Además, iríamos paso a paso; no nos apresuraríamos... aunque técnicamente nos habíamos comprometido, saltándonos un par de años de relación.

Los dedos de Derek lograron alcanzar uno de los puntos de mi cuerpo en los que tenía más sensibilidad, haciendo que me retorciera de risa.

-Derek, la reunión es importante –intenté apelar a su sentido responsable.

Escuché que suspiraba y que me besaba en la mejilla, levantándose de la cama para regresar al espejo.

-Es posible que mi padre vuelva a ofrecerme el puesto de líder de manera definitiva –comentó y su tono había perdido todo rastro de diversión.

Ferenc Vanczák había decidido intervenir en la batalla en vez de esconderse con el resto de líderes y Morticia. Sin embargo, la edad que llevaba inactivo le había pasado factura y se recuperaba lentamente de sus heridas; Derek había ido a verlo a su dormitorio para comprobar que todo fuera bien, aunque yo no me había atrevido a acompañarlo.

Mientras su padre estuviera en reposo, Derek se había hecho cargo del aquelarre... como en el pasado.

Alcé la mirada de golpe hacia su reflejo, con el corazón en un puño. ¿Aceptaría Derek la proposición? El largo tiempo que estuvo en el poder se había esforzado para conducir al aquelarre en la buena dirección, pero las circunstancias y la presión al final habían podido con él.

Y que se repitiera la historia era un miedo que se mantenía agazapado y oculto en lo más profundo de mí.

-No voy a aceptarlo –finalizó con aplomo.

Me sentí terriblemente egoísta cuando suspiré en mi fuero interno. Que Derek rechazara la oferta de su padre significaba que no quería volver a cometer los mismos errores en el pasado; que nuestra relación se encontraba por encima de ello y quería que funcionara, que fuera en la buena dirección.

-Además –añadió de manera distraída-, volver a ser líder de quitaría mucho de mi tiempo libre y creo recordar que tenemos una boda que planificar.

Cogí uno de los almohadones que había cerca de donde me encontraba recostada y se lo lancé a la cabeza. Derek lo esquivó con una facilidad insultante, dedicándome por el reflejo una sonrisa cargada de superioridad.

Le mostré mi mano y agité los dedos.

-Creo recordar que dijimos tomarnos las cosas con calma –repuse-. Además, no hay anillo que pueda inculparme.

El vampiro se giró hasta que dar frente a mí.

-Puedo conseguir un anillo si es ese uno de los problemas.

Salté de la cama para acudir a su lado. Su rostro parecía haberse ensombrecido ante mi broma de que no había aún anillo para anunciar nuestro compromiso; yo le había pedido que no lo hiciéramos todavía, que pasearme por la mansión con un anillo en el dedo anular levantaría las alarmas y sospechas de todos los miembros, especialmente los del género femenino.

-Derek, no necesito ningún maldito anillo –le dije, tomándole el rostro entre mis manos-. Y no necesitamos preocuparnos por planear la boda tan rápido... Te recuerdo que aún tienes pendiente una cita conmigo.

Tras unos instantes, el vampiro terminó por esbozar una media sonrisa. Besó mi frente mientras yo me apartaba, permitiéndole que se echara un último vistazo al espejo para darse el visto bueno; le acompañé en silencio fuera del dormitorio, donde ya nos esperaba Bala. Enarqué una ceja al observar su traje, alejado de los habituales uniformes de color negro que solía usar.

-Me recuerdas a la primera noche que nos conocimos –le dije, arrancándole una mueca a nuestro amigo-. Te quedan bien los trajes, Bala.

El vampiro se quitó una pelusa inexistente de la manga izquierda de su chaqueta y esbozó una pícara sonrisa.

MidnightWhere stories live. Discover now