Capítulo 11

20 2 0
                                    

Alice Brook

Ya pasaban más de 10 minutos que estaba en la puerta picando y no recibía ni una mísera señal de vida de esa casa, decidí coger la llave que había debajo del felpudo y abrí la puerta. Miré a mi derecha y solo había platos y vasos rotos y sangre, bastante sangre.

Me faltó tiempo para empezar a preocuparme y gritar el nombre de Ethan, nada bueno podía haber pasado.

Subí corriendo a la planta de arriba y me lo encontré tirado en una esquina del lavabo, lleno de heridas por los brazos y con una botella de vodka casi acabada, me fijé mejor en su cara y pude ver que estaba llorando, me acerqué lo más rápido que pude.

-Ethan cariño ¿¡Qué te ha pasado!? ¿¡Qué es todo esto!? – necesitaba explicaciones rápidamente.

-Soy un idiota, no valgo para nada, todo lo que quiero, todo lo de mi alrededor, todo lo que me importa...- dijo llorando.

-¿Qué? No te entiendo amor ¿Cómo ha ocurrido este desastre?

-Mi hermano pequeño, Alice, eso ha ocurrido.- Pude ver como unas lágrimas le volvían a recorrer toda la cara.- 12 años tenía, 12 malditos años, nadie merece tener una vida como la que ha tenido él, una infancia llena de dolor y maltratos, y hoy, cuando lo iban a traer aquí conmigo, que me habían dado la custodia, la maldita custodia, justo hoy, tenía que haber un accidente de coche.

-Cariño, sabes que eso no es culpa tuya, tú has hecho siempre todo lo que has podido y más.- Intentaba tranquilizarlo pero sabía de sobra que era bastante difícil.

-¿Qué no he tenido la culpa? Yo era el hermano mayor, se supone que los hermanos mayores son los que se preocupan y cuidan de sus hermanos pequeños, ¿y que hice yo cuando nos llevaron al orfanato? ¡Nada! No hice absolutamente una mierda, sí que es mi culpa Alice y tú no lo ves. Lo que más quiero, lo que más me importa, siempre acaba mal. Mírate a ti, que no te pude salvar de esos cerdos en casa de Josh.

-No Ethan, si no fuera por ti, seguro que esos cerdos ya hubieran hecho cosas peores, tú me salvaste de aquellos enfermos mentales. Si no fuera por ti, el día que se metieron conmigo esos tíos, aún seguirían haciéndolo, y lo más posible es que ahora fuera el hazmerreír de todo el instituto. Si no fuera por ti, me quedaría llorando sin que nadie me secara las lágrimas después de ver alguna película triste. Si no fuera por ti, no sería tan feliz como lo soy ahora. Si no fuera por ti, dime, ¿Quién se quedaría todas las noches en vela solo por hablar sobre cosas sin sentido? ¿Quién me daría la mano en los momentos de debilidad? ¿Quién me sacaría de mis casillas hasta volverme loca? Sí, loca, pero loca por ti. –Se intentaba aguantar las lágrimas pero acababa cediendo.- Todo ha sido gracias a ti, quizás hace un año no me imaginaría todo lo que está pasando, pero te prometo que no cambiaría nada ¿Y sabes por qué? Porqué sin todo esto, no tendría tu ejemplo de lealtad a seguir, no tendría una relación tan fiel como la que tengo ahora, no tendría una persona tan especial a mi lado, no tendría un motivo por el que seguir, no tendría nada si no fuera por ti. Por ti, Ethan Miller. Y que sí, que hemos pasado por muchísimos problemas y cambios, pero tú has sido lo único constante. El que día a día ha estado ahí, en los buenos y en los malos momentos. Y quiero que sepas que siempre voy a estar ahí, que no me pienso separar de ti, tal y como has hecho tú, siempre Ehan...Siempre.

-Alice Brook ¿Sabes qué? No me imagino ni un solo día sin ti, estos momentos me hacen darme cuenta de que no he podido tener más suerte en tenerte.- dijo entrecortándose por las lágrimas, tenía más que claro que este chico era lo mejor que me había pasado.

Finalmente, se acabó levantando y se sentó en la encimera del lavabo, yo saqué todo lo necesario para curarle las heridas que se había hecho.

-Veamos que se ha hecho este cara culo en los brazos...- dije intentando calmar un poco más el ambiente, pude ver como se le escapaba una sonrisilla de lado. – Dios, sí que te han debido insultar los objetos de la cocina para haberles pegado tan fuerte.- dije riendo, le curé las heridas y las vendé.

Ethan Miller

Mientras Alice intentaba curarme las heridas podía ver esa cara de concentración que ponía siempre que quería hacer algo bien, la verdad es que no he tenido mayor suerte que ella, a pesar de todo.

-Ah! Que me haces daño!- dije sorprendido, de repente le cambió la cara y me miró fijamente a los ojos.

-Dios, lo siento peque es que...- dijo preocupada, me empecé a reír y supo que era broma.- uf de verdad, eres más tonto...

Me acerqué un poco más a su cara y volví a rozar esos labios que tanto extrañaba, tenía esa ansia de niño pequeño que solo ella conseguía.

Me baje de la encimera y la puse a ella, acariciándole todo el pelo, pasando mis manos por todo ese cuerpo bien esculpido. Estaba claro, siempre sería mía y yo siempre sería suyo.

Notaba como se caía todo lo que había en la encimera y me hacía más daño en las heridas de los brazos pero no me importaba.

Se convirtió en un beso apasionado, con ansías de más, la acerqué hacía mi apretándole el culo con fuerza y dulzura a la vez, tal y como sabía que le gustaba.

Me seguía el beso mientras me quitaba la camiseta, pero justo unos minutos después sonó mi móvil, miré de reojo y pude ver que era Alex. Me separé un poco para coger la llamada pero Al fue más rápida y me lo quitó.

-O el móvil o yo...- puso esa voz juguetona que me hacía elegir sin dudarlo.

-Uf difícil decisión ¿Cuál escogeré?- dije queriéndole picar, puso una cara de niña pequeña y empezó a hacer pucheros, cedí y colgué la llamada, ya llamaría a Alex un poco más tarde, los buenos besos valen demasiado y más si son los suyos.


Carta 623Donde viven las historias. Descúbrelo ahora