Capitulo 1

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-¡CAROLINEEEEE!-           escuché la voz de mi madre llamándome, lo que significaba que era la hora de despertarse.

Con mucho sueño aún, salí de la cama para ir a ducharme. Hoy sería el primer día de mi nueva vida, hoy me voy a la universidad. Estudiaré enfermería en la universidad de Stanford, mi sueño de toda la vida, por eso estoy muy emocionada y no me hice mucho de rogar para salir de la cama. Soy muy dormilona y no me gusta que me despierten, cuando lo hacen, pongo el grito en el cielo y me niego a levantarme de la cama, pero hoy es diferente, hoy me voy a empezar mi sueño y por eso le permití a mi madre que me despertara sin poner oposición.

Cuando terminé de vestirme y maquillarme bajé a la cocina, donde me encontré con mis padres y mi hermano preparando la mesa del desayuno

-Buenos días- dije ahogando un bostezo

-Buenos días hija, ¿preparada para hoy?- me preguntó mi padre con una sonrisa

-Eso creo, la verdad estoy un poco nerviosa

-Es normal cariño

- ¡Ay! Mi nena se hizo tan grande... No puedo creer que hoy se vaya a la universidad y me abandone- dijo mi melodramática madre a punto de llorar

-Mama no te preocupes, yo la cuidaré-contestó mi hermano Dylan.

Dylan es dos años mayor que yo y va también a Stanford, pero estudia derecho. Es un chico muy guapo, rubio y de ojos verdes... ojos que son lo único que tenemos en común puesto que yo tengo el pelo muy oscuro, casi negro, y rizado, se puede decir que soy una chica guapa y sexy.

-Lo sé, pero eso no quita que mi nena se va de la casa a empezar una nueva vida sin mi- dijo hipando

-Mama, aunque empiece mil vidas nuevas tú siempre estarás en cada una de ellas, ¿si?- la abracé para que dejara de llorar

-Está bien, de acuerdo- dijo secándose las lágrimas- ¿Qué os parece si desayunamos y terminamos de arreglar todo?

Todos asentimos y nos dispusimos a disfrutar de nuestro último desayuno en familia durante mucho tiempo.

Horas más tarde

Me tumbé en la cama nada más entrar a la habitación. Estaba agotada después de tantas horas de viaje. Mi hermano y yo ya estábamos en la universidad y nos habíamos separado para ir a nuestras respectivas habitaciones ya que nuestras residencias estaban en extremos opuestos del campus... cosa de la que me alegro enormemente. No me malinterpreten, amo a mi hermano, pero es demasiado sobreprotector por algo que pasó hace unos años y no deja que se me acerque ningún chico y que esté en el otro extremo del campus era genial ya que no lo tendría todo el día encima mío impidiéndome disfrutar mi nueva vida... la cual no incluye chicos a no ser que sean amigos, una vez me enamoré y pagué muy caro por ello, desde entonces se podría decir que le tengo una especie de fobia a salir con chicos, no quiero que me vuelvan a lastimar.

Estaba pensando cuando la puerta de la habitación se abrió y por ella entró una chica rubia, supongo que mi compañera de habitación

-¡Hola!- exclamó con una gran sonrisa

-Hola- le dije levantándome de la cama

-Soy Ámber

-Yo soy Caroline

-Encantada de conocerte Caro- me dijo para a continuación darme un gran abrazo

-Igualmente- dije con la voz un poco apagada. No me gustaba que me dijeran Caro, me traía malos recuerdos, los peores, así que no es de extrañar que estuvieran empezando a brotar algunas lágrimas de mis ojos, por suerte ella pareció no darse cuenta

Amber y yo nos quedamos hablando hasta muy tarde y luego nos fuimos a dormir, las clases empezarían en una semana, pero al día siguiente quedamos de ir a recorrer el campus al completo, por lo que sería un día agotador

LIAM

Me desperté en mi cama rodeado por las piernas de una mujer... ¿qué había pasado la noche anterior? Ah si, fui a una fiesta, me emborraché y me cogí a una rubia impresionante, la traje a casa y seguimos pasándola de forma increíble... pero eso se terminó. ¿Qué puedo decir? Tengo el pelo castaño claro y los ojos azules, tengo un cuerpo atlético y fuerte, resultado de años jugando al fútbol americano, soy un imán para las chicas y no dudaba en aprovecharme de eso.

Me levanté de la cama y fui a la ducha. Mientras el agua caía sobre mi cuerpo sentí unas manos rodeando mi cintura y dirigiéndose a mi miembro

-Buenos días bebe- ronroneó una voz en mi oído

-Buenos días nena- me giré para enfrentarla y la besé. Desde luego, no me podía quejar de la chica, estaba como quería... Rubia de ojos azules con las medidas perfectas, 90 60 90, piernas larguísimas que parecen no tener fin nunca y bueno... soy hombre, ¿como poder resistirme a esto? Pero si me preguntan su nombre... No lo recuerdo

Empecé a deslizar mis manos hasta su centro mientras rompía el beso y dirigía mi boca a sus pechos haciéndola gemir. Ella por su parte tenía las manos en mi cabeza, agarrando mi pelo para que no me alejara... como si eso fuera posible en este momento, JA. Los gemidos iban a más y yo cada vez estaba más excitado, podía sentir mi pene crecer por segundos, así que sin querer esperar un solo instante más me dirigí a la habitación a por un condón y rápidamente regresé a la ducha para follarme a la rubia que me estaba esperando. Me coloqué el condón y sin previo aviso la levanté un poco y entre en ella. El baño se llenó de gemidos y respiraciones agitadas y poco después ambos estábamos gritando mientras liberábamos nuestro orgasmo. Cuando terminé, salí de ella.

-Fue un placer... -hice una pausa para que me dijera su nombre porque como ya dije no lo recordaba

-Mónica

-¡Eso! Mónica, fue un placer... pasé una noche excelente y el despertar créeme que fue fantástico pero... tienes que irte

-¿Cómo?- me preguntó con la boca abierta

-Que te vayas, el sexo fue genial, pero no tengo ningún interés en volver a verte en mi vida

Ella se puso roja y me pegó una bofetada. Salió de la ducha y fue a la habitación a buscar sus cosas sin dejar de gritar por el camino que era un capullo, un gilipollas y bla, bla, bla... ¿A quién le interesa? A mi no desde luego, siempre es lo mismo, los mismos insultos, la misma bofetada, la misma indignación... De acuerdo, soy un capullo con las mujeres, no me importan sus sentimientos o si las lastimo o no pero oye, ¿qué creen? Ellas también disfrutaron el sexo y si no se acostaran con alguien a quien acaban de conocer no se verían en esta situación. Pero claro, toda la culpa va siempre para mi...

Terminé de ducharme y me vestí. Cogí las llaves de mi deportivo y me dirigí al campus de la universidad. Las clases empezarían en una semana y yo no viviría en una residencia en el campus, por lo que no tendría que ir hoy siquiera, pero seguramente ya llegaron muchos estudiantes y no estaría de más darse una vuelta para ver si hay algo interesante... es decir, si hay chicas sexys para llevarme a la cama.

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Hasta aquí el primer capítulo... qué os parece??

Del odio al amor... ¿un solo paso?Where stories live. Discover now