Capítulo 9

28 5 0
                                    


El día martes no fue fácil, apenas había pisado la entrada del hospital observé como un par de autos policíacos se avistaban en los estacionamientos principales, mi mente me calmaba repitiendo una y otra vez que no era extraño encontrarlos, siendo que había una urgencia de por medio donde muchos detenidos pasaban a constatar lesiones o víctimas de accidentes que involucraran su intervención; algunos autos se encontraban vacíos y otros con uniformados observando las personas que entraban y se retiraban del recinto, esa misma y cauta mirada me hacía temblar ¿Esperaban a John Savack? Nota mental — dejar de ver CSI y Criminal Minds. Del auto negro no había avistamiento, me preguntaba si la presencia policial tenía que ver con aquello.

De Charlie había sabido poco y nada, mensajes vagos y mucho trabajo no habían permitido que la comunicación fuese fluida o al menos eso creía o eso quería pensar, me alertaba que desde mi desconcentración hubiesen surgido consecuencias.

Siendo ya miércoles con una nueva jornada laboral, seguía esperando un mensaje animoso de Larson; de pronto vi el cabello de Sandy Summers paseando por el quinto piso, instantáneamente dejé mi teléfono en el cajón del escritorio y me concentré en lo que debía, no sin antes ponerlo absolutamente en silencio. Debía ser profesional y mis pensamientos debían estar en el lugar correcto, en el Hospital de Boston y nada más allá de eso. Tomé la carpeta para hacer la ronda diaria de los pacientes tras las medidas que se dejaban en la mañana, era el momento preciso, Sandy estaba allí, me luciría y callaría su gran y hedionda bocota. Le haría saber lo interesada que estaba en si funcionaban y respetaban las medidas. Los que más las faltaban eran los mismos familiares en pleno horario de visitas.

— Pieza uno lista, pieza dos también, pieza tres check, y la cuarta, una de las que me había traído problemas la semana pasada, un paciente con precauciones por contacto. Interesante — dije en voz baja.

Caminé hacia la habitación cuatro, allí se encontraba Donald, estaba con medidas por contacto, lo que significaba que sólo debía ser tocado con guantes y pechera, medidas que su histérica esposa no respetaba. Si era su esposo debía tocarlo, cuidarlo y nada le pasaría a ella, "nunca me enfermo señorita Thomas".

— Buenos días Donald, Buenos días señora Clark — mientras me saludaban de vuelta observé como la señora Clark se encontraba sin sus guantes, sólo con la pechera y un pequeño grito en mi interior se hizo presente. Mis ojos no disimularon y la señora Clark sabía lo que había sucedido. Antes de que pudiese decir una palabra se puso el parche antes de la herida.

— Enfermera Thomas, apenas había llegado, sólo lo estaba saludando, ya me pongo los guantes — corrió rápidamente a la caja que se encontraba al costado del mesón y torpemente inició con la postura de guantes.

— Recuerde lavarse las manos antes señora Clark, espero no tener que ponerles restricciones a sus visitas — dije sonriendo suavemente.

Pese a la delicada condición de Donald no perdió la oportunidad de reírse de su esposa, como lo había mencionado muchas veces, nadie lograba dominarla como lo habían hecho las enfermeras del quinto piso. Una vez satisfecha caminé para continuar la ronda.

Con carpeta en mano seguían avanzando los check, hasta la habitación siete, era la que más pacientes tenía y estaba atochada con un par de estudiantes, oportunidad perfecta para evaluarlos. Otra de las labores, era supervisar el correcto comportamiento de los chicos.

En medio de la observación las manos de Miranda llegaron a mi hombro, se acercó a mi oído para susurrar — hay dos chicos guapísimos esperando en la sala de espera, creo que uno es tu Charlie — mi estómago volvió a retorcerse, eran dos chicos. ¿Por qué dos? ¿Si era Charlie, con quién venía? Finalice rápidamente las observaciones para volver a la oficina, lugar que le pedí a Miranda que los trasladara, sentada, nerviosa, esperaba que tocaran la puerta. Segundos antes noté como en mi teléfono había un mensaje de Larson, hacía sólo una hora que había escrito "Necesitamos hablar" — Joder — porque no vi antes el mensaje, nada peor que esa frase. ¿Acaso alguna vez le había dicho que trabajaba aquí? Si, si lo había hecho. 

Las decisiones de Riley [TERMINADA]Where stories live. Discover now