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Año nuevo había pasado. Claro, ambas fiestas las pasé con mi novio y obvio, lo festejamos de la misma manera.
Era un nuevo día en mi tranquilo hogar. Estaba tranquilo en el sofá de mi casa, cuando una llamada interrumpe mi paz.
-¿Si?.- atiendo la llamada sin mirar el destinatario.
-Kook-ie... Ve-en a ca...sa. Rápido.- la voz de Jimin se escuchaba entrecortada.
Sin pensarlo, tiré mi celular al sillón y salí corriendo hacia la casa de mi novio. En segundos llegué y entré a su habitación.
No había nadie. Miré hacia todos lados, pero no había rastro de Jimin. Cuando de repente, siento que unos brazos envuelven mi cintura y un húmedo beso se planta en mi cuello.
-Jimin dime que eres tú.- dije en un suspiro.
-Lo soy.- y si, era Jimin.
Me giré y pude ver el rostro sonrojado y sudado de mi novio.
-¿Que te pasó, Chim?.- con mi ante brazo, limpié las gotas de sudor que caían por sus sienes.
Me tomó de la mano y la puso en su entrepierna. Y wow, estaba muy erecto.
-No me digas que me llamaste porque ¿estás urgido?.- pregunté enarcando una ceja.
-Bebé... Yo...- y Dios, este hombre es la sensualidad en persona. Tomé sus labios en un beso hambriento. Rápidamente se deshizo de mi remera, pantalón y bóxer. Imité su acto. Quitando cada prenda de su deseable cuerpo.
En un rápido y brusco movimiento, me posicionó en cuatro. Una fuerte nalgada me hizo gemir como un desquiciado.
-Kook, ¿puedo hacer lo que quiera con tu cuerpo?.- su voz emanaba su clara necesidad.
-Des-de que te conocí te per-tenezco.- jadee.
-Te amo.- depositó un beso en mi espalda y se levantó de la cama. Suspiré y mire la erección que me cargaba.
Luego de unos segundos. Jimin colocó una gran bolsa en la cama.
-¿Que es eso?.- pregunté confundido.
-Ya veras.- su tono de voz no dejaba de ser sexy.
Oí un ruido metálico. Inmediatamente giré mi rostro.
-Quedate quieto, bebé.- puso las esposas en ambas muñecas y las agarró en la cama.
-Ji-jimin.- suspiré. Sentirlo tan cerca me excitaba demasiado.
-Shh.- musitó. Una suave seda acarició mis labios.
-nh mh chllhs.- pronuncié. Lo oí reírse, pero no me sacó la "venda"
-Así nadie escuchará tus gemidos.- acotó y lamió el lóbulo de mi oreja.
-mhh.- gemí.
Volvió a sonar la bolsa, pero esta vez no quise mirar hacia atrás.
-¿Listo?.- preguntó con esa voz sensual. ¿Como no iba a estarlo si me habla de esa forma?.
Asentí y me limité a cerrar los ojos.

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