Malessia arco II:Uryael y el Hidalgo

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Unas extrañas sombras me acechaban en la oscuridad,agitándome con sudores fríos y un tic nervioso moviendo convulsivamente mi ojo derecho,la luz se colaba por un minúsculo orificio en el techo,no conocía esta estancia,las sombras me acariciaban y me alejaban de la luz lentamente,aquel haz cálido y juvenil se hacia frio y distante,como si el paso del tiempo lo hiciese imperceptible,hasta que lo perdí definitivamente de vista,como la esperanza...

Sentía que aquella oscuridad era mi nuevo hogar,un lujoso manto de piel negra me recubría por completo mientras aquella comodidad me consumía,me comenzaba a quedar dormida,oía susurros extraños,susurros oscuros,unos que me guiaban hacia una salida,otros cantaban infantiles nanas mientras acariciaban todo mi cuerpo lentamente,otras voces mas suaves me advertían acerca de dormirme e intentaban luchar con las cantantes.

Unos extraños destellos de color blanco luchaban por abrirse paso en la celda,el haz de luz tenue volvía a incorporarse,y allí estaba,todavía,igual de juvenil y cálido,las manos me soltaron mientras mi muda presencia sentía una inusual paz,era incapaz de articular palabra alguna y tan si quiera de moverme,no era dueña de mi misma,y allí apareció ella,una dama tan hermosa que podría haber cortado la oscuridad con su simple mirada si tan solo hubiera abierto los ojos,una mujer de melena negra como el azabache,una melena que llegaba hasta donde se pudiera observar,tocando el violín con una virtuosidad tal que incluso yo,niña inculta que jamas hubiera oído uno en presencia,me sentía hipnotizada por la música,se notaba su tristeza latente en las notas,las lagrimas caían incesantes de sus ojos,la dama proseguía tocando,sosegada mientras lloraba sin consuelo,una balada de amor incomprendido,de sufrimiento irremediable,de una búsqueda inútil,una canción unicamente perceptible al alma,tratando de transmitir todos sus sentimientos,la oscuridad se disipaba levemente mientras las lagrimas caían sobre ella,pero cada vez,las ataduras se hacían mas y mas férreas,las notas atrapaban cada leve fragmento de cordura que yacía en mi mente,el arco cortaba el aire para tener un juvenil baile junto con las cuerdas y fruto de su amor inocente el resultado era un sonido capaz de atraer a un muerto hasta sus pies para contemplarla,a aquella majestuosa doncella,sin darme cuenta caí sin fuerzas y rendida al suelo,la oscuridad disipada por completo,una enorme bandada de unos extraños y terroríficos pájaros de negro plumaje y pico mortal se arremolinaban en torno a mi,sin embargo,no detenían el sonido de la melodía,sino que se acercaban,ellos eran las voces,me susurraban una letra,una que jamas llegaría a comprender por mucho que me esforzase,se posaban en mi cuerpo haciéndome caer,picoteaban mi cuerpo como si este fuese un hediondo cadáver,y sin embargo,de este solo salia aquella oscuridad que escasos minutos me rodeaba,era mi propia esencia la que corrompía aquel paraíso,la joven lloraba por mi,era una intrusa,y aun con ello,me acogía en su seno,me mantenía a salvo,y me curo de todas mis heridas...

-Uryael-susurraba una de las voces de aquellos pajarracos que se acerco a mi ya debilitado y frio cuerpo mientras mis ojos luchaban por mantenerse abiertos,pues si la corrupción era aquello que me mantenía viva,estaba siendo purgada de esta,y cuando creía que todo se acababa,que la obra de mi vida cerraba su cortina,triste y lenta,de colores apagados y telas malas,allí apareció...

-¡Para!-Gritaba una silueta extraña,se hallaba al final de la estancia,chillando de dolor y golpeando lo que debía ser su cabeza envuelta en un casco de latón marrón contra los ladrillos del arco de entrada en la habitación,los golpes eran tan fuertes que los llantos de Uryael asolaban todo su rostro,aquella expresión triste de por si,mostraba lo que debía ser la propia mascara de la desesperación,parecía a punto de quebrarse,hasta que lo hizo,se fragmento como un jarrón de porcelana que cae inevitablemente contra el frio suelo.

Su rostro,la melodía,la luz,todo cambio,su cara era mas que una muestra de inocencia y juventud,una completa expresión de locura,de odio,la sangre salia a borbotones e inyectaba sus ojos,la melodía se tornaba en un ballet de chirridos y dolor,la oscuridad se asomaba lentamente por cada una de las ventanas acariciando con sus largas manos a aquellos pájaros que salieron volando al instante,aterrorizados,aquella no era la misma mujer joven que había observado durante no sabría decir cuanto tiempo.

Aquella figura misteriosa y oculta entre la penumbra,aquella silueta aterradora hizo acto de aparición,empuñaba una hacha que recordaba a las de su difunta hermana,ligera y con una sola mano,aunque la envaino mientras sacaba un juego de llaves del cinturón y se reía a carcajadas,debía ser un hombre joven aunque con la voz torturada por la enfermedad,-¡Fuera!,¡Nunca vuelvas por aquí,todo esto sobrepasa vuestra comprensión!-Me grito entre medio de risas que se acercaban a la locura,cuando abrí los ojos,Uryael o lo que fuera que fuese aquel monstruo,había muerto,apuñalada,desangrándose en el suelo,la sangre recorría cada una de las baldosas,encharcando toda la habitación,aquel misterioso ser desapareció en una extraña y densa niebla,tan densa que comenzaba a colarse por mi cuerpo,me asfixiaba mientras escuchaba los jadeos de sufrimiento de Uryael,sin saber el porque,la agarre de la mano y cerré los ojos,aquella niebla comenzó a llenar todo mi ser,a ocupar mas de lo que ocupaba mi cuerpo,-...no cometas mi error...-Me susurro entre jadeos mientras me observaba con aquellos ojos llenos de sufrimiento y dolor,en su mirada se reflejaban incontables historias vividas y deseos sin cumplir,y no fue sino hasta aquel instante en el que lo comprendí.

Uryael era mortal,todo era un sueño...

-¡Fuera...!-


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