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Estaba nervioso, si.

Bueno, cualquiera estaría nervioso si te están por presentar a la persona que te ha gustado desde primer año.
Él era un año mayor, hermoso, piel lechosa, nariz afilad, ojos profundos e intensos. Parecía de la realeza. Lo había conocido el primer día que entro a la escuela, estaba perdido en ese enorme establecimiento y no había nadie en los pasillos, era obvio, estaban todos en clases.

Tarde el primer día, Genial.

Cuando lo vio, sus pies se movieron nerviosos hacia el desconocido y preguntó tartamudeando en dónde se encontraba su salón, el en ese entonces castaño oscuro, lo miro con sus intensos ojos, sonrió, y le indicó en donde era explicando que estaba en el piso de los de segundo año, para después despedirse con un "suerte" y "nos vemos."

Él juro (y seguía jurando) que la sonrisa del mayor era la más hermosa de mundo, y su vos en forma de eco continúo rebotando en su cabeza durante todo el día.

Para su mala suerte en dos años nunca había vuelto a entablar conversación con el hermoso chico, peor aún, ni siquiera sabía su nombre, pero supuso que debía de ser igual de hermoso que el que lo portaba. No es que no lo hubiese visto nunca más, la hora del almuerzo era su materia favorita por algo, verlo lo mantenía feliz todo un día.

Había pensado en acercarse millones de veces en los últimos dos años, pero había un problema, no, habían cinco problemas, un chico rubio de ojos pequeños, otro peli naranja, el de la enorme (y aterradora) sonrisa, otro rubio y alto que particularmente le molestaba y Choi Seungcheol, el único al que conocía su nombre, porque, bueno, el chico era un poco famoso, nada más ni menos que el capitán del equipo de baloncesto.

No es que ellos sean malos, ellos solo lo asustaban un poco (mucho). De tanto ver al mayor, se había dado cuenta que esas cinco personas sobreprotegían demasiado al ahora azabache, cada que alguien hablaba con él, ellos prácticamente espantaban a dicha persona, y el chico parecía no darse cuenta. En parte lo disfrutaba, lo quería para él, pero después recordaba que estaba peor y se hundía en triste una vez mas.

Hansol, Seungkwan y hasta Chan (por dios ¡Chan!) se habían burlado de él por eso.

Un día caminando por el pasillo a comienzos de tercer año, se topó con la mirada de Seungcheol, este se acercó sin parpadear hasta quedar frente a él, mentiría si dijera que no tuvo miedo, pero, dos segundos más tarde el mayor sonrió ampliamente diciendo que lo necesitaba, lo arrastro al gimnasio de la escuela y lo obligó a formar parte del equipo de baloncesto alegando que era necesario.

Ese día había descubierto que en realidad era muy bueno en ello por lo que después decidió quedarse en el club, también que Seungcheol, Joshua y Jun (el peli naranja y rubio alto respectivamente), que también formaban parte del club no eran para nada aterradores, eran amables y muy simpáticos, y al parecer querían que hoy (después de cinco meses de haber entrado al club) almorzaran juntos, ahora se encontraba con su capitán arrastrándolo al gran comedor.

Eso le trajo recuerdos.

Quería ir, claro que quería, Chan iría, Seungcheol un día accidentalmente había conocido a sus amigos, les agrado y los había invitado también, pero Hansol y Seungkwan habían decidido escaparse y evitar el examen de historia, por lo que sólo quedaban él y Chan, pero el mas pequeño no estaba allí, el profesor lo había detenido y cuando decidió esperarlo en la puerta, Seungcheol paso y se lo llevó.

—Por cierto cuando hables con Wonwoo míralo a los ojos y de frente ¿si? No seas duro— dijo de pronto Seungcheol.

¿Que?

Sordo [One Shot - Meanie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora