—¿Nos vamos? —hablo, ella me sonríe. Tomo su mano y ella toma un saco que reposa sobre la cama, se lo pone antes de salir por la puerta.

La limusina nos lleva al lugar, en el camino hablo con uno de mis socios, pero las piernas de Alex me distraen. El vestido llega justo arriba de su rodilla, pero al sentarse y cruzar las piernas me da un gran paisaje de sus muslos. Ella va recostada en mi hombro y me acomodo mejor para acariciar su cabello.

Llegamos al lugar y sólo unos minutos después la reunión inicia. No sé cómo, pero mi mano terminó acunando la mano de Alex en toda la reunión, ella entrelaza sus dedos con los míos y me sonríe cuando vuelvo mi mirada a ella.

Al terminar, hablo con unos socios mientras Alex se ha quedado cerca de la mesa de las bebidas, dos señoras se le acercan, esposas de dos de mis socios y ella gentilmente se presenta con ellas. No puedo evitar notar como parece intrigada en la conversación aunque estoy seguro que no le están hablando de algo que ella le interese escuchar. Levanta su mirada y sus ojos se clavan en los míos, sonrío y ella me devuelve la sonrisa de una manera dulce.

Luego de alguna hora, luego de cenar, regresamos a casa. Me cambio para continuar haciendo el informe y Alex se ofrece a ayudarme, me gusta trabajar con ella. Le explico las cosas que debe hacer y entiende de una manera rápida.

Una vez que termina su parte, va en dirección al baño. Al salir, puedo notar que se ha cambiado el lindo vestido verme, ahora lleva unos shorts bastante cortos y esas ganas de tocar esas piernas vuelven a mí. Se sienta a la par mía luego de ir a la nevera por helado.

Su celular suena, me da curiosidad su gesto y luego suelta una risota, frunzo mi entrecejo. Comienza a teclear y me pica la intriga, le arrebato el celular para saber quién la divierte tanto y de inmediato ella se ubica a horcajadas sobre mí intentando quitarme el aparato. Lo único que logro observar es el nombre de Natalie porque de inmediato toma mi rostro entre sus manos y lleva sus labios a los míos.

Esto me desconcentra.

De inmediato dejo caer el celular sobre la cama, yo sólo quería saber quién era y ya lo sé, me relaja saber que no es ningún chico. Rodeo su cintura con mis brazos y la apego más a mi cuerpo. En esta posición pronto va a notar mi erección pero de inmediato ella de un salto se lanza a la cama a tomar el celular. No puedo evitar reír, tomo su pie y tiro de ella hacia mí para forcejear por el estúpido celular aunque ya sé lo que quería saber. Ahora, me miro sobre ella con una de sus piernas aprisionada entre las mías.

—¿Qué me estarás ocultando? —enarco una ceja, su rostro muy cerca al mío gesticula una gran sonrisa.

—Nada —enarca una ceja de igual manera.

Sonrío, viendo ese lindo verde de sus ojos. Siento la necesidad de besar esos labios, sin embargo, beso su mejilla, de una manera tan tierna como nunca he besado la mejilla de nadie, pero mis labios siguen reclamando unirse con los suyos. Comienzo a besar su mejilla hasta llegar a la comisura de sus labios.

—Si no es porque leí Natalie en ese celular, en estos momentos estuviese tirando todo y de regreso a Nueva York —hablo en serio. No sé porqué me molestaría.

De inmediato, mis labios toman posesión de los suyos, de una manera delicada me paseo por cada uno de ellos, tienen sabor al helado de chocolate. Ella pasa sus manos por mi abdomen de una manera suave, agradezco sólo haberme puesto el pantalón de dormir para poder sentir la calidad de sus dedos sobre mi torso desnudo.

Por un momento, siento que me voy a descontrolar, mucho más cuando mi mano se postra sobre su muslo, esa tersa piel hace contacto con la palma de mi mano.

Quiero comérmela.

Sexualmente hablando.

Pero no quiero arruinarlo, no quiero arruinar lo que sea que tengo con Alex porque es algo lindo aunque no sepa qué es. La primer mujer con la que me he controlado tanto, no sé cómo hace para hacerme sentir de esta forma.

Casado con mi secretaria © (Borrador de la 1era edición - 2016)Where stories live. Discover now