Capítulo 24

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-Lo supuse.-Rodé mis ojos.- Después de lo que hicistes, no tendrías otra razón para llamarme.

-Tenía muchas razones y ganas de llamarte, pero vos fuiste la que quiso tomarse un tiempo.-Dijo frustrado.

-Lo hice por nuestro bien, pensé que todo iba a salir perfecto, pero siempre algo tiene que salir mal. Y me molesta tanto que haya sido por tu culpa.-Bajé mi voz.

-Escucha.-Dijo guardando la calma.- Tengo a tres policías al lado mío, están esperando a que termine el llamado y que haya servido para algo.

-¿Y por qué yo?-Dije interrumpiéndolo.- Podría haber sido a tu mamá a la que hayas llamado.

-Simplemente porque confío en vos. Por favor necesito que vengas para arreglar esto de una vez.

-Harry, se lo que intentas que haga, pero no voy a hacerlo. Dejastes a Sebastián internado y ahora voy a ser yo la que se haga cargo de quedarse con el por las noches y durante el día.-Tragué el nudo que se formó en mi garganta.- Quizás luego llame a tu madre, ella iría.

Corté la llamada después de haber dicho mi última palabra hacía el. Sabía que era algo difícil para el, nunca había pasado por una situación así y la gente con la que estaba tratando podría atormentarlo, muy por dentro sentía lástima por el, pero lo cubría muy bien. Bajé del auto sintiéndome pésima por tratarlo así, después de todo, su familia necesitaba saberlo. Quizás el confíe en mí, pero mi confianza hacía él se perdía lentamente, casi sin darme cuenta.
Compré algo para desayunar, ese era todo el propósito por el que había bajado. Hoy era sábado y el hospital no estaba lleno como ayer, apenas había gente en los asientos de espera, algunos estaban aún durmiendo, solo eran las 8 de la mañana, entendía su cansancio. Subí perdiendo mi mirada en mis pies mientras iba subiendo las escaleras. Cuando entré en la habitación, Sebastián seguía solo, la bandeja que hace unos instantes había estado en su regazo ahora estaba en su mesa de luz. Me senté al lado de el y le sonreí haciendo más una mueca. Bebí de la botella de mi agua helada, estaba con mi mirada en la ventana de la pieza, mirando los edificios que se podían ver desde mi punto de vista y mis pensamientos lejanos a mí. Sentía la mirada constante de Sebastián ensima mío.

-¿Qué te sucede?-Me preguntó confundido.

-No me sucede nada, estoy bien.-Lo miré.-¿Querés?-Le estiré mi mano  donde tenía el paquete de biscochitos que recién había comprado, intentando hacer que deje de preguntarse que tenía.

-No puedo comer nada sólido, lo sabías, ayer tuve una operación.-Cierto, lo había olvidado. Suspiré. Tomé un bizcocho de la bolsita y lo llevé a mi boca. No podía sacar de mi mente a Harry, no sabía si sería correcto llamar a su madre o no hacer nada. No quería llevar la culpa después si no hacía ninguna de esas dos cosas rápido.

-No soy tonto.-Dijo exasperado.- Se que me estás ocultando algo. Te ves distraída y preocupada. Si los doctores te dijeron algo necesito que me lo digas.-exclamó con ojos tristes.

-Estas bien Sebastián, los doctores confían en su trabajo y saben que en unas semanas ya te irás de aquí.-Dije intentando que no se preocupara. Su mirada instantaneamente se serenó.

-¿Entonces por qué estás tan preocupada?-Me preguntó mirándome a los ojos. Yo exhalé fuerte, sabía que no querría saberlo.

-Harry me llamó.-Agaché mi cabeza.-Esta en la cárcel, tenía solo una llamada para hacer.

-¿No me digas que sentistes piedad por el?-Preguntó irónico. No dije nada, solo permanecí callada. El negó levemente con su cabeza.-¿Qué quería?.

Everything You Are || H.S EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora