Me mira con tristeza, se mantiene en su posición con pasividad. Me apresuro a cerrar la caja con mis ojos cristalizados, con torpeza tomo el álbum abierto en nuestro beso y los arrojo de nuevo al cajón donde están mis zapatos, pero extrañamente no puedo moverme, mis lágrimas han salido. Soy tan patético. Todos esos recuerdos, ese pasado me llena de nuevo de amargura y frustración.

 Los brazos de Jong Woon me rodean y siento su rostro contra mi cuello.

— Perdóname, mi amor—Susurra.

Me quiebro entre sus brazos como un niño indefenso, él me abraza sosteniéndome, ayudándome a ser fuerte, pero ahora ya no lo necesito, yo he podido solo hasta el día de hoy. Niego suavemente mientras pongo una mano en la pared para apoyarme, se aferra a mí con insistencia y siento como se humedece mi camisa, está llorando.

— Perdóname por dejarte solo, por no apoyarte, por no entender tu dolor.

— No digas más— Pido en un hilo de voz.

Sus manos acarician mi vientre sobre la ropa.

— No supe comprenderte, me dejé llevar por la desesperación, por las ilusiones rotas y no fui capaz de ver cuánto sufrías. Simplemente te dejé hundir— Me giro entre sus brazos y me aparto con las heridas sangrando. Él me mira con sus ojos empañados, con su rostro desmoronado de dolor — Yo te amo, pequeño. 

Me niego a escucharlo, me dirijo a la puerta, pero Jong me detiene abrazando mi cintura, con agilidad se acerca a la puerta y la cierra para luego poner el pestillo. Tengo miedo  de enfrentarlo, de hablar de esas circunstancias que me han lastimado hasta ahora. Le miro suplicando, rogando que me deje ir,  no sé qué hacer.

Se me acerca comprensivo, con sus brazos dispuestos a recibirme.

— Tenemos que arreglar lo nuestro. Ambos nos amamos, yo te amo. 

¿Amarme? Realmente lo dudo.

  — ¿Entonces por qué? ¿Por qué me pediste el divorcio?— Digo dolido— Tú no me amas, únicamente querías a alguien que te diera hijos e hinchara tu orgullo, así que te deshiciste de mí cuando no cumplí esas expectativas.

— No digas eso—   Veo sus lágrimas caer, se agarra de los cabellos desesperado— Pensé que era lo mejor en ese momento. Tú parecías infeliz, lleno de dolor y yo... y yo no te ayudaba, no sabía cómo hacerlo. Estábamos sumergidos en un matrimonio desgraciado, no era lo mismo, yo quería que fueras feliz y a mi lado no lo eras.

Niego en silencio, las lágrimas me nublan la visión.

— ¿No entendías que yo te necesitaba para serlo? Necesitaba de ti, de tus abrazos, tu compresión... pero me diste la espalda, me dejaste solo en mi amargura. Cada vez que la prueba daba negativo te ibas y me dejabas, no me decías nadas, no me hablabas...—Sollozo—Me convertí en un mueble más, en un fantasma, en un esposo frustrado incapaz de hacerte feliz.

— Es mi culpa— Me toma una mano con delicadeza—. Yo te llevé a pensar de esa manera, no hice algún esfuerzo por amarte, por ayudarte. Me sentía herido por no poder tener un hijo, decepcionado, incluso molesto contigo en algún momento— Me dejo caer sobre la cama y me suelto de su agarre, ahí estaba lo que siempre supe. — Pero, no era tu culpa.

Tapo mis orejas con las manos, siempre había sido mi culpa, nunca me amó.

— No más.

Desesperado me toma de las manos, me remuevo con fuerza para apartarlo pero no lo  logro.

— Me arrepiento de haber hecho eso, de dejarte, de pedirte el divorcio— Me calmo pero le miro con rabia, se arrodilla quedando a la altura de mi pecho —Te amo con locura, Wook. Caí en un pozo de desesperación, en un hueco oscuro y tú eres mi soga, te necesito. 

Tú, mi amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora