The Dankworths

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La llevaron a un gran salón decorado con grandes alfombras y cuadros, allí se encontraban varios chicos como ellas, algunos más alineados que otros, muchos fumaban hablaban entre ellos, algunos parecían estar en mejor posición que esta. Camino con confianza hacia una esquina y recostó su espalda contra la pared, nadie le prestaba atención a nadie, como era costumbre en la gente de esa edad, más que nada porque nadie se ayudaba entre ellos. Sofía quito su paquete de cigarros de su bolsillo en cuanto una joven pelirroja se le aproximo.

-Ni se te ocurra, este es el único rincón sin humo toxico- comento con seriedad y le quito el paquete.

-Disculpa, Tú quién demonios te crees que eres? Eso es mío y hare lo que me plazca, si quiero fumar lo hare- musito a regañadientes tomando lo que esta le había quitado y cuando se dispuso a quitar uno se vio interrumpida por la entrada de la familia Dankworth al salón. Todos vestidos tan elegantes, las chicas usaban vestidos, de los más hermosos y los hombre trajes excepto uno de ellos, el cual parecía algo más rebelde. Este traía una chaqueta de cuero, un jean y unas botas negras.

Sofía emitió una media sonrisa, esto podría llegar a causarle más gracia de lo que se imaginaba, unos ricos compartiendo con delincuentes. Esto sería más que divertido, más aun si había chicos que se creían incomprendidos por sus padres. Puf si lo tenían todo.

La madre, o eso supuso Sofía, comenzó la charla.- Buenos días, nuestros pequeños afortunados. Les damos la bienvenida a nuestra humilde casa, la cual será vuestra por un año. Si, así es formaran parte de nuestra familia. Serán nuestros hijos y ellos sus hermanos.- señalo a sus hijos e hijas con ambas manos- mi nombre es Lina y él es Michael. Nosotros seremos sus padres y no duden en pedirnos lo que deseen.- miro a su marido de reojo y sonrió levemente.- por cierto en la semana nos encargaremos de que tengan un atuendo específico para el baile de bienvenida al vecindario, ahora si nos disculpan tenemos trabajo que hacer.

Ambos se retiraron de la mano como dos tortolos que dejan el altar. Esto le retorció las entrañas a Sofía, algo de allí estaba mal, esto no podía ser cierto, ¿qué tramarían aquellos hipócritas?

A plena vista se notaba que muchos de sus hijos odiaban aquella decisión de los padres. En el discurso de Lina muchos bostezaban o rodaban los ojos. En cuanto la pareja estuvo fuera de vista los hijos se alejaron de sus hermanas e iban por algunas muchachas que parecían haberlos cautivado. En cuanto a las chicas estas parecían ofendidas y asqueadas por la gente, como si fueran leprosos los que veían.

La pelirroja le extendió la mano y le susurro- Diamela, soy Diamela. Creo que esto es un fraude pero apuesto a que nos divertiremos viendo como las niñas de mama se van al diablo-

Una media sonrisa se formó en el rostro de lacastaña la cual le extendió la mano devuelta y rio con ella.-Sofía, entonces nosoy la única que parece ver que hay gato encerrado- comenta entre risas.    

Sofia Torchood en Conoce a los DankworthWhere stories live. Discover now