240 minutos

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—¡Hijo de puta! ¡¿Me ves?! ¡Esto es tu culpa, joder!

Yoongi odia la Navidad.

—¡Yo no quiero ser así! ¡Estoy borracho y en la mierda, y no es mi puta culpa! ¡Tú me diste tus genes, tus genes de mierda!

Yoongi odia la Navidad, y no es realmente culpa de la Navidad en sí. Si hubiese nacido en otra familia, una familia no disfuncional, posiblemente el muchacho estaría en aquel momento en su casa. Contando los segundos, los minutos y las horas hasta que llegase la hora de abrir los regalos, con el labio torturado por los dientes a causa de los incipientes nervios.

—¡Que te den! ¡Ojalá te metan una buena polla por el culo y te partan en dos, a ver si sigues tan decepcionado conmigo!

Pero en cambio está bajo el cielo en proceso de oscurecerse, a las siete de la tarde, en la calle. Con una botella en una mano y la boca llena de pecados. Gritándole a la ventana de una casa que antes había sido su hogar. Da la séptima patada a la carrocería grisácea del coche de su padre y gruñe grave por debajo, dándole un nuevo trago al whisky amargo.

—¡Me gusta comer penes! ¡¿Me escuchas, papá?! ¡Me encantan, de todos los tamaños! ¡Cuanto más grandes mejor! —Abre los brazos, el gesto típico ebrio de "Tengo maneras de Jesucristo" mezclado con la intención de recalcar la palabra "grande".— ¡Me encanta follarme vírgenes con el culo apretado!

Ser homosexual no fue algo fácil de aceptar para sus comprensivos padres. De hecho, directamente no lo aceptaron. Su madre lo supo a través del cristal de la sala en la que se le permitía hablar con externos, ya que estaba internada en un centro por la grave bipolaridad que sufría. Su padre tras encontrárselo en un baño de un bar, recibiendo una deliciosa mamada por parte de un chico de ojos bonitos.

Ninguno reaccionó bien.

La señora Min estalló en su asiento, chillando un millón de palabras que Yoongi no quiso escuchar, y su padre le pegó una paliza. A Yoongi no le dolieron los golpes, sino que su padre hubiese llegado a aquel extremo. Era cierto que jamás pensó que en aquella familia hubiese amor o cariño, pero la violencia era algo que solo ejercía con ciertos desconocidos. Había visto a su progenitor enzarzado en peleas, con el vómito en la barbilla y los ojos de enajenado, pero nunca dirigido a su propio hijo. Así que resultaba... triste.

Yoongi hates Christmas (but not Jimin)Onde histórias criam vida. Descubra agora