Seduciendo a una nerd ©

Capítulo 18.- Amigos.

—Tú lo has dicho, era su amiga —dice Justin mirándolo—. Que Santiago salga solo de su escondite como la rata que es.

—Cállate —dice Ricardo mirándolo.

Ricardo y Justin se miraron de mala manera. En seguida muerdo mi labio.

—Los ayudare, pero no hagan un problema —dije mirando a los amigos de Santiago y Justin me mira.

—¿Segura? —me pregunta Justin y le asiento.

—Era mi amigo, no olvidare todo obviamente, pero quizás lo ayude —digo para encogerme los hombros.

—Yo te cubro. No te preocupes —me dice con una sonrisa.

Me deposita un beso en la frente y los chicos quedan mirando aquel gesto.

—Apúrense con la escena romántica —dice Ricardo y Justin lo mira mal.

— ___ solo trata de encontrarlo —dijo Luis preocupado—. Elena lo humillo frente de todos y entiendo que se quiera esconder pero lo necesitamos.

—No te preocupes yo lo encuentro —le digo con una sonrisa afirme—. Creo saber dónde está.

Al decir lo último beso a Justin en la mejilla para salir del salón de clase y del instituto, iba a perder una clase por alguien que fue mi amigo y me humillo durante años, pero ahora salía toda la buena persona que tenía dentro de mí para encontrarlo y hablar con él, quizás este es mi momento.
Camine rápidamente a un parque cerca de la casa de Santiago, si es que seguía viviendo por esos lugares.

Corazón latió rápidamente.

Aun podía sentir cosas por Santiago pero no eran casi nada por la razón de que Justin se apoderó de ellos completamente. No podía sentir lo mismo como hace meses atrás.

Entre al parque, bueno en realidad no era parque si no un pequeño bosque que nadie iba ahí casi. Pude encontrar el árbol más viejo ya que era reconocible por su altura, asome mi cabeza de lado y pude ver la figura corpulenta de Santiago, cual estaba arrodillado.

Mis nervios se pusieron a flote.

Camine lentamente hasta donde estaba él. Me senté a su lado y lo primero que vi fueron sus ojos mirándome. ¿Estaba llorando por Elena?

—Vete —dice entre sollozos.

—No —respondo.

—Solo vete de aquí —espeta Santiago molesto con sus ojos llorosos.

Me quede callada mientras él giraba su cabeza para mirar a otro lugar.

—Has venido a burlarte de mí —dice Santiago mientras seguía cayendo algunas lágrimas de su rostro.

—¿Tú crees que sería capaz de hacerlo? —pregunto.

—Después de todo lo que te hecho, puede que si —se gira para mirarme.

Oh dios, cuando veces habían anhelado para verlo tan de cerca y hablar con él de esta manera. Mi vista paso a sus labios y él la pudo notar para ponerse incómodo. Esperen... ¿había puesto nervioso a Santiago?

—Puede que si —digo mirándolo.

Pude decir las últimas palabras antes que nos quedáramos callados. No pensé tanto, actué por inercia. De un segundo a otro me puse delante de él, en eso él me mira extraño con sus lágrimas aun en su rostro y rodeos sus brazos, para abrazarlo.

Al principio no reacciono a mi abrazo pero después me rodeo la cintura mientras nuestras piernas se entrelazaban. Escondí mi cabeza en su cuello mientras él se escondía entre mis cabellos. No nos movimos por varios minutos, de hecho podíamos escuchar nuestras respiraciones calmadas y el deseo de hacer esto entre los dos.