­—Dime McGarthy. —digo, viéndolo entrar por la puerta, con una enorme cámara colgando de su cuello.

—Sólo quiero comentarle que la modelo que se había contratado no se presentó.

—¿Qué? ¡Demonios! Por favor ve a la oficina de David y coméntale eso, él es el encargado de esos contratos, y por favor prepara la sesión fotográfica con Jennifer López a más tardar hoy. ¿De acuerdo?

—Entendido señor Anderson —Otra persona toca puerta

—Adelante —como que estoy bien solicitado hoy.

Alexandra entra a la oficina, trae mi taza de café, estupendo, necesito mucho café esta mañana. Ella lo pone sobre mi escritorio, Kevin se despide y retira.

—Ya le dije a Kevin que preparara la sesión fotográfica, una cosa menos que tienes que hacer . —le digo, sin verla a los ojos. Tomo un sorbo de mi café. ¡No puede ser! Tiro el café al suelo, ahora he manchado la perfecta alfombra que pisan mis pies, maldigo.

—¿Qué diablos es esto? —pregunto, ahora si veo su rostro, puedo observar como su rostro se empalidece y agacha la mirada. No puedo ponerme molesto ante ese rostro ¡Demonios! Maldito David.

—Una chica pelirroja que estaba en la cafetería me dijo que ese era su favorito —Su voz dulce casi tirita, esto es otra obra de Andi. Esa chica no está despedida porque David me ruega que no lo haga.

—¿La asistente de David? —suelto un suspiro —Dejaré pasar esto sólo porque eres nueva, por favor dile a David que venga, espero hagas el resto de tus tareas bien sin ser influida por alguien —digo lo último entre pausas, golpeo suavemente mi escritorio con mis uñas mientras la miro salir por aquella puerta, es imposible no verla, ese pantalón se le ajusta tan bien. ¿Por qué David me ha hecho esto?

David llega literalmente corriendo a mi oficina luego de unos minutos, tengo mucho trabajo así que ni siquiera levanto la mirada hacia él cuando entra a mi oficina, además es el único que no toca al entrar.

—Bien, ¿Qué ha hecho? —pregunta al pasar por la puerta cerrándola a sus espaldas.

—¿Qué ha hecho Andi, preguntarás? —continúo tecleando en mi computador —escucha, no es la primera vez que hace algo a unas de mis secretarias y ya me estoy cansando, esto no es la preparatoria, ni un lugar para ponerse a jugar a ser aquella rubia atractiva de la película que nos obligaron a ver aquellas dos modelitos.

—¿La de la chica que se mudó de África?

—Exacto —levanto la mirada para encontrarme con sus pequeños ojos y está esbozando una sonrisa viendo hacia un punto de mi oficina.

—Aún recuerdo a esas chicas, a ambas —dice, volviendo su mirada a mí.

Sonrío, yo también las recuerdo.

—Quiero que le hagas un memorandum a Andi que me vas a traer para firmarlo... yo... mismo... —enarco una ceja.

—Oliver, estoy seguro que debe tener una explicación —y aquí vamos otra vez­.

—No, haz las cosas como te digo, David.

Dicho esto salgo de la oficina y me encamino hacia una reunión con un socio importante mientras dejo en el escritorio de Alex todas las cosas que tiene hoy por hacer.

—Estas cosas tienen que ser terminadas hoy, ¿Entendido? —la miro a los ojos con expresión neutral, pero es que me es casi imposible con esos bellos ojos.

Continúo todas mis tareas del día, Alex se retira aproximadamente a las 7 pm, al menos entiende que si las cosas no están terminadas no puede irse, tiene una cualidad, no hay que decirle.

Casado con mi secretaria © (Borrador de la 1era edición - 2016)Where stories live. Discover now