Primer encuentro

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NOTA: La historia irá cambiando de narrador de vez en cuando, yo aviso antes ;) Por ahora es narrador en tercera persona.

Capítulo 1: 

Johann salió del colegio para encontrarse con  su abogado, quien llevaba el caso de su tutoria y demás temas legales desde la muertte de sus padres.

El Dr. Longman era un hombre casi anciano, cuando tomó su caso lo hizo por pena y ahora consideraba a la chica como a una hija más. Johann era parte importante en su vida y ella lo consideraba un padre ya que él había sido quien se encargó de ciudarla desde el horroroso día.

─ Tendremos que hacer una nueva visita al juez de menores, tendrán que volverte a interrogar pero tranquila, será más rápido que la última vez ─le prometió su abogado sabiendo que ella detestaba los exámenes de humidades y el resto de las instituciones que la obligaban a perder su tiempo con idioteses por el estilo.

─ ¿Cuándo podré dejar de ir? Me prometiste que cuando yo cuampliera quince esto ya no sería necesario. ─cruzó sus brazos a la altura del pecho  con fastidio mientras subía al coche.

─ Pensé que no lo sería pero el juez decidió que tu caso es especial y debes hacerlo hasta ser mayor de edad.

¿¡Mayor de edad!? No se creía capaz de soportar dos años más esa tortura.

Respondió las típicas, repetidas y aburridas preguntas de todos los exámenes con la tediosa psicóloga tratando de no matarla en cada comentario estúpido que ella hacía, cada vez se le volvía más torturuoso tener que soportar a esa mujer. Suspiró profundamente de alivio cuando dió por finalizada la visita y salió del consultorio echando chispas.

─ ¿Cómo te fue? ─preguntó su abogado, por su cara sabía que nada bien.

─ Horrible, esa vieja está cada vez más insoportable ─azotó la puerta del coche.

─ No puede ser tan malo, la Doctora Hill es una buena mujer, sabe entender a las personas muy bien. ─elogió a su colega.

─ Pues a mi no. Cree que soy una tonta niñita que apenas supera un trauma, George ¡han pasado ya once años! ¿No crees que pude mejorar en este tiempo?

─ No te alteres, Joey. No será por mucho más, en dos años tendrás dieciocho y podrás librarte de todo esto ─le sonrió intentado que se calmase y lo logró, ella dejó el tema de lado y miró por la ventanilla el resto del viaje cruzando los brazos.

Johann subió a su habitación a hacer su tarea al mismo tiempo que revisaba las redes sociales, los temas del momento en Twitter eran  desconocidos para ella así que los ignoró, en Facebook se hablaba de siempre las mismas cosas, Tuenti estaba aburrido, Hotmail, Youtube...; cerró sesión en todos lados y solo dejó abierta le pestaña de Wikipedia de donde sacaba las respuestas para su trabajo. Yahoo Respuestas también le era útil y Google siempre había sido su fiel compañero de búsqueda, a veces sentía que un website podía entenderla mejor que esa mujer que tenía como psicóloga.

Finalizó muy tarde con sus deberes ese día y bajó a cenar algo agotada junto al señor Longman.

─ Ya me han enviado el dinero ─le infirmó para alegría de ella luego de que la mucama sirviera la cena─ Si mañana ordenas tu cuarto obtebdrás tu mesada. 

Ella sonrió con entusiasmo y prometió que lo ordenaría en ese mismo instante si era necesario. Había gastado la mesada del mes anterior en sólo una semana, eso eran tres semanas sin dinero más que para el almuerzo, un real infierno y más si tu artista favorito acaba de sacar disco.

─ No sé qué haces para gastar tan rápido tu dinero ─comentó George mientras le daba el sobre con los billetes.

─ Justin Bieber tiene nuevo álbum ─respondió ella─ Y hay como diez revistas que trae pósters de él este mes, no puedo perderme ninguna.

─ Deberías utilizar la plata en cosas más útiles ─habló él y Johann lo fulminó con la mirada.─ Está bien, gástalo como quieras ─se rindió tratando de alejarse de su mirada asesina.

Johann tomó su celular y salió con el sobre en busca de todos los artículos que había deseado desde hacían más de dos semanas. Compró todas las revistas para adolscentes que tenía el kiosko, hasta las que sólo traían una página de información sobre sus ídolos. En la disquería compró el tan deseado CD, del cual sólo quedaban dos en stock. De no haber encontrado más hubiera matado a George.

De toda la cantidad que había recibido no le quedaba ni la mitad. Contó los billetes que le sobraron organizando la manera en la que los gastaría hasta que recibiera su próxima mesada.

─ A ver... Son unas cuatro semanas por lo que si tengo... ─pensaba en voz alta mientras recorría el paseo peatonal de la avenida principal. Estaba tan sumida en sus cuentas que no notó al chico que caminaba frente a ella y lo llevó por delante.─ Lo siento, no te ví. ─se disculpó mientras se agachaba a recoger su sobre y su teléfono.

─ No la culpa la tuve yo, déjame ayudarte ─se le adelantó en buscar sus pertenencias. Johann intentó por todos los medios verle a la cara para agradecerle pero él no se dejó. Le entregó sus objetos ocultando su rostro en la capucha de su chaqueta y se despidió rápidamente mientras caminaba a paso apresurado.

<<Qué extraño>> pensó ella antes de volver a sus cuentas mentales, esta vez procurando mantener más atención en el camino.

Había quedado en salir a cenar con su mejor amiga esa noche en un hermoso restaurant de la ciudad, Kimberly había sido la única que no preguntaba constantemente sobre el trágico hecho o le hablaba con lástima por él. Kim la comprendía tan bien que hasta a veces parecía que ella hubiera pasado por lo mismo, en los momentos que Joey se deprimía o lloraba nadie sabía hacerla sentir mejor como ella. 

─ ¿Conseguiste el CD? Diana me dijo que fue esta tarde y ya no quedaba ninguno y pensé que talvez tú te habías llevado el último o tendrías que esperar hasta la semana entrante como ella...─Kimmy tenía la costumbre de hablar apresuradamente y en algunos momentos Johann debía tomarse su tiempo para comprenderla.

─ Sí, era el penúltimo ─sonrió triunfante luego de asimilar lo que su amiga había dicho─ No lo encontraba por ningún lado y sentía que iba a morir...─comenzó a explicarle todo las compras que había hecho ese día y hasta el extraño encuentro con el chico misterioso de la capucha.

─ ¿Era bonito? ─preguntó Kimberly masticando un trozo de carne déjando en descubierto su interés por conseguir novio.

─ ¡Te digo que no le ví el rostro! Se fue antes de que le pudiera decir gracias siquiera. ─gesticuló con su tenedor.

─ Oye, ¿el tipo ese mira para acá o dónde? ─murmuró Kimberly señalando disimuladamente al hombre que se encontraba sentado en la otra mesa con anteojos negros y una gorra.

─ No lo sé, pero se me hace incómodo ─dijo Johann volteando el rostro para no verlo.

─ A mi también ¿terminaste de comer? Quiero irme. ─volvió a decir de manera apresurada ya tomando su cartera antes de que su amiga le respondiera.

Johann tomó un último trago de gaseosa y se levantó para seguir a su amiga.

Charlaban acaloradamente por la calle en busca de un taxi sin notar que las seguían, ambas tomaron un mismo taxi e ignoraron el hombre que las observaba desde el coche de al lado.

La primera en bajarse fue Joey ya que su casa se encontraba más cerca que la de Kim. Se despidió de ella y bajó buscando la llave de la puerta de enfrente.

Entre el lío que era su cartera se  tardó unos cinco minutos en encontrarlas y abrir, estaba por entrar hasta que...

______CONTINUARÁ_______

My Stalker (En espera)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora