Enamorado De La Muerte ✓ →[Steve Rogers]

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La gente va y viene, Y está bien. Es normal. No puedes esperar que alguien se quede. Nacimos con pies, no con raíces.

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Ella caminaba con tranquilidad entre los escombros, el polvo la atravesaba sin reparos, las piedras que caían del cielo no le hacían daño, su impecable vestido negro no tenía ni una mancha, ninguno de sus cabellos estaban fuera de su lugar, se veía impecable, aunque el lugar no era precisamente perfecto.

Su trabajo estaba en aumento, esas personas que se hacían llamar Los Venga𝑑ores le estaban ocasionando más trabajo del que ya tenía, siempre le ocasionaron problemas, ya sea juntos o por separado siempre le dificultaron el trabajo.

Sus ojos inexpresivos observaban todo alrededor, jamás había visto algo igual en los humanos, que ellos levantaran un pedazo del planeta tierra, eso era nuevo, que ingeniosos.

Pero eso solo ocasiona caos entre ellos, la gente gritaba con desesperación, y lloraba a mares por las pérdidas que iban en aumento.

Aunque había personas que intntaban salvar a los demás, aun así, la gente moría.

Ella se encargaba de eso, de que murieran.

Iba caminando con tranquilidad sin ser vista por nadie, ya que no la podían ver, ella no se dejaba ver.

Una imagen pasaba por enfrente de sus ojos, alguien sacrificándose por el otro, eso era nuevo, ya lo había visto antes, pero esas cosas son contadas, muy contadas.

Aquellos ojos veían con tranquilidad como el cuerpo del peli plateado caía al suelo, escucho el latido de su corazón se hacía más débil a cada segundo, ahora bien.

¿Merecía morir?

Según su historial de vida, no había sido una mala persona a criterio humano, pero su sacrificio había sido honorable.

La muerte levantó su mano hacía el cuerpo casi sin vida de aquel hombre y le dio uns cuantas horas más de vida, en esas horas decidirá si lo mantiene vivo o lo mata.

Se veía prometedor tanto vivo como muerto.

Seguía caminando mientras veía la pelea entre una bestia verde y unos robots, así que a final de cuentas sucedió, la tecnología superó al hombre.
La morena no sabía que hacía perdiendo el tiempo ahí, no cabe duda que ella estaba en todas partes al mismo tiempo pero en presencia propia, se encontraba rondando por el lugar.

La tierra seguía elevándose, cada vez había menos humanos en el lugar, todos estaban corriendo a una especie de avión para resguardar sus vidas.