Capítulo 2

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Los miembros de la agencia se habían reunido en la sala donde planeaban sus estrategias, el líder presidia la mesa con Ranpo a su derecha y Kyouka a la izquierda, en el lado izquierdo además estaba Kenji y una silla vacía mientras que en el derecho también estaban Atsushi, quien parecía ser el único que prestaba atención a las quejas de Kunikida, y Tanizaki, que tenía la misma expresión que él y dedujo que también estaba escuchando las réplicas y quejas de Kunikida.

La puerta se abrió y la doctora entró con unos papeles en su mano y una cara que Atsushi no supo definir si era buena o mala.

—¿Dónde está Dazai-san? —Preguntó Atsushi al ver que todos los que había en la agencia en ese instante se encontraban reunidos y nadie parecía estar vigilando al niño.

—Sigue dormido, le he dejado en el sillón y he cerrado la puerta con llave para que no pueda salir —Algo que no debería funcionar con el Dazai adulto.—Ni siquiera en sueños deja de llamar a Chuya.

Dejando los papeles sobre la mesa se sentó en su lugar, junto a Kenji.

—Podría, alguien, escucharme, por favor.

Kunikida ya no sabía de cuantas formas denegar esa idea.

—No —Respondió Ranpo centrando su atención en la doctora—. ¿Has averiguado algo?

Yosano suspiró, revisó las anotaciones que tomó durante el examen que le hizo al niño mientras este dormía y dirigió sus ojos a Ranpo.

—Físicamente...es un niño completamente normal, no hay nada raro, es como si su tiempo hubiese vuelto atrás.

—Eso explicaría porque solo recuerda a Nakahara-san y no a nosotros —Aportó Kyouka.

—Deberíamos probar soluciones normales como hacerlo comer alguna cosa, ducharle...—Las sugerencias de Tanizaki hicieron que casi todas las miradas de la agencia se posaran sobre él, claro que todas ellas pedían que se callase— ¿Un beso de amor verdadero...?

Cerró su boca antes de que lo terminasen de fulminar sin tocarle. Ranpo se alzó de la silla con ambas manos posadas sobre su cintura.

—¿Y por qué no intentarlo?

—¿Lo...del beso? —Atsushi fue quien se atrevió a preguntar.

—Eso no hombre, lo anterior ¡Vayamos a buscar a Chuya!

Y como si fuese la palabra tabú Kunikida reaccionó de inmediato.

—No vamos a traer a un jefe de la mafia a la agencia y mucho menos le vamos a dar a Dazai, al traidor, al que todos allí quieren ver muerto a la persona que más ganas tiene de matarle.

Atsushi odiaba reconocerlo, pero Kunikida tenía razón, y eso le molestaba profundamente porque le había dicho a Dazai que le traería a quien él pidiese y había pedido a Chuya.

—¿Y qué propones? —Le preguntó la doctora.

—Todas esas cosas, darle medicamentos, comidas raras, duchas, podemos hacerlo nosotros mismos.

—Pero Dazai no parece querer colaborar —Añadió Kenji— y si se pone así de alterado cuando estamos cerca tal vez sea peor.

La doctora asintió a sus palabras y prosiguió ella hablando.

—Un niño de esa edad no puede ser sometido a tales situaciones de estrés y ansiedad, sería solo cuestión de tiempo que colapsará y además le creásemos un trauma, si él piensa que junto a Chuya estará a salvo yo voto que le traigamos.

—Es un niño, su opinión no es válida, no sabe lo que ese hombre podría hacerle —Kunikida se dejó caer sobre la silla, derrotado—. Voto que no.

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