Parte IV

1.7K 171 13
                                    

—Cariño...

Escucho esas dulces palabras en mi oído, esa exquisita voz ronca me hace sonreír levemente, pero me niego a abrir los ojos, tengo sueño todavía. Siento unas manos consentirme, acariciar mi cuerpo con ternura mientras besos mariposa son repartidos en mi mejilla izquierda. Es tan cálido, ¿podría permanecer así toda mi vida?

— Bebé...

Me remuevo, los brazos que me tiene prisionero se aferran más a mí acercándome al cálido cuerpo que descansa a mi lado. Los besos continúan, sigo tratando de continuar con mi sueño, pero de pronto recuerdo quién es la persona que está a mi lado.

Abro mis ojos y tiemblo, mis mejillas se sonrojan y me pongo nervioso por mi comportamiento tan condescendiente. Me incorporo sintiendo los brazos de Jong deslizarse por mi cuerpo, acariciarme con su típico descaro que en nuestros años de noviazgo me ponía a su merced, pero salgo de la cama antes de ser víctima de sus encantos.

Se forma un silencio incómodo, Jong Woon me mira desde la cama de esa manera que me desarma. En ese momento veo que sigue con sólo los bóxer, me sonrojo por aquella visión que hace tiempo no tenía, él lo nota porque se cubre un poco triste, como si verlo me causara molestia. 

Me siento inquieto, juego con mis manos sin saber cómo actuar, observo el sol que se cola entre las cortinas dibujando pequeñas líneas amarillas en el suelo.

  — Preparé el desayuno. 

Me giro dispuesto a salir, pero Jong se apresura a ponerse en pie, me atrapa en sus brazos, me mira a los ojos por unos escasos segundos, para luego esconder su rostro en mi cuello, sus manos se aferran a mi cintura impidiendo moverme.

— No tengo apetito.—Dice.

Tiemblo entre sus brazos, mis piernas no tienen la intención de moverse, mis labios anhelan unirse a los suyos ¿por qué te amo tanto? Llevo mis manos a su espalda y la acaricio con ternura, disfrutando de su piel desnuda que ya olvidaba. Es cálido, es el hombre del que me enamoré.

— No te preocupes, no voy a huir.

Niega todavía en mi cuello, recuerdo las palabras de Hee y me siento mal. Nos quedamos así un poco más hasta que me besa, lo dejo y correspondo con el mismo cariño, suspirando entre sus labios, disfrutando de esa unión que tanta falta nos hace. Los problemas se ausentan, siento que entre nosotros no ha ocurrido una separación ni nada por el estilo, simplemente es como unos días de viaje.

Pero me libero antes de terminar, él me mira con ojos tristes.

— Lo siento.

Me aparto y me apresuro a ir a la cocina, hemos estado cuatro meses separados, incluso más, si cuentos antes de nuestro divorcio. Ha sido mucho tiempo, uno en el cual he aprendido a sobrellevar mi soledad, mi vida y,ahora que quiere arreglar todo, siento miedo de hallarme de nuevo en esa dolorosa situación. He dejado que avance mucho y no quiero terminar como antes.

Sirvo un vaso de agua y respiro, debo calmarme para poder hablar tranquilos. Empiezo a caminar por la la cocina con inquietud. Busco entre las alacenas, puedo picar fruta, hacer huevos... jugo...

Unos sonidos provenientes de arriba me detienen, guardo silencio y los ruidos continúan, mi corazón da un vuelco al imaginar lo que puede ser. Subo con prisa las escaleras y me quedo de hielo al ver el álbum de nuestra boda en sus manos, a un lado tiene la caja con las cosas de los bebés destapada.

Mi corazón se estruja, siento ira hacia él por intervenir de esa manera en mi intimidad, por invadir mi privacidad de ese modo.

— ¡¿Qué haces?!—Me acerco y le arrebato el álbum de las manos —¿Quién te dio permiso de tomar mis cosas?

Tú, mi amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora