[Epilogue.]

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que puedo hacerlo.

Es lo que el pelirrojo tiene en su mente ahora, se encuentra en su auto a las afueras del cementerio.

Iría a visitar a Catalina, luego de tanto tiempo, por fin la dejaría ir.

Se arma de valor y toma las cartas en sus manos y sale del auto.

Las pocas personas que están por ahí visitando a sus seres queridos lo observan con curiosidad, no va vestido de negro como todos lo harían en un cementerio.

Aarón tiene unos zapatos cafés, pantalones formales azules y una camisa polo amarilla.

Catalina solía decirle que vestirse de colores también es símbolo de que estés bien, y él en este momento lo está, va a completar algo en su vida.

Se acerca a paso lento al lugar donde puede amar y odiar a la vez; el ataúd de su único amor.

"Aquí descansa el cuerpo de Catalina Black, el ser más único de la tierra"
06. 03. 1994. - 02.01.17.
Descanse en paz"

Es lo que Aarón mando a hacer en la lápida.

-Cariño...-susurra Aarón al ver la suciedad en la lápida y enseguida empieza a limpiar todo, ¿importa ensuciarse? para nada, ella es lo importante ahora.

-No sabes cuanto lamento no haber venido antes, sólo no podía, no tenía el valor.-continúa mientras se sienta cerca de esta.

-¿Sabes? te he escrito mucho, yo sé que tu estás cerca mío, sé que lees todo, hoy te las entregaré, serán tuyas para siempre, al igual que mi amor.-Una lágrima cae, y Aarón deja las cartas sobre el pequeño rincón de Catalina.

El pelirrojo ahora está en su mundo, no le importan las miradas, ni mucho menos las pequeñas lágrimas que se mezclan con las gotas de la que al parecer será una fuerte lluvia.

-Comencé a escribirte un mes después de todo esto ¿sabes? creo que por fin hice justicia, tu madre está en un tratamiento, los maltratos de parte del señor que se hace llamar tu padre la dejaron mal -suspira- yo al fin logré que ese sujeto fuera a prisión, debe pagar todo lo que causó, si tan solo ese maldito hijo de perra, no n-o hubiera hecho e-es.- ¿Se encuentra bien?-una dulce voz de una joven interrumpe el pequeño trance del pelirrojo. -S-sólo pasaba por aquí vendiendo mis flores y pues perdone que me entrometa pero lo vi muy mal.

Aarón ve a la chica, pálida, y muy flaca, su ropa -si así se le puede llamar a lo que tiene- está muy sucia y en malas condiciones, su cabello es de un café muy bonito pero se vería mejor si no lo tuviera todo enredado, lleva en una de sus manos una canasta.

Una canasta con girasoles.

Inmediatamente Aarón ve hacia la lápida y sonríe. -Te amo Catalina.- susurra.

-B-bueno, debo retirarme.

-¡No! eh, no, espera, ¿Cuál es tu nombre?

-Y-yo me llamo Alicia.

Aarón sonríe hacia la muchacha y le dice: -Quiero todas las flores.-la castaña abre demasiado los ojos- ¿de verdad?-pregunta con un pequeño tono de felicidad.

-Sí, a la persona que vine a visitar le encantaban los girasoles, y tu tienes unos muy lindos. ¿cuánto es?

La joven se encoje de hombros, nunca nadie había sido tan cortés con ella, nunca nadie le había hablado.

-Lo que el señor crea conveniente.

-No me llames señor, me haces sentir mayor, sólo tengo 24 años, dime Aarón, por cierto ¿que edad tienes?

-Está bien A-Aarón, tengo 21, si gusta le puedo dejar todo en 10 dólares.

-Trato hecho.- Aarón le entrega un billete de 100 dólares y sonríe nuevamente.- Nos vemos Alicia.-P-pero esto es demasiado.- balbucea la joven- Tómalo como un regalo por hacerme sonreír.

Se acerca por última vez a la lápida.- Nunca dejas de sorprenderme cariño, gracias por todo lo que hiciste y se que harás por mí. Adiós para siempre Catalina.-deja los girasoles, observa las cartas y por un momento se sintió completo.

Con el nudo en su garganta y ya empezando a empaparse por la lluvia empieza a caminar hacia su auto.

-La chica debió ser muy afortunada- oye decir a Alicia.

Algo recorrió el cuerpo del pelirrojo, suspiró y se acercó nuevamente.

-¿Alicia, te gustaría ir a comer algo?

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