Segunda Parte: Vida Ordinaria

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"Abre los pulmones, lava el semblante, ejercita los ojos y suaviza el temperamento; así que llora". Charles Dickens

Oh No!!! Nooo! Nooo! Tenía que quedarme dormida preciso hoy…! Qué pasó con mi despertador? A claro, batería cero! No es buena combinación para mí tener el despertador en el celular.

- Clarisse!! – oigo a mi madre gritando desde el primer nivel de la casa. No respondo porque me estaba metiendo a la ducha.

- Clarisse!!, date prisa o te quedas!! – grita ahora mi hermano menor.

- Por favor, espérenme! En cinco minutos estaré bajando!- medio me eché agua en el cuerpo y agarré la primera ropa que encontré en mi armario. Mientras meto mi cabeza en la blusa escucho como se cierra la puerta con fuerza.

- Mamá?, Javier?, Loreine? Alguien?!!! – comienzo a gritar. Pero, nada! Ni un ruido en la casa!

Desde que mi hermano Javier compró su propio carro, ninguno de mi familia necesita esperarme para ir a sus escuelas o trabajos. Al inicio era mi padre Edmund quien nos llevaba a todos a nuestro destino pero, él falleció hace tres años y desde entonces, yo me encargaba de llevarlos. Hasta hace dos meses que mi hermano decidió comprar un toyota yaris modelo 98 para comenzar a manejar.

Creí que por lo menos Loreine me esperaría ya que según ella le gusta más mi carro, tengo un Audi A1 color azul modelo 2009, pero incluso ni ella respondía a mis gritos.

Salí corriendo a la cocina del primer nivel y seguía preguntando si alguien estaba en casa pero terminé resignándome en que me habían dejado realmente. Acostumbramos a salir todos al mismo tiempo de casa para asegurarnos de que cada quien estaba bien. Tomamos esa decisión desde que supimos que papá había fallecido en su cama mientras dormía, ni mamá se dio cuenta de que no respiraba, tenía el rostro tan tranquilo como el de un ángel.

Tomé mi almuerzo y salí corriendo al auto, eran las 6:30 de la mañana y a las 7:00 tenía que estar en la Universidad para impartir mi primera clase del día.

Comencé a dar clases hace cuatro años cuando volví de mi viaje por Europa, papá me había regalado el paquete para mi cumpleaños. Tenía como destino visitar España, Inglaterra, Suecia, Francia, Italia, Grecia, Rusia y Alemania. Pero, solo llegué a ver dos países: España y mi queridísima Inglaterra.

Aún cuando me gusta tanto mi país Guatemala, debo reconocer que preferiría mil veces poder estar en Inglaterra y hacer toda una vida allí. Con Charles!

Y así volví a recordarlo, en todo encuentro nostalgia por él, lo añoro tanto. Si tan solo estuviera conmigo William o Alfred para intentar calmar mi soledad, pero NO. No debo desear esto, sé muy bien las consecuencias de mis deseos. No debo seguir aferrándome a lo perdido.

Voy camino de la Universidad y mientras espero que el semáforo marque verde nuevamente, noto grandes anuncios publicitarios comunicando que en una semana tendremos en el país una convención de Gerentes Profesionales del Mundo para compartir sus experiencias de éxito laboral y crecimiento empresarial. Transmitirán la Convención en los canales nacionales e invitarán a los estudiantes destacados de las escuelas y universidades para que participen en el evento como observadores.

Muchos de mis estudiantes estaban muy interesados en asistir ya que recibirán Hojas de Vida (Curriculum) para contratación en alguna de las empresas.

Dos catedráticos junto conmigo asistiremos con los representantes de nuestra universidad. Tenemos una semana para escoger quiénes serán. Eso nos tiene con bastante trabajo de preparación de pruebas y revisión de exámenes.

Llegué a la hora exacta a mi primera clase, imparto Literatura y Ciencias Sociales. Veo a mis estudiantes acomodarse en sus asientos y esperar con ansias mi presentación del libro: “El Mercader de Venecia de William Shakespeare”. He creado un plan de estudios en donde hago partícipes a los estudiantes de la representación de cada libro que estudiamos: puede ser con obras teatrales, debates, declamaciones, cantos, bailes, pruebas escritas, etc. y la mayoría son ideas de ellos. Eso ha hecho que mi clase sea bastante amena para la mayoría.

No puedo evitar pensar en lo mucho que disfruto estar en la universidad con todos ellos. Son mi alivio ante mi dolor. Son la limpieza de mi ser que me evita noches de llanto.

Oh! Charles! Cuánto me gustaría que conocieras a mis estudiantes, que vinieras a la universidad y me sacaras de aquí para escaparnos juntos!

No!!! No más pensamientos de esto!! No más Nostalgia!!

El Sello de una Noche: Vida o Muerte!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora