XVII: Parte de mi padre, parte de su vida.

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Observo los ojos muertos de mi bisabuela, toco con delicadeza su hocico y orejas. Ya ni mamá y ni Mía estarán conmigo... gotas de lágrimas bajan por mi rostro. Cada una que sale de mis ojos es para odiar el mundo que ella me enseño. ¿En verdad vale la pena en forzarse tanto en la vida para esto?

La luz de la luna se debilita mientras el sol sale por el horizonte. Escucho como unas pisadas se acercan en donde me encuentro. No quiero mirar, soy demasiado cobarde.

—Así que aquí estas... — dice por medio de la comunicación mental el ser dándome entender que es un licántropo. —Haz hecho que haga esto, solo tenías que dejar de esconderte donde estabas.

—No... — contesto en un susurro negando varias veces. —Yo sigo que lo que dice la alfa.

—Pues haz hecho que la alfa muera y que yo tome su posición. — comenta con autoridad.

Abro mis ojos encontrándome con el techo de mi cuarto. Por eso odie ver como Max trataba de levantarse en nuestro duelo. Podía morir por intentar algo que no vale la pena. El viento entra por la ventana haciendo que se muevan los papeles de física que decoran el techo. Todavía es de madrugada, desde que he hecho misiones con mi equipo los recuerdos se apoderan de mis sueños. Recuerdos de hace ocho años...

Me levanto de mi cama con un poco de dolor en el hombro por la última misión. Por lo menos no me ha tocado trabajar con licántropos, vampiros u otros seres. Tengo que admitir que me sorprende la interacción tan activa que tienen los humanos con los alfas de las cinco naciones. No entiendo bien lo que sucede ente ellos, pero mi equipo y yo cumplimos las misiones sin pedir explicaciones.

—Bueno, hora de trabajar. — comento cuando termino de vestirme.

Hoy vendrá mi madre después de muchos días de recuperación. Así que tomare libre el día de hoy, de las clases de la escuela y de sacar a "mi loba". Bajo a la primera planta para hacerles el desayuno a los machos de la casa. Gracias al cielo Jafet y Max me llevaron al supermercado ayer sino tendría que mandarlos a cazar.

—Pan, dos docenas de huevo, mantequilla, pimiento, jamón y juego de china. — digo buscando en la nevera algunos de los ingredientes. —Creo que esto es suficiente. — declaro con las manos llenas, cerrando la puerta de la nevera con mis caderas.

A los minutos me encontró haciendo tortillas y bailando una canción basada a los años 1970-1980. Aunqué no haya tantos dispositivos como estos logré encontrar algo que se llama "casetes". Es algo sumamente raro, antes la música se enrollaba en estas cosas. 

Tengo que admitir que me gustaría vivir en esa época. Viajar en los siete continentes, aprender de las diferentes culturas e ir al caribe. La música no era electrónica al contrario usan su voz a diferencia a lo de ahora. Además que era tan hermosa y llena de sentimientos. 

—Acuérdate del café Iris. — me recuerda Peter bajando preparado para ir a la escuela.

—Oh, el café... — rápido dejo algunas tortillas en la barra para luego poner hacer el café. —Gracias, se me había olvidado.

Peter asiente y pone a tostar dos tapas de pan. Observo como se sienta en la silla de la barra, poco a poco cierra sus ojos hasta dejar su rostro sobre la barra. Sonrió y me concentro en hacer más tortillas. Al estar el pan tostado la tostadora suena haciendo que mi hermanito de un pequeño salto. Le sirvo todo y se lo dejo al frente.

Alfa Iris: Buscando Mi Otra MitadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora