CAPITULO 1

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Al abrir sus ojos, pudo notar que todo era completamente desconocido, las blancas paredes de esa habitación llamaban mucho su atención, sus manos y mejillas estaban heladas, como el caudal que corre por las orillas de los intensos nevados. Su sorpresa la limitó a levantarse de aquel sillón blanco.

—Me duele el cuello—exclamó mientras agitaba la cabeza de un lado a otro en un intento de calmar un poco su incomodidad. Sin embargo, en unos pocos segundos la extrañeza del lugar acaparó toda su atención. —¿Dónde estoy? — miraba a todas partes sin poder entender lo que estaba sucediendo.

—Tienes razón, este lugar ni siquiera se encuentra cerca de la tierra —dijo un hombre de tez blanca, cabello claro y que tenía ¿alas?.

Al verlo descender, ella pensó que se estaba volviendo loca, frotó sus ojos con tanta desesperación que lo sorprendente hubiera sido que no resultara lastimada. —¿Qué clase de sueño es este? —susurró escéptica.

—Este no es ningún sueño, esta es tu realidad — Contestó aquel chico de túnica blanca.

—Claro y yo soy un fantasma —afirmó sarcásticamente la mujer de ojos color caramelo, rostro brillante y cabello negro, mientras fallaba en el intento de buscar una salida.

— Así es, pensé que lo tomarías a mal, por ello no quise ser tan directo, pero veo que eres muy inteligente.

—¡Espera! ¡Espera!, quizás escuché mal — gritó aterrada. —¿Qué soy qué?

—¡Silencio! Estamos a menos de dos metros, no es necesario que grites; sabes que esto no suma a tu favor, ¿verdad? —él tapaba sus oídos para prevenir otro futuro grito por parte de ella. —Lo que quiero decir, es que estás muerta.

Al escuchar eso, ella retrocedió y su mirada se dirigió hacia todos lados, ya que no entendía que estaba pasando — ¿Qué? —trataba de mantener la calma, aunque cualquiera en su lugar, mínimo se hubiera desmayado.

—¿Eres sorda?

—No, pero yo no puedo estar muerta, esto debe ser una equivocación. Estás jugando con la persona incorrecta —desesperada tomó la mano del ángel, su mirada tampoco se despegaba de él, ella tenía la esperanza de que en cualquier momento mencionara que esto era broma, aún cuando era consciente que había cosas que no cuadraban por completo.

— Nadie muere y llega aquí por "equivocación", tómalo como parte de la vida — Dijo él mientras se paseaba por casi todo el lugar, incluso ocultó sus alas para poder sentarse cómodamente en el sillón.

— ¿Por qué no recuerdo mi nombre? ¿Por qué no recuerdo cómo me llamo? ¿Tú lo sabes? — aunque todavía trataba de asimilar la situación, ella ya se había percatado de lo más importante.

—Por supuesto que lo sé, pero no puedo decirte, a menos que puedas adivinarlo. Sé que tu corto cerebro no ayudará, por ello te daré algunas pistas ¿Ok?

—No sé si sentirme agradecida u ofendida, pero acepto.

— Tu nombre significa "la que progresa y triunfa", hasta lo puedes encontrar en la biblia—lo que mencionó sólo logró confundirla más, pero al pensarlo un poco, respondió dudosa.

—¿María? ¿Ana? ¿Sara?

— En serio eres muy bruta, ¡lo siento! ¡Lo siento!, que Dios me disculpe, pero para que tengas un nombre bíblico enserio eres bien tonta—respiró profundo. — Creo que esto no funcionará contigo, te llamas Leah ¿Contenta?

—No soy bruta, solo estoy confundida, pero ahora que ya sé mi nombre, ¿me podrías decir algo más sobre mí? —los vacíos que había en sus pensamientos despertaban cada vez más su curiosidad. — No recuerdo nada ¿Por qué?

STIGMA (TAE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora