XXXIX: Cuervos y mapaches

4.4K 478 42
                                    

Camino tambaleando del cansancio, no he descansado casi nada. Respiro agitada con la legua afuera, sacando todo el calor que tiene mi cuerpo. Solo sigo el sonido que produce lo mas seguro un rio.

—Unos kilómetros mas y llegamos Iris. — comenta Luz tratando de animarme.

Al llegar a la orilla del rio me tiro al suelo. Luz sale de mi pelaje y me mira a los ojos.

—Anda Iris, avanecemos. — vuelve a intentar animarme y solo le respondo con pequeños chillidos con fatiga.

—Ya mis piernas... — miro mis patas delanteras. —Bueno mis patas, no pueden más. Pasaremos la noche aquí.

Miro el cielo que este anaranjado por el atardecer. Me levanto con dificultad y tomo un poco de agua. Esta fresca y limpia, sabe muy diferente a lo que conozco.

—Sabe algo... — no puedo completar la frase ya que no describirla.

—Es agua pura, por lo cual Arco esta cada vez mas cerca. ¿No lo sientes? — me pregunta Luz con curiosidad.

—No hay que sentirlo, se puede ver. Cada vez que nos adentramos el paisaje esta más vivo. — le respondo e inhalo y exhalo. —Hasta el aire cambia, es más fácil respirar.

Vuelvo a mirar el cielo viendo como el viento juega con las nubes. Aunque este tan cerca de encontrar a Arco tengo un vacío en mi corazón por mi familia. Cierro mis ojos tratando de alejar ese sentimiento.

—¿Qué tal si jugamos? — pregunto algo emocionada, Luz me mira confundida. —Solo veremos las nubes y diremos a que se parecen más sus formas.

—Nunca me hubiese imaginado un juego así. — dice Luz mirando el cielo.

Me acuesto en el suelo y me giro para ver el cielo. Señalo una nube que tiene forma de un conejo.

—¿Ves? Esa tiene forma de conejo. — le explico a Luz.

La misma se acuesta en el suelo y mira el cielo.

—Oh y aquella parece un guapo luciérnaga. — dice Luz riendo. —No puedo creer que vea estas cosas.

Así pasamos parte de la tarde. Nuestro lazo de amistad se vuelve mas fuerte. La noche se acerca y sale poco a poco una aurora boreal.

—¿Cómo crees que será Arco? — le pregunto a Luz soltando un poco de la curiosidad que siento. —Tengo miedo... por lo han muchos han dicho de él.

—A veces lo que todos dicen no es la verdad. — responde Luz. —Yo por lo menos lo veo tan grande como su poder. Mira cómo puede controlar todo este territorio que se supone que este bajo las tinieblas de la radiación.

—Creo que eso me da más miedo. — susurro.

Dejo mi cabeza en el suelo, sintiendo como mis huesos crecen más todavía. Observo como el agua corre por el rio y como oscurece el día. Mis ojos se sienten pesados... Me levanto por como algo me tira agua en la cara. Abro mis ojos y...

—¡Ah, sapo! — grito con todas mis fuerzas, haciendo que aullé.

— ¡¿Qué?! — se levanta Luz alterada, mira al sapo como entra al rio. —Es un pobre sapo.

—¡Eres una luciérnaga, se supone que le tengas miedo a los sapos! — le grito en la cara gruñéndole.

Esta se limpia la baba que le he tirado con amargura.

Alfa Iris: Buscando Mi Otra MitadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora