Capítulo 22: ¡¿Ustedes qué?! 1/3

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<<<Narra kuroko>>>

Al bajarnos del avión, sostuve con fuerza la mano de Akashi-kun. Estábamos de vuelta en Tokyo, desde ese momento comenzaría nuestra vida juntos.

Cuando salimos, un grupo de personas con carteles coloridos nos esperaban, allí vimos a Murasakibara-kun, Midorima-kun, Haizaki-kun, Furihata-kun, Himuro-kin, Kise-kun,Aomine-kun, mi madre, mis suegros y Ana. Corrimos juntos a abrazarlos, sin soltarnos de las manos.

— ¡Ya están aquí! —Nos gritó Ana—. ¡Van amar la sorpresa!

— ¡Ana! —gritaron todos al mismo tiempo.

Akashi-kun y yo nos miramos y reímos, estábamos de vuelta en casa.

Tuvimos que irnos en dos autos separados porque eran demasiadas personas, Ana comenzó a desesperarse y a verse muy ansiosa. Midorima-kun la regañaba y le decía que no servía para guardar secretos.

Estaban todos muy raros, ocultando algo. Y recordé que Murasakibara-kun había mencionado en la luna de miel que nos tenían algo preparado.

—Esperen, la casa queda por la otra calle —dijo akashi-kun de pronto. Miré por la ventana y le di la razón, habíamos tomado la otra calle en la intersección, que nos dirigía al centro de la ciudad.

Nos detuvimos frente a un edificio, al frente había un parque y los edificios vecinos eran una tienda y una pizzería. Aunque este parecía sin habitantes, pero con un jardín muy bien cuidado.

— ¿Qué es esto? —les pregunté.

— ¡Sorpresa! —exclamaron todos a coro. akashi-kun me apretó el brazo y me miró profundamente, estaba pensando lo mismo que yo.

— ¿Nos regalan una casa? —pregunté aturdido.

—Sólo para ustedes, para que hagan todas sus perversiones con intimidad...

— ¡Murasakibara, no quería saber eso! ¡Podía vivir sin esa imagen en mi gente! —le reprendió Ana.

Le dediqué una mirada amenazadora a Murasakibara-kun, para que se callara y no metiera la pata. Pero terminamos riéndonos.

Entramos y tenían todo preparado. Había muebles, las paredes pintadas, decoración, de todo. Incluso ya habían mudado a Nigou.

—Gracias, está... no sé cómo describirlo... —suspiró akashi-kun. Seguíamos sin soltarnos de las manos.

De a poco se fueron despidiendo, para que nos adaptáramos a nuestro nuevo hogar. Midorima prometió venir a visitarnos mañana, Himuro vendría en la noche a dejarnos unas cosas que nos compró y Haizaki-kun tenía una cita con Aomine-kun.

Todos se marcharon, menos Murasakibara y Laura.

— ¿Qué sucede? —le preguntó akashi-kun a Murasakibara-kun, lo conocía mejor que yo, a pesar de que bromeáramos todo el tiempo. Se veía distraído y pensador, al igual que en las islas. Algo bueno no podía ser, se veía muy asustado.

—Les quiero anunciar algo —nos dijo.

— ¡Oh, mira qué hora es! Hora de irnos —le espetó Laura. Akashu-kun los miró con detenimiento, analizando cada movimiento y gesto de sus amigos.

Al final, Laura arrastró a Murasakibara-kun y se lo llevó. Akashi-kun me miró y negó con la cabeza, en señal de que no quería hablar del tema.

Revisamos la casa de arriba abajo, era de dos pisos y muy espaciosa, tenía cinco cuartos cuando nosotros sólo utilizaríamos uno.

—Tal vez para las visitas —le dije a mi esposo.

—Tal vez para nuestros hijos, idiota. Mamá quiere nietos de inmediato —bufó. Me reí de el y le contagié la risa, era absurdo. Yo amaba a Akashi-kun, pero no estábamos preparados todavía—. Por favor, dime que nos reímos de lo mismo, porque no quiero tener hijos aún.

—No te preocupes, estamos en la misma sintonía —me besó y acarició mi cabello, últimamente le gustaba mucho hacer eso.

La cama era cómoda, pero no hicimos "nada". El viaje nos tenía agotados y además, tenía ganas de dormir abrazado a Akashi-kun, como antes de casarnos, sólo por el simple hecho de sentirlo a mi lado, de saber que era mío durante esa noche y que nadie más en el mundo lo podía tener de esa manera.

Al día siguiente, no teníamos nada que hacer. Nuestros padres se habían encargado de mudar todas nuestras cosas a la casa nueva, todo estaba ordenado y lo único en que gastamos tiempo fue en desempacar. Akashi-kun estaba de vacaciones y a mí ya me habían aceptado en la Universidad.

Hasta que llegó Murasakibara-kun de nuevo. Debían ser las once de la mañana, Akashi-kun no sabía cocinar, pero trataba de hacer algo decente para el desayuno mientras yo colocaba la mesa cuando el timbre sonó.

Otra vez lo acompañaba Laura, y tenía las mejillas enrojecidas y el ceño fruncido. Murasakibara-kun la obligó a entrar.

— ¡¿Quién es, Tetsuya?! —gritó Akashi-kun desde la cocina. Salió de allí no se sorprendió de ver a Murasakibara-kun y a Laura.

—Aka-chin, Kuro-chin, les queremos decir algo... —comenzó a decir Murasakibara-kun.

—Por favor, dime que tus impulsos no te dominaron —Akashi-kun parecía saber lo que iba a decir Murasakibara-kun, pero en cambio yo, no tenía la más mínima idea.

—Demasiado tarde para advertirnos —nos dijo Laura, mostrando su mano y un anillo.

Un anillo.

¡Era un anillo de compromiso!

— ¡Murasakibara-kun, ¿qué hiciste?! —le grité, estaba pasmado, de todas las locuras que Murasakibara-kun había hecho, esta era la peor.

—Lo mismo que ustedes —me respondió de mala gana. Akashi-kun no decía nada, pero parecía pensar mucho la situación.

— ¿Cuándo ocurrió? —preguntó al fin.

—Antes de que se fueran de luna de miel —le contestó Laura.

— ¡Tres semanas, Murasakibara-kun, no puedes casarte con alguien que conoces desde hace tres semanas! —volví a exclamar. No podía creerlo, era absurdo, él no podía casarse.

—Tiempo suficiente para enamorarse, ¿no? Acaso Aka-chin no se enamoró de ti en tres meses —me recriminó. Iba a decirle algo, un millón de insultos, pero Akashi-kun me detuvo a tiempo.

—Primero, conozco a Tetsuya desde los ocho años, segundo, me gusta desde los 14 —eso no lo sabía, ¿Le gustaba a Akashi-kun desde los 14? —. Y tercero, ¿No será que alguien sólo se sentía abandonado o celoso?

Murasakibara-kun se mordió el labio y bajó la mirada.

—No me importa lo que digan, me casaré en un mes con Laura, les guste o no. Sólo se los quise decir primero porque son mis mejores amigos, y tú mi amante —me apuntó con el dedo—, y también para pedirles si Aka-chin quería ser mi padrino, pero si están así, mejor se lo pediré a Se-chin.

Se fue dando un portazo, pero se devolvió y tomó de la mano a Laura, a quién había olvidado en su momento de rabia.

Ya solos, Akashi-kun y yo nos quedamos en silencio, sin saber qué decir.

Akashi-kun conocía a Murasakibara-kun, y sabía que cuando una idea se le metía en la cabeza, no había persona en este mundo que lo convenciera de lo contrario, así que nos gustara o no, asistiríamos a una boda muy pronto.

Cásate conmigo - (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora