15. Declaraciones

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Mike Cooper en multimedia.

—Drake, ¿dónde está tu ayudante?

La voz de Chad al otro lado de la puerta me hizo abrir los ojos. Había dormido muchas horas y estaba en la habitación de Mike. Pobre Mike.

—¿Ayudante?— preguntó el telonero confuso.

Ambos estaban en la entrada de la habitación por la parte de fuera. Pero el de cabello moreno se disponía a entrar a su dormitorio, dejándome a la vista en cuanto abrió la puerta.

—Linda— gruñó mi ídolo apretando los dientes. Tenía unas ojeras descomunales, como si se hubiera pasado la noche despierto.

No se podía decir lo mismo de mí, había dormido como un hurón y estaba segura de que mi cabello no se encontraba en su mejor estado.

—Es Mike, no Drake— fue lo único que me salió en aquel momento mientras tragaba saliva.

—Me da igual el nombre de tu estúpido novio el perdedor— lo fulminó con la mirada—. Me dijiste que escribiera una canción y así lo hice.

—Solo dormí aquí porque... ¿Por qué debo darte explicaciones?

—No debes dármelas— soltó enfurecido—. Déjanos solos— se dirigió al perplejo telonero.

Éste obedeció sin rechistar, a pesar de que estábamos en su habitación y no teníamos el derecho de echarlo de allí e invadir su espacio personal.

Volví a tragar saliva. Él, sin mirarme a los ojos, cogió la guitarra que llevaba colgada a la espalda y puso un pie sobre la cama para apoyarla.

—¿Qué haces?

—Lo que me has pedido, linda.

Sus dedos comenzaron a acariciar las cuerdas de la guitarra. Y allí estaba: la canción. La segunda canción, que hablaba sobre un sueño real de un chico que estaba solo en el mundo y le pedía a alguien repetidas veces que se quedara con él y que estuviera a su lado. En esta letra no mencionaba a ninguna chica como en The Last Summer, pero también se acercaba bastante a lo que había pasado en realidad. Ni una sola vez dejó de mirarme, lo que seguramente causó un rubor en mis mejillas. No dije nada al terminar la canción. Él me miraba fijamente a los ojos, con cierto resentimiento tal vez, como si yo le hubiera hecho algo malo.

La peor parte era no poder descifrarlo. Daría lo que fuera por escarbar en sus pensamientos mientras tocaba.

También me sorprendió su rapidez para componer. O yo era una muy buena fuente de inspiración o él tenía verdadero talento.

Chúpate esa, Sam. Mi ídolo es un crack.

—Eso es lo que recuerdo— dijo finalmente. Antes de marcharse me echó un último vistazo. Quise decir algo pero no sabía qué, cualquier estupidez que saliera de mi boca sería inútil.

Unos minutos después de dejarme sola, alguien llamó a la puerta. Me levanté de la cama para abrir y encontré a Mike profundamente confuso. Por un momento había olvidado que no estaba en mi habitación.

—Lo siento— murmuré cabizbaja.

—¿Qué ha pasado?— preguntó mientras sujetaba mi mano con calma.

—Solo me ha enseñado una canción— continuaba sin mirarlo directamente.

—Alex, eres la persona más adorable y hermosa que he conocido— me obligó suavemente a fijar mis ojos en los suyos—. Puedes contarme lo que sea.

El último veranoWhere stories live. Discover now