmutarlos. Supuso que tenía que ver con esa caja del suelo, conectada con pinzas que siguió con la mirada hasta una placa externa conectada a través de lo que parecía ser un transformador USB.

    La conexión parecía sencillamente un juego de niños. Ahora, ¿el programa? No.

    —Sí, sí tengo, pero no servirá de nada —solo continuó cuando se dio cuenta que Lapis no movía la boca—. No te ansíes. Tenía pensada las posibilidades de que esto ocurriera, no soy tan candorosa. Fluorite vive por cerca. Él nos va a ayudar, no te exaltes —dijo, y Lazuli asintió.

    —¿Esto es lo que le robaste a Agate?

    —No. Bueno, sí, pero no es el plato fuerte.

    —¿Qué se supone que hace?

    —¡Esperaba que preguntaras eso! —Lapis que todo podía dirigirse a lo aburrido con esa sonrisa de emoción.

    —Cálmate. Solo te pregunté qué hace, no cómo funciona, si es lo que querías explicar.

    Peridot suspiró, y la oyó decir un «espérate» mientras siguió trabajando con mucha más concentración.

    Lapis revisó su celular al que no le había echado un ojo desde que se dio cuenta que no se lo habían quitado. Podría considerarse una mal agradecida al no usar lo único que Yellow Diamond le permitió conservar. Diez llamadas perdidas, tres por dos números desconocidos diferentes, cinco de Topaz y tres de la compañía que seguramente quería ofrecerle una nueva promoción. Se preguntó qué podría pasar si le hacía una llamada a Topaz y le decía algo relacionado a su condición, y a pesar del miedo lo estaba considerando, si tan solo no se hubiera enterado que le habían cancelado el maldito plan.

Último Movimiento | Lapidot | Steven UniverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora