Capítulo 130.- "¿De quién están hablando?"

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AGOSTO, 2016.

Un fastidioso ruido hizo despertarme con gran alboroto. Sin saber qué era lo que provocaba ese irritante sonido, busqué medio adormilada de donde provenía, hasta que segundos después caí en cuenta que era el tono de mi celular.

Cuando conteste la llamada, la voz exigente de Eleanor me termino de despertar como si bien me hubieran tirado un balde de agua fría encima.

—¿Qué piensas que haces? — dijo con reclamo y exigencia. Mi seño se frunció de inmediato, no sé si por no saber el por qué estaba así o porque la claridad de la mañana atacaba mi vista con descaro.

—¿De qué me hablas?... — fue lo único que se me fue posible formular, ya que me interrumpió sin previo aviso.

—¿Cómo que de qué?, te dije muy bien que te había conseguido trabajo en un colegio privado como maestra de lengua.

—Pero no me dijiste cuando tenía que presentarme, genio— recrimino su comentario saliendo de la cama, y tallándome los ojos como si eso me hiciera despertar mejor.

— ¡Claro que sí!, te dije: Tennessee, te he conseguido trabajo en un colegio privado, no sé si te guste la idea de impartir clases de lengua allí, ya que es lo único que había disponible. La directora de ese colegio, le ha encantado tu curriculum y quiere que MAÑANA, te presentes a una entrevista de trabajo a las SIETE A.M—dijo haciendo más énfasis del necesario.

Ni siquiera me acordaba del dichoso trabajo que mi hermana me había conseguido, ya que después de dos semanas de estar viviendo en esta ciudad, me había acostumbrado a no trabajar y hacerle al vago.

— Ahorita me arreglo y salgo para allá... a todo esto, ¿por qué me estas llamando tú?

— Porque me llamaron del colegio, preguntándome por ti ya que tú no contestabas. —resoplo. No sé por qué me fastidia el hecho de tener que trabajar. Tengo muchísima flojera en este momento que me dan ganas de tumbarme de nuevo en la cama del hotel (la cual ya considero propia) y no despertar hasta más tarde.

— ¿Crees que me quieran recibir mas tarde? — pregunto dirigiéndome hacia dónde está mi ropa para elegir lo que usare para la dichosa entrevista de trabajo. Eleanor como siempre metiéndome en problemas, ni siquiera tengo dotes de docente para enseñar a un montón de niños.

— No lo sé, Tennessee. Estas cambiando muchísimo, ¿dónde quedo esa mujer responsable en lo que hacía...

— El sermón me lo das después, ahora me tengo que bañar. Muchas gracias y adiós. —le cuelgo para después cerrar con frustración la puerta del closet. Compruebo lo que me dijo Eleanor, cuando me doy cuenta de que tengo doce llamadas de un número desconocido, el cual deduzco al instante que es el de la institución.

Si de mí dependiera, no trabajara, pero me estoy quedando sin recursos y no quiero morirme de hambre. Tengo que rentar un lugar decente en donde quedarme por mientras que se resuelve este tedioso asunto que terminara por sacarme de quicio.

Papa aun ha insistido en que me valla a vivir con él, pero como es de suponerse, sigo declinando su invitación. Se preguntarán que es de lo que vive mi padre, pues en sí vive de toda la fortuna que le dejaron sus padres y la que consiguió hacer en la editorial. Aun es un hombre rico. No sé por qué Louis pensó que después de quitarme la empresa, dejaría a mi padre en la ruina, si le faltan como tres o cuatro vidas para dejar de ser rico. Al fin y al cabo, a la que termino por dejar en la ruina fue a mí. Ridículo.

Después de aquella extraña visita al cementerio, no volví a hablar con Louis y ni encontrármelo en ningún lugar, aunque lo que sí, fue visitar de nuevo a Mark. Esta vez no hubo rosas rojas, ni lluvia de por medio que me impidiera platicar con él y desahogar todo lo que cargaba por dentro. Me hizo bien, aun después de muerto Mark no dejara nunca de hacerme sentir mejor.

Escombros [L.T] #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora