Capítulo 25

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-¿Buenas noticias?-Le pregunté ansiosa al doctor, con bastante preocupación en mis palabras. Él me miró y sonrío levemente, me extendió un par de hojas que tenía en sus manos. Empezé a leer pero las letras eran muy pequeñas y eran demasiadas, no podría entenderlo, no estoy muy familiarizada con estas cosas y me costaba hacerlo.

-En resumen.-Toció para llamar mi atención. Levanté mi mirada hacia el y dejé las hojas en su escritorio, prestándole ahora toda mi atención- Los resultados dan que tenés muy poco porcentaje de líquido amniótico.

-Y, ¿Qué es eso?-Pregunté confundida.

- Intentaré explicártelo de una manera más fácil para que lo entiendas. La bolsa amniótica esta llena de un fluido amniótico, en pocas palabras, esto protege y respalda el desarrollo del bebé en el embarazo.-Asentí mordiendome una uña de mi mano con nerviosismo. Era un tic que había tenido desde siempre.- Tu tienes muy poco de ese fluido, pero ahora que sabemos las causas de una de las tantas complicaciones que pueden aparecerse en un embarazo, voy a seguirlo de cerca para asegurarme de que el bebé se esté desarrollando de una manera normal.

-¿Es algo de lo que debería preocuparme?-Pregunté con más claridad.

-No realmente, por suerte lo descubrimos a tiempo, pero te recetaré unas pastillas para todos los días.

-¿Y eso para qué?

-Bueno, pueden regularte la presión sanguínea, también tienen vitaminas. Es una pequeña ayuda para que te sientas mejor y para ver una mejora en tu bebé.-Sacó una libreta y tomó de nuevo una lapicera negra del bolsillo de su guardapolvo y escribió el nombre de las pastillas en el papel, lo firmó y puso un sello sobre ella.- Debes tomarlas cada 24 horas hasta que regreses a otra revisión y veremos si aún las seguirás necesitando.

Me dió el papel que desprendió de su libreta, lo que acababa de escribir parecían solo garabatos. Le resté importancia, la farmacéutica tendría que entender que decía no yo, por suerte. Me levanté de mi asiento con el papel en mi mano.

-¿Algún día querrás saber el sexo de tu bebé?-Me preguntó el divertido antes de que me vaya. Sólo me quedé en la puerta del consultorio pensando en lo que acababa de decir.

-No sabía que ya podía saberlo.-Dije con una pequeña sonrisa.

-Claro, solo tardaría unos minutos.-Puso sus manos en sus bolsillos delanteros.

-Creo, creo que esperaré para que el padre también esté presente.-Lo miré pensando bien en lo que iba a hacer.- Gracias de todos modos.

  Caminé rápido por el pasillo hasta la salida del hospital, miré el reloj que llevaba en mi muñeca. Ya eran las 4 de la tarde, la mañana había pasado muy rápido y apresurado para mi gusto. Subí al auto y dejé en el asiento trasero mi pequeña mochila que llevaba en mi espalda para guardar el dinero suficiente para poder pagar la fianza.
  Conducí hasta el banco donde Harry depositaba todo su dinero, sabía dónde lo hacía incluso, algunas veces lo acompañaba luego de haber hecho una gran inversión en la empresa o de haber cobrado su sueldo mensual. Era lejos, pero tenía la ventaja de que era un domingo, las calles están vacías.  Llegué tiempo más tarde, estacione mi auto enfrente del banco y baje de el con la mochila en mis hombros.
  Caminé observando a mi derecha y a mi izquierda, no sabía cuánto dinero sacaría, pero sería mucho. No había gente en las cajas, era la única y fuí yo la que tuvo que interrumpir la conversación de las chicas que atendían a los clientes.

-Buenas tardes. ¿En qué la puedo ayudar?-Preguntó con cortesía la mujer de alrededor unos 40 años, la miré detenidamente, ya la conocía, nos había atendido a mí y Harry unas cuantas veces, no creería que me recuerde, pasaban cientos de personas por aquí todos los días.

Everything You Are || H.S EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora