Capítulo 12.

142 7 1
                                    

Nos levantamos bastante tarde, temíamos perder el avión que nos traía de refreso. México era una ciudad muy preciosa y me dio mucha tristeza no poder quedarme más días en ella.
Luego de armar todos los bolsos, llamamos a otro Uber para que nos llevara directo al aeropuerto, realmente me molesta muchísimo tener que recordar todo ese viaje, fue algo muy denso y aburrido, el avión no tenía un cargador así que tuve que viajar ocho horas sin música, ya que a mi celular le quedaba un veinte porciento de batería, y mirando todo un cielo negro, ya que, para colmo el avión en el que nos subimos bloqueaba las ventanas con una luz, era extraño de explicar pero se sentía como un encierro y era algo que me molestaba. Por culpa de eso, no pude dormir, así que comencé a imaginarme la vida de las personas.
En el pasillo frente a mi había un señor bastante gordo debo decir, me lo imaginaba bastante adinerado pero con una mísera vida. ¿La esposa lo dejó? No, peor aún. Sus hijos, sí, sus hijos lo abandonaron y busca la felicidad en la comida rápida, básicamente gasta toda su vida en el casino y para colmo vive perdiendo.
La mujer de adelante, con un niño, seguro lo raptó y está buscando métodos para huír, lástima que en cualquier momento se le va a acabar el dinero.
Y así, con todos los pasajeros del avión hasta que una hora antes de llegar pude por fin dormirme, era una completa pena hacer esto sola, necesitaba un compañero para seguir.

Mi mamá me levantó, habíamos llegado a Buenos Aires por fin; y ahora había un paso aún más tedioso: poder entrar acá.
Sería todo mucho más fácil decir que soy de acá y poder por fin irme a mi casa.
Después de pasar todos los métodos de seguridad, estaba mi papá esperándome junto a mi prima, la felicidad que me dio verlos era bastante grande.
Mientras caminábamos hasta el estacionamiento del aeropuerto, comenzó a sonar mi celular. No quería antender ya que sabía quién era, y mi prima no sabía nada al respecto de Mariano, así que dejé que siguiera vibrando y me subí al auto, mi prima se quedaría a dormir en mi casa así que creo que ese sería el momento apropiado para hablarle de Mariano.
En mitad del camino volvió a sonar mi celular, pero esta vez era Nancy. Me daba miedo atender así que decidí hablarle por mensaje.
Perséfone: Nancy, ¿Qué pasó?
Nancy: Nada, Mariano me pidió que te avisara que la gira al final son cinco días y no trece, porque no llegaron a concordar bien con los teatros, pero no le atendiste el celular así que creyó que seguías viajando.
Perséfone: No, ya llegué acá, ¿Por qué no me escribió él?
Nancy: Estaba organizando el show de hoy, además adelantaron un meet and greet.
Bloqueé el celular y esperé a llegar a casa, cuando lo hice tuvimos que bajar los dos pequeños bolsos y una vez finalizado esto, entramos.
Con Lena nos dirigimos a la habitación y todo parecía ser normal hasta ahora, hablamos de ella y un poco de mí, me contó como iban sus vacaciones y así sucesivamente. La verdad es que era un poco aburrido escucharla, no es por nada personal pero todo parecía ser muy sistemático, el simple hecho de tener un horario para todo me es muy molesto, y por lo visto su vida es demasiado ordenada.
No es por nada, pero yo no soy la más indicada para hablar de un órden, soy bastante impuntual, y desordenada, tanto en mi vida cotidiana como en mi cabeza, tengo todo en cualquier parte.
Volviendo al tema, cada vez se hacía bastante tarde, y mientras mi prima me contaba de su vida, yo esperaba con ansias un mensaje de Mariano, hasta que por fin, llegó.
Marian: Acabo de salir del meet and greet. ¿Te llamo?
Perséfone: No, no. Después te llamo yo.
Mariano: ¿Te avisó Nancy lo de la gira?
Perséfone: Sí, sí. ¿Cómo te fue en el meet?
Mariano: Bien, se agotaron. Una chica corrió tanto que casi nos caemos al suelo.
No pude evitar reírme con el comentario que había hecho, ¿Lo decía en serio? Ay, pobre.
Perséfone: Jodeme, estoy tentada.
Y mientras la conversación iba perfecta y Mariano escribía, a mi prima se le dio por preguntarme con quién hablaba. De todos modos se enteraria tarde o temprano de toda la verdad, así que le dije que se sentara conmigo en la cama que le explicaría todo.
— Digamos que soy amiga de Mariano.
— Dale, yo de Justin Bieber.
— No, Lena. En serio.
— Yo también te lo digo en serio, Percy.
— Lena, escuchame, te lo digo en serio. ¿Te acordás de Nancy, mi amiga de natación? Su mamá es amiga de la madre de Mariano.
— No te veo en ninguna parte de la historia...
— Me invitaron al soundcheck y hablo con Mariano desde entonces. ¿No viste el tweet?
— No uso twitter. ¿Y cómo me lo probás?
Negué con la cabeza, ¿Por qué no me creía? Tomé mi teléfono y busqué su número.
Perséfone: ¿Te puedo llamar?
Marian: Rápido, tengo que empezar el show.
Y marqué.
Marian: ¿Qué pasó?
Perséfone: Mi prima quiere decirte hola. ¿Lena, hablás? — Y se la escuchó saludando.
Marian: ¿Hola...?
Perséfone: Lena.
Marian: Hola Lena, chicas, las tengo que dejar. Tengo que empezar el show, te quiero Per. — Dijo y me cortó.
— ¿Ya me crees?
— No lo puedo creer, Perséfone, sos amiga de tu ídolo.
— Se podría decir que ¿sí?
— Ay no, me muero.
— Para, Lena. Tiene que ser un secreto, ¿sí? Por favor, no se lo digas a tus amigas.
— Confiá en mí. ¿Se vieron alguna vez?
— Grabamos un video juntos.
— Ay no, no llores por mí, ya estoy muerta por dentro.
— Te amo, tonta.
— Yo a vos, Percy. Te lo merecés mucho.

Enamorada de Uno Igual al Resto. (Mariano Bondar)Where stories live. Discover now