VI. El Dibujo

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Ya era de mañana. Los dorados rayos del sol pasaban por las cortinas de la recámara, dándome directamente a los ojos. Abrí los párpados con dificultad y vi la hora en mi reloj, eran las 9:47...

... ¿¡Las 9:47?!

Miré a mi alrededor. Lucas ya no se encontraba aquí. La puerta del baño estaba abierta y aún quedaba un poco de vapor en el espejo. Lucas se había bañado e ido.

Recordé entonces que mi alarma había sonado las 7, pero quise dormir "5 minutos más". Sí, claro, ¡5 minutos más! ¿Cómo se me ocurre? ¡Y en martes!

Levantarse a las 9 ya era tarde para un smasher. Teníamos muchas cosas que hacer durante el día; a las 8 desayunábamos, a las 10, entrenábamos hasta la 1 (si no querías, no tenías que hacerlo y podías colarte afuera, pero era bajo tu responsabilidad). A las 2, comíamos, y luego nos daban tiempo libre de 3 a 4. De 4 a 7 Master Hand voceaba nombres de los smashers a los que les tocaba pelear y los reunía en el Estadio Principal, y ya después de las 7 éramos libres de hacer lo que quisiéramos e ir a donde tuviéramos ganas de ir, excepto al Estadio Principal por obvias razones. Los viernes era solo de 4 a 6, y el fin de semana teníamos los dos días libres.

Esa era la rutina diaria, pero, de hecho, aún no teníamos horarios fijos. Master Hand nos avisaría hoy si habría cambios (era poco probable), y a partir de mañana tendríamos ya que seguirlos rigurosamente.

¿Cuál era mi prisa, entonces? Que, durante la conferencia de ayer, Crazy Hand nos había citado a todos a las 9 afuera de la mansión para avisarnos de posibles cambios y posiblemente decirnos algunas otras cosas. Yo ya no escuchaba su vocesota, por lo que supuse que ya había terminado de dar su aviso.

Solté una grosería y salté rápidamente de la cama. Me puse mi atuendo amarillo y negro, y salí disparado de la habitación rumbo al jardín.

Había sido una noche horrible. No pude dormir, y a la 2 de la madrugada mis ojos seguían completamente abiertos. No podía dejar de pensar en las cosas que habían sucedido ayer; la despedida de Young Link, el apagón, la bromita de Nana y lo más importante; todo lo relacionado con Lucas. Todo.

Estaban ya todos afuera esparcidos por doquier. No vi a mis amigos por ninguna parte, pero sí vi a Lucas sentado solo en una banca, dibujando en una libreta. Llevaba puesta una playera rayada, pero a diferencia de la de ayer esta era de rayas azules y blancas. Le quedaba bien ese color. Decidí acercarme a él para saludarlo.

-¡Hola Luke! -saludé, contento-. ¿Qué haces?

-Lucas alzó su mirada hacia mí y sonrió. Parecía feliz de verme, al igual que yo a él. Lo que me alegraba, es que ya no parecía ser tan tímido como ayer, y ahora su rostro reflejaba más confianza cuando me veía.

-¡Oh, N-Ness, buenos días! ¿Por qué tan tarde? -Lucas cerró velozmente el cuadernito, disimulando.

Me rasqué la nuca y miré al suelo.

-Ah, lo siento... Me quedé dormido.

-No te preocupes... También en parte yo tengo la culpa por no despertarte. Lo lamento, no quería molestarte, y....

Luke me daba la impresión de ser un perrito abandonado con la cara que puso. ¡Era tan lindo! 

-No me hubiese molestado si me hubieras despertado.

-Bueno... Entonces, lo tomaré en cuenta para la próxima vez -respondió, y lanzó una risita. Yo solo sonreí, y fui al grano-.

-¿Qué dibujas?

Luke se ruborizó.

-E-Eh... Quería dibujar, uhhh... ¡L-La fuente! Sí, la fuente. Es muy linda, ¿no?

Jamás lo ImaginéWo Geschichten leben. Entdecke jetzt