Capítulo 4

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Al día siguiente, continué con mi entrenamiento especial junto con mi profesor Sanji, que andaba todo el rato detrás de mí (por si me equivocaba en algo... o en varias cosas >_>) y me decía y me repetía todas las cosas que me enseñó durante los primeros días. Yo ponía todo de mí y practicaba sin parar. Por lo que veía, empezaba a mejorar bastante... aunque seguía siendo algo torpe.

Lo curioso de aquella mañana fue que Sanji me ordenó a preparar unos cuantos dulces y pasteles, en especial los que hacía mi padre. Yo no le entendí al principio pero luego accedí sin apenas rechistar y los hice como pude. Quién sabe, a lo mejor era parte del entrenamiento.

Cuando los terminé, me encontraba algo cansada y me senté en la silla. La mesa de preparaciones ahora estaba repleta de cosas deliciosas: tartas y pasteles de fruta y de chocolate, donuts, lionesas y buñuelos, cupcakes de unos cuatro sabores... y más cosas. Los miré y sonreí. Todo eso lo había hecho yo misma. 

Sanji: Bien, ya has acabado - dijo mirándolo todo -. Como seguro que me lo vas a preguntar otra vez, te explicaré para qué es todo esto. 

Tn: Mmmm Pues para ver algunos resultados de mi práctica, ¿no? - pregunté enarcando una ceja.

Sanji: Sí, pero también para otra cosa. Ven.

Me hizo una seña para que le siguiera y salimos de la cocina. Una vez fuera, nos acercamos a la puerta de la entrada y vi cómo Sanji cambiaba el cartel de ''Cerrado'' a ''Abierto''. Me sorprendí.

Tn: ¿Eh? ¿Y esto? ¿Qué quiere decir? - pregunté mirándole confusa.

Sanji: Pues quiere decir que vas a empezar otra fase de tu entrenamiento: la atención al cliente - contestó sin más.

Tn: ¿Cómo? ¿Hoy... atender a los clientes?

Sanji: Claro. ¿Por qué no? Así te formarás mejor para ser una buena emprendedora del negocio de tu padre. No basta solamente con hacer ricos dulces y de calidad, también debes aprender a dar un servicio satisfactorio a cada cliente. Y bien. ¿Estás preparada? 

Yo le miraba un poco asustada. Ha pasado todo muy rápido. ¿Y si al final me sale mal? No quiero quedar en ridículo... Pero me enderecé y puse una expresión dura. He estado practicando y trabajando duro todos estos días. He atendido todas las lecciones y consejos que Sanji me daba. ¿Cómo voy a echarme atrás después de todo lo que me he esforzado, después de todo lo que ha hecho Sanji por mí?... 

Tengo que hacerlo. Sí. Tengo que hacerlo por mis padres. Si para lograr mi objetivo debo dar este salto... pues que así sea. 

Tn: Sí - contesté decidida -. Puedo hacerlo. Daré todo de mí.

Sanji: ¡Estupendo, así se habla! - me dijo todo contento -. Pues... vamos allá.

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Estaba colocando los últimos dulces en la vitrina de cristal cuando escuché el sonido de la campanilla de la entrada. Entraron un par de chicas jóvenes.

Chica 1: ¡Hola!

Tn: ¡Buenas tardes! Bienvenidas.

Entré a la cocina a por una bandeja de galletas, que las había dejado enfriar un poco. Cuando regresé, me llamaron.

Chica 1: ¿Podría atendernos, por favor?

Tn: ¡Sí claro, voy!

Pero nada más dejar la fuente de galletas encima del mostrador, alguien se acercó muy rápido hasta donde están ellas, vestido con camisa blanca remangada y pantalones, corbata y delantal negros. Era Sanji. ¿¡Qué hace vestido de camarero!?

Dulce desastre (Sanji x lectora)Onde histórias criam vida. Descubra agora