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Cada día por medio, desde las 15:30 hasta las 17:30 una mujer mayor me mira sobre sus espesos anteojos mientras paciente intenta que cuente algo.

  -¿Entonces que hiciste en el fin de semana largo?

Me recosté tranquilamente sobre el largo sofá negro, mientras habría el envoltorio de un caramelo de cereza y me lo llevaba a la boca.

  -Intente tirarme de la azotea - Gire de apoco mi mirada a ella. A pesar que no me gusta hablar con nadie me gustaba soltar una que otra cosa en mis sesiones, la volvía loca, realmente me encantaba hacerle creer que me habría, que por fin tenia una especie de alianza conmigo y luego la rompía frente a sus ojos. - Pero no tuve el valor suficiente

  -¿Sigues oyendo que alguien te llama? - Volví mi mirada al techo, me perdí en los dibujos que hacían las manchas de humedad. - Hoper - Me llamo segundos después.

  -Si - Susurre - Mientras duermo me atormentan... - Sentí como el miedo se apoderaba de mi cuerpo, mi corazón palpitaba muy fuerte.

  -¿Quienes? - Su pregunta me saco del trance, me senté sobre el sofá mientras me envolvía con una manta y la mire.

  - Ellos.


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