Prefacio. #Diane

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Estamos en el aeropuerto. Acabamos de bajar del avión y hemos llegado a Jacksonville. Jared coge las maletas y carga con ellas. Mientras él avanza, yo me quedo parada y parpadeando. No me puedo creer que después de pasar toda una vida en Nueva York, ahora me tenga que mudar con mi hermano mayor de veintitrés años a su apartamento. Todo ha pasado muy rápido y sinceramente, aun no lo he aceptado. Mi padre, está bastante lejos de aquí. Mi madre, con su nuevo novio, recién casados, está en mi antigua casa en Nueva York. Después de que se volviera a casar, no quería estar de nuevo con su problemático y tercer marido. Así que Jared, me propuso venir a vivir con él a su apartamento. A penas me pude despedir de Angie, mejor amiga desde la infancia y compañera de clase. Me pregunto que debe de estar haciendo ahora mismo. Luego la llamaré.

-¡Vamos, Diane!-me avisa Jared, con irritación en su voz.

Me doy prisa por llegar hasta la salida del aeropuerto. Cogemos un taxi, y nos dirigimos al nuevo apartamento.

Contemplo el rascacielos que hay delante de mis narices, majestuoso y alto.

-¿No es muy caro, no?-pregunto mientras mi hermano, sube unas pequeñas escaleras que conducen al portal. Coge las llaves de su bolsillo-Porque sabes, que puedo buscar un trabajo y pagarte  una parte del alquiler, o de las facturas.

Niega con la cabeza y sonríe.

-No hace falta, hermanita. No te preocupes. Lo llevo controlado.-entra en el ascensor cargando mis tres maletas y me guiña un ojo.-Entra, tortuga.

Siempre me ha llamado tortuga, tiene razón soy muy lenta. En cambio, Jared es demasiado rápido.

Mientras subimos por el ascensor hay la típica canción de moda para bailar en una discoteca y que seguramente, le gustará a todo el mundo. Sin embargo, a mí no me gusta. La encuentro horrenda y considero que la podría cantar cualquiera.

Llegamos al piso deseado. Me enseña de la cantidad de apartamentos que hay, cuál es su puerta. La 507.

Al entrar, rápidamente tengo el impulso de taparme la nariz, porque huele excesivamente mal. Sé que Jared, no cuida mucho la higiene de la casa, pero no esperaba encontrarme algo así. Por Dios.

-Esto huele que apesta-le digo. Con mi mano, intentando ventilar el ambiente-De verdad, Jared, tienes que poder limpiar esto.-hago como si fuera a vomitar.

-Tampoco es para tanto, ¿no?-me pregunta elevando una ceja y sonriendo.-Es que, hermanita, sin ti no puedo tener esto limpio. No tengo tiempo a penas, entre la uni y demás.

Sí, definitivamente, voy a limpiar esto. Casi me lloran los ojos. Suerte, que las chicas no ven su apartamento sino su físico, porque si lo vieran se irían corriendo.

-Escoge la habitación que quieras-deja las maletas en el suelo y se va hacia lo que parece ser la cocina-Hay dos libres, aunque una sea la habitación de invitados.

Mi hermano es así, no tiene la prioridad de enseñarme el apartamento, porque se cree que ya sé cómo es. Genial.

Pues es bastante grande. Cuando entras, aparte del olor, hay un gran comedor, decorado, pero no excesivamente con una televisión de pantalla plana. Debajo está la Play Station 3, con sus juegos favoritos. Es decir, tiene tiempo para jugar al Call of Duty, pero no tiene para limpiar esto.

La cocina, no muy grande, pero suficiente para dos personas, tiene unos muebles bastante modernos y al estilo retro. Entro en una habitación que al parecer, es la suya. Muy desordenada, con un gran escritorio del cual reposan libros pesados y su portátil. En su cama, hay unos peluches que reconozco de cuando éramos niños.

Me dirijo a la habitación de al lado, parece nueva con una cama, un escritorio, algunas estanterías vacías y un armario. Supongo que me instalaré aquí. Pero le voy a dar un estilo Diane. Ahora no, claro. Y por último, está la habitación de invitados que está al final del pasillo. Noes muy grande, pero hay una cama de matrimonio que lo flipas.

-¿Tienes hambre?-Jared se asoma a la puerta.

-Eh, sí claro-le respondo acabando de mirar la habitación.

Después de picar algo, (porque comer palomitas no sé si es cenar, a parte, Jared se las ha comido casi todas) decido coger las maletas e instalarme en mi nueva y acogedora habitación, mientras mi hermano, mira la televisión.

Acabando de poner mi ropa en el armario, suena una notificación en el móvil. Lo desbloqueo y es un WhatsApp de Angie: “¿Qué tal el viaje? Por aquí ya se te echa de menos”. Le respondo: “Muy bien, por mi nueva habitación pululando, también se te echa de menos”.

Quiero irme a dormir, ya. Porque sinceramente, estoy cansada del viaje y de que todo haya pasado tan rápido. ¿Cómo estará mamá? Me dijo que me llamaría una vez a la semana, pero no es mucho de cumplir promesas.

Me pongo el pijama, me estiro en la cama y me tapo con las sábanas. A soñar con Morfeo. 

Collins' secrets.Onde as histórias ganham vida. Descobre agora