"Si tú... si tú
Consideras que no es tarde aún
nosotros podríamos juntos estar".
Oh, pero sí era demasiado tarde; hace mucho que era demasiado tarde, pero ninguno de los dos parecía notarlo ¿Y cómo? Si ellos eran como tan conocido dicho "El amor es ciego", la representación en carne y hueso.
Llorar y suplicar perdón nunca era suficiente para Min Yoongi, para él debía existir temor y sumisión, algo que Park Jimin no le brindaba y jamás le brindaría.
Para Min Yoongi era una completa pesadilla no poder dejar a Jimin, era una derrota que no quería admitir: El amor. Y es que, vamos, Yoongi no estaba programado para amar, él era el veneno más tóxico que podía existir y Park Jimin la flor marchita más perfecta que poco a poco deterioraba su sistema destructivo. Es por eso que Yoongi se decidió a alejarlo, a hacerse temer ante Jimin, pero de alguna extraña e ilógica manera aquello sólo consiguió un mayor apego por parte de aquel chico.
"¿Vives y mueres por mí?" -pregunta al finalizar cada día, obteniendo siempre la misma respuesta. Pero no se agota, sus oídos nunca se cansan de escucharlo.
"Vivo, sufro, muero, asesino y provoco mis propias heridas por ti" -se embriaga con aquellas palabras, con aquella voz, con aquella dulce sonrisa; esa sonrisa que no soporta y que ansía poder destruir.
Pero una vez más confirma la sinceridad de su chico.
Aquella bofetada suena estruendosamente, deja un picor en la palma de su mano y termina con Jimin en el suelo sobando su mejilla recién golpeada, traga sus sollozos y alza la mirada para conectar sus orbes con los de su agresor dedicándole aquella dulce, dulce sonrisa.
"¡Joder, no sonrías!" -grita exasperado y patea la costilla derecha de Jimin, este suelta un quejido.
Es un amor enfermizo, un amor irreal.
"Te amo, Yoongi" -murmura secando su última lágrima silenciosa antes de lanzarse al vacío.
Un vacío tan profundo como el que ahora Min Yoongi sentía en todo su ser.
"¿Vivirías y morirías por mí?"
"Ya he vivido, asesinado y he provocado mis propias heridas por ti, pero no he muerto por ti y lamento que no sea el acto prometido, pero tú has sido mi asesino y eso ha de contar ¿No?"
Y al cerrar sus ojos, Min Yoongi se encontró recordando aquella dulce sonrisa.