Capítulo 14: Oleadas de Dolor

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Eterno caminante, tambaleándose se acercó a su punto de reunión. Ya desde lejos visualizaba su temática acuática; esos tonos azules, vivos, que sin éxito trataban de animar a la muchacha. Sumía sus pensamientos en Jessica. ¿Y ella? ¿Qué tal habría ejecutado su misión? Si una caía, arrastraría a la otra al mismo abismo. Cruzó los dedos por ella. Apenas debía salir nadie con vida de Dreamland.

Esa tierra de sueños que tornaron pesadillas. No le importaría olvidarlas en los brazos de su amado, tomando un buen café caliente y discutiendo animadamente con Jessica y su familia. Tal vez esos futuros instantes de felicidad la alejarían de mantenerla en vela todas las noches, al acudir el rostro de Sharon, Josh y Scarlett para amargar su corta existencia.

Pero ya era demasiado tarde para rectificar.

No hizo más que seguir siendo ella misma, y seguir adelante a pesar de las adversidades. En un momento llegó a contemplar la imponente fachada del oceanográfico. Su nombre grabado en letras rojizas, grandes sobre la entrada principal. «Oceans in my mind», rezaban. Tenía gracia. La verdad es que su cabeza se hallaba nublada por las olas tormentosas de un océano de dudas.

Tal vez el Amo escogió ese lugar a propósito. Qué sabría ella. Sólo era una insulsa traidora. Pero sería una feliz. O al menos, eso intentaría.

Respiró hondo. Su pecho subió y bajo rítmicamente varias veces, acumulando el valor necesario para entrar. Sus manos rozaron el frío cristal de las puertas de la entrada. No requiso apenas fuerza para abrirlas. Se sintieron suaves, delicadas, como si una ráfaga de viento las hubiera abierto, invitándola a pasar a su interior. Allí se hallaba su destino.

Tras ellas, otra recepción. Un gran escritorio con un mostrador de baratijas debajo, con sus respectivos precios para turistas. Podrían habérsele antojado de no ser porque la mayoría se encontraban rotas, cascarilladas y desconchadas. Observó a su alrededor. Pósteres de toda clase de animales marinos, mostrando un preámbulo de lo que encontraría en su interior.

Le resultó extraño pasar sin pagar. Apenas unos metros al lado del escritorio se hallaba un largo pasillo de cristal. Por encima de su cabeza, el agua cubría la vida animal. De repente, se vio "sumergida" en el océano. Tortugas, crustáceos, estrellas de mar,... Esos seres en los que nadie reparaba cuando un imponente tiburón cruzaba ante tus propios ojos.

Tan cerca que casi sentía que podía tocarlo, y acariciarlo dulcemente con sus dedos de carmín. Como lo haría con Richard.

«Pronto...» se dijo a sí misma, en un intento desesperado de calmarse.

» se dijo a sí misma, en un intento desesperado de calmarse

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Hubo instantes en los que sintió paz. Aquella maravillosa escena que la naturaleza le regalaba pareció sumirla en un sueño del que no quería despertar. Pero olvidó que ahora su vida estaba marcada por las pesadillas. Y eso ahora no iba a cambiar. Ocurrió cuando, tras unos pasos al internarse en el lugar, por los altavoces en el techo una extraña melodía comenzó a sonar.

Scarlett: Carnival Ride (Trilogía Scarlett n°3)Where stories live. Discover now