28. El cumpleaños de Isobel

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Le guiña un ojo a Isobel. ¿Qué intenta?

Las mejillas de Isobel se ruborizaron un poco, mas no pierde la honrilla. Es una mujer educada.

—Supongo que entonces puede quedarse.

Garay le sonríe astuto, aunque a continuación me mira buscando mi ayuda. —Elena, que grata sorpresa —saluda, cínico.

Isobel mira de él a mí, curiosa. —¿Lo conoces, Elena? —pregunta.

—Eh...

—Por eso lo dejé acompañarme, Elena —Uno siempre puede contar con Gio—. Llegó al Burdel de las telas buscándote.

—El padre de Elena es pescador —interviene Garay, dirigiéndose a Isobel—. Él me ayudó cuando yo no era más que un paje de escoba.

¿QUÉ?

—No sabía que tu padre es pescador, Elena.

Claro que no lo sabe.

—No hemos platicado mucho sobre mi familia, Alteza.

Sonrío para no verme tan tensa.

—Cierto. Entonces, ¿para qué necesita usted a Elena? —le pregunta Isobel a Garay.

—Somos viejos amigos —El supuesto Lamar Vela me tiende su brazo, quiere que lo acompañe—. ¿Me permite, Alteza?

Isobel asiente y Garay y yo nos alejamos de Isobel y Gio para poder platicar.

Todos nos ven curiosos, y cuando digo todos, es todos.

—¿A qué estás jugando? —le pregunto, cuando Isobel no puede oírnos.

—Lo mismo iba a preguntarte —Él me mira de pies a cabeza—. Bonito vestido.

—¡Isobel me lo regaló!

—Así que eres una invitada de honor. Patético.

—No de honor, pero si soy una  invitada. Aunque no por mi propio gusto y gana.

Detesto que asuma que estoy del lado de ellos.

Me guiña un ojo. —Lo sé, Serpiente.

Garay me toma por la cintura y empezamos a bailar. La música es lenta, lo que nos permite relajarnos y hablar un poco.

—Entonces las preguntas sobran.

—Sobre eso sí. ¿Ya tienes más información o al menos un algún plan para conseguirla?

—Tal vez.

—Te conozco, Elena Novak —Me mira significativamente—. El otro día lastimé tu ego. Por eso estoy seguro de que ya tienes algo.

Tengo el mapa

—Te dije que casi todo el tiempo estoy encerrada en la biblioteca.

—Ajá.

Ahora que lo pienso ya debería tener algún otro plan. Aún así, trato de enfocarme. —Conseguí un mapa —le informo.

—Otro mapa. Eso suena interesante. ¿Qué lugares señala está vez?

La burla de Garay se debe a que está escéptico. No me cree capaz de lograr algo importante.

Veamos si esto sí sirve.

—Déjame recordar —Finjo esforzarme en recordar—. Señala  Tres cruces. Ojo de agua... Es una ruta de Bitania a Teruel.

Garay borra la sonrisa burlona de su cara. —¿Qué dijiste?

Crónicas del circo de la muerte: Reginam ©Where stories live. Discover now