Capítulo 18: trato hecho.

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¿Por qué me había enviado aquellos mensajes? ¿Y el fonendo? ¡Me había comprado un fonendo y me había besado!

Y además había venido a Kings a verme. En sus vacaciones de Navidad, se había molestado en viajar sólo para verme y encima me había encontrado besándome con Bryan.

–      Soy idiota – le susurré a las sábanas –. Soy la más idiota.

Después me golpeé la cabeza con la almohada.

                                                         

                                                          ***

Al día siguiente hubo clase. Bryan no paró de mirarme durante toda la jornada y Mary se olía que estaba ocultándole algo gordo.

Para el resto de mis compañeros, no obstante, continuaba siendo la Becca Breaker de siempre.

Y yo… Yo me refugiaba cada dos minutos en el beso de Paul y en la esperanza de que algún día volviese a ocurrir.

A ratos me regañaba a mí misma: “Becca, tienes que sacar buenas notas o no serás médico, atiende a la puñetera clase” y pensamientos similares.

Pero Paul se colaba en mi mente y hacía estragos en mi concentración al mínimo despiste.

–      Qué demonios te pasa – dijo Mary con malas pulgas durante el recreo.

Abrí mucho los ojos.

–      Deja de respirar como si fueses un antílope fatigado – ordenó ella –. Y cuenta.

Respiré hondo y tragué saliva.

–      Ayer Paul vino a mi casa y me besó – dije rápidamente.

Por primera vez en mi vida escuché a Mary Watson ahogar una exclamación de sorpresa.

–      ¡Becca! ¡Si tu madre se entera podrían suspenderle o hacerle la vida imposible! – dijo ella con preocupación.

Entonces un sudor frío comenzó a recorrer mi espalda. No se me había ocurrido que una cosa así pudiese ocurrir.

–      Fue sin querer, vino, me regañó por haber besado a Bryan en Kings. Me dijo que me besaría hasta que aprendiese a hacerlo perfectamente.

–      ¡¿Besaste a Bryan en Kings?! ¡Fue eso lo que pasó! ¿Por qué no me lo habías contado antes?

Gemí, intentando reprimir las lágrimas.

–      Ay, Becca… ¿Y qué vas a hacer?

Negué con la cabeza y vocalicé un “no lo sé” sin sonido alguno. Pero a pesar de que Mary no podía verme mover los labios, su cerebro (que parece una máquina para hacer TACs) se dio cuenta de la situación.

–      Deberías hablar con él y aclarar las cosas. Él es demasiado mayor, tal vez hasta sea ilegal y además, se va a marchar muy lejos en poco tiempo. Lo siento Becca, pero como amiga… No quiero que lo pases mal.

–      Yo no quiero que se vaya. No quiero que se aleje Mary… – susurré a medio camino entre el llanto y la desesperación.

–      Tal vez el tampoco quiera irse – respondió ella –. Tal vez, si os dais un poco de tiempo… – Mary Watson suspiró –. No lo sé Breaker, la verdad es que no sé qué narices puedes hacer.

Becca Breaker(I): Contigo © Cristina González 2013/También disponible en Amazon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora