Capítulo 33

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- ¿Ya estas lista Emma? - niego. - Si me amas muevete cariño. - me dice cansado

- No me siento bien, me molesta la ropa. - le digo mirándome en el espejo

Los pantalones los sentía como si fueran tres tallas más chicas que yo y las camisetas sólo me incomodaban en el busto.

- Te has cambiado de ropa cinco veces. - me reclama acostado en la cama

- ¿Me prestarías una de tus camisetas? - le preguntó y el se levanta abruptamente de la cama

- ¿Una de mis camisetas? - pregunta perplejo y asiento. - Te lucirán gigantes. - me advierte

- Ya lo sé, pero ¿lo harás o no? - le preguntó y asiente

- Escoge la que quieras. - me dice resignado

Revisó todas sus camisetas y tomó una que se ve más chica que la otras, al ponérmela me queda muy larga pero me siento cómoda en ella.

- Por fin. - dramatiza él. - Pensé que nunca podría ir a dormir. - continua y yo solo ruedo los ojos

Me lanzo sobre el y el se queja.

- Estas más pesada que antes. - comenta

- ¿Me estas diciendo que estoy gorda? - le preguntó un poco molesta y el niega

- Quise decir que estabas más liviana que antes, debes alimentarse mejor cariño. - me dice

- Mentiras.

- Bueno si, pero no te enojes conmigo. No quise ofenderte, lo siento. - dice avergonzado

- Tranquilo, pensándolo bien tu también estás un poco gordo. - le digo y el se mira el abdomen

- ¿Es enserio? - me pregunta aún mirando su cuerpo y asiento reteniendo una risa. - Tendré que ir al gimnasio. - dice para si mismo

Comienzo a reír al escuchar sus palabras y el me fulmina con la mirada.

- Mentirosa. Pagará por esto señora Baermann. - dice para luego empezar a hacerme cosquillas

El también ríe y trato de alejarme pero el me sujeta y continúa con las cosquillas.

- Me ahogo, dejarme respirar tonto. - le digo finjiendo un ataque de asma y el me suelta inmediatamente

Recupero mi respiración normal y comienzo a reír al verlo buscando un inhalador.

Luego de molestarnos por un rato, nos vamos a dormir.

♣♦♣

- Emma ya vamos. - me llama y salgo con una sonrisa

- Ahora ¿a donde iremos? - pregunto

- Sorpresa. - me dice

Tomo un libro y me pongo los auriculares, Alexander repite mis acciones y luego de leer un poco Anton nos avisa que aterrizaremos en breve.

Al ver por la ventana reconozco el aeropuerto de Venecia.

- Ya sabes que lugar es ¿cierto? - me pregunta Alexander al ver mi sonrisa

Nos subimos a un auto y me arrecuesto sobre Alexander.

Al llegar al hotel nos recibe un señor con una gran sonrisa y nos entrega un par de folletos.

- Tengo sueño. - le digo a Alexander y el solo ríe

- Cuando no. - dice y terminó riendo contagiada de su risa

Descansamos un poco y luego decidimos salir a recorrer Venecia, algo tan hermoso no había venido desde que tenía 16 años y mis padres me trajeron por mi cumpleaños.

Gracias A Ti ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora