Capítulo 18: Tras tus Pasos...

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—¿Ocurre algo? —le preguntó Josh cuando vio el pánico reflejado en sus húmedos ojos.

—Al.. Algo está intentando salir —sollozó—. No sabemos lo que es. Pero si se lo permito, es probable que nos mate a todos.

No hicieron falta más palabras. En cuanto Josh y Scarlett ayudaron a Jessica a mantener la puerta cerrada, pudieron darse cuenta de que algo tiraba insistentemente del otro lado...

Un fuerte golpe hizo que se les parara el corazón.

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—¡Joder, mamá! ¡Haz algo! —los ojos de Sharon yacían desorbitados de terror.

—¡No puedo! ¡Algo tira del otro lado! ¡No podemos salir por aquí!

Sharon unió sus fuerzas a las de su madre, pero de inmediato se dio cuenta de que era totalmente inútil. Los cabellos de su madre, su expresión, el sudor que recubría su cuerpo y el temblor de sus rodillas la indicaban que no aguantaría mucho tiempo. Cualquier cosa que fuera lo que había al otro lado, sería igual o peor que lo que tenían allí dentro, junto a ellas.

Ni siquiera se detuvo a ver dónde se encontraban las figuras humanoides, ni si estaban lo suficientemente cerca para hacerlas picadillo o no. Debía pensar con claridad. A su lado, las escaleras que daban al escenario se encontraban intactas, libres de monstruos sedientos de venganza. Ese sitio la recordó a su primera vez en Silver Creek, cuando buscaba el colgante en forma de corazón que Melissa regaló a su hija, Scarlett.

El pianista sin cabeza, las bailarinas, aquella siniestra melodía que inquietó sus noches durante semanas y meses. No eran momentos muy agradables de recordar. Pero en ese momento, se acordó de un detalle que les salvaría la vida a ambas.

—Ven, ¡vamos!

Sharon tiró del brazo de su madre y se precipitaron contra las escaleras. Sarah estuvo a punto de tropezar, pero consiguió estabilizarse y seguir adelante. Tras ellas, escucharon un golpe sordo. El puño de uno de los monstruos impactó con fuerza contra la puerta. Podría haber machacado su cabeza sin esfuerzo alguno. Sarah ya comenzaba a jadear.

—¿A dónde me llevas? —Sharon no respondió. Simplemente se dedicó a ponerse en cuclillas y tantear el suelo con sus pequeñas manos.

—¡Bingo! —exclamó.

Su madre abrió su boca con asombro al ver cómo bajaba la trampilla del escenario, mostrándolas un pequeño pasillo por el que podrían escapar y refugiarse de sus persecutores.

—¡Sharon, eres un genio!

La hubiera dado un beso en la mejilla de no ser porque ya se había tirado, sin pensarlo dos veces, dentro del oscuro agujero. Cuando la imitó su madre, se aseguró al caer de que la trampilla volviera a su lugar original. Aquello les daría tiempo para huir de las figuras humanoides unos segundos más. Unos segundos que podrían salvarles la vida, y que parecían eternos conforme se adentraban en la oscuridad del pasillo.

No sabían dónde iban. No sabían a dónde llevaba.

Sólo sabían que querían marcharse lo más lejos posible del nuevo lugar de sus pesadillas.

Scarlett: Carnival Ride (Trilogía Scarlett n°3)Where stories live. Discover now