—No, no. —Sonríe—. Sólo veo.

La beta le asiente para después devolverle el gesto. Harry baja la mirada, incapaz de sostenerla más tiempo, para luego dejar el frasco en donde estaba con delicadeza. La mujer le sigue con la mirada cuando se aleja.

Ve el brillo de lástima en esos ojos pequeños. Se ve en su lenguaje corporal, en cómo le sonríe a Harry cuando lo ve alejarse. Se siente sofocado. Muy sofocado.

Como si fuese un error.

—Vuelva pronto, joven—le dice la beta a la distancia.

Harry ni siquiera se anima a responderle.

#

En lo asfixiante del silencio, Harry tararea canciones de cuna para poder cerrar los ojos, con su corazón aún en mano y tratando de arreglar la tranquilidad.

Hay cosas que nacieron para romperse, situaciones que se viven para darle un nuevo giro al mundo. El grito de Anne en la planta baja le indica que ya es hora de cenar, pero Harry finge que tiene que terminar de redactar un texto de su trabajo para no bajar y ahogarse en su propio ser.

Siempre asfixiante ese silencio, con canciones entonadas en voz baja, él evitando su reflejo a toda costa, esa sombra traviesa que tiembla pero parece burlarse de él.

Sus manos se mueven por sí solas sobre la pantalla de su celular. Escribe y borra el texto en diversas ocasiones, aún cuando redacta las mismas palabras en el mismo lapso de tiempo. En el fondo de su mente, el perfume que tuvo entre sus manos por unos segundos parece andar de un lado a otro.

Su alfa interno, como le llaman las personas más ignorantes a esa parte salvaje dentro de toda persona con la misma dinámica, no parece reaccionar.

En lo asfixiante del silencio, Harry deja de tararear canciones con tonos de amor.

En lo asfixiante del silencio, su sombra parece burlarse de él, pero puede verla temblando de un lado a otro. El dolor palpable, el dolor presente, el que es inolvidable.

#

Sin necesidad de abrir los ojos, sabe que Gemma es la entra a la habitación sin tratar de ocultar su esencia. Tan típico de ella.

—Despierta, dormilón—le susurra, moviéndolo con delicadeza. Aprieta los ojos aún más—, que te cantaré las mañanitas.

El tono que utiliza es de amenaza pura. A Harry no le queda de otra más que quejarse un poco, quitar la mano de Gemma de su hombro para abrir los ojos sólo un poco. El que Gemma Styles le cante las mañanitas a quien sea es demasiado terrorífico, en especial con esos... errores que se escapan por su garganta cada que intenta alguna nota alta.

Más bien parece un alarido.

Pero, por su bienestar, jamás le ha dice nada al respecto. Ambos son alfas—y eso duele—, lo suficiente maduros como para no enojarse por una tontería así. Sin embargo, sabe que a Gemma le da mucha esperanza el tratarlo a él como si fuera un pequeño, protegiéndolo de todo el mal en el mundo.

Harry le estará agradecido para toda la vida.

Gemma le canta las mañanitas y le desea un feliz cumpleaños. Ella se recuesta a su lado, la sonrisa más radiante y hermosa en sus labios, sus ojos brillando de orgullo al verlo crecer. De todas las personas que Harry conoce desde que tiene memoria, Gemma es a la que tiene más miedo de perder. De ya no verla, de olvidar su esencia aún cuando, según su biología, es algo imposible.

Son cosas que no dice en voz alta, pero sabe que Gemma está al tanto de ello.

—Ahora—ella continúa, el mismo sentimiento latiendo en su voz temblorosa—es momento de que abras tu regalo.

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⏰ Ostatnio Aktualizowane: Jun 23, 2017 ⏰

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