Capítulo 1

35 1 0
                                    

 Quería explotar, literalmente. Ya era muy tarde para echarse atrás. Le había dicho a Matt que fuera a recogerla a casa de su abuela. ¿Por qué haría algo así? No tenía ganas de ir a esa fiesta, ni mucho menos de hacer amigos.

 La bocina de un Porsche plateado que se encontraba estacionado justo en frente de la puerta delantera  interrumpió sus pensamientos. Era hora. Debía ir a una estúpida fiesta, con gente estúpida y música estúpida. ¿Qué clase de estúpida era?

 Caminó sin ganas hacia aquel impecable auto. Matt se acercó a ella y le abrió la puerta del lado del acompañante. Esto sería demasiado incómodo...

-Sí quiero ir a esa fiesta.- Dijo apenas en un susurro. 

 No, no quiero ir. O tal vez si. No, definitivamente no. El motor del auto arrancó y casi en un abrir y cerrar de ojos se habían marchado de la casa de Ana y llegaban a la fiesta en la playa.

 Apenas sus zapatillas rozaron la arena se sintió completamente fuera de lugar. Aunque nadie se volteó a verla, pudo percibir como su estómago se revolvía rápidamente. Rayos. Ahora sí que estaba totalmente arrepentida. Se dio media vuelta y comenzó a caminar por la calle principal para regresar su cuerpo y su maldito estómago a la casa de su abuela.

-¡Hey, Alex! ¿A dónde vas?

-No pienso quedarme aquí, Matt. Vuelvo a mi casa.

-Oye, no. ¿Por qué? Apenas hemos llegado. Anda, quédate un rato, verás que será divertido.

-Matt, lo siento, pero no conozco a nadie aquí, y prácticamente no recuerdo nada de este lugar. Soy una completa desconocida para todos, y no quiero...- No supo cómo seguir.- No quiero quedarme aquí, ¿está bien?

-Me conoces a mí, y con eso bastará. Anda, de veras quiero que te quedes. Inténtalo, por favor. Nos quedaremos un par de horas, y si en esas dos horas no encontraste a nadie interesante nos volveremos, te lo prometo. Por favor...

 Lo odió. De veras que lo hizo. Revoleó los ojos y de mala gana se dejó llevar. Sujetó su mano para guiarla hasta un grupo de chicos.

-Alex, estos son Chris, Amber, Sach, Lilo, y Brandom.- Todos saludaron con la mano y sonrieron, divertidos ante el color de su cabello.- Y aquellos que están por allá son Dylan y Nicole.- Dijo señalando a un par de chicos que estaban apartados en una cama paraguaya.

-Hola.- No supo qué más decir.

-¿Quieres tomar algo?

-No, yo... - Tartamudeó nerviosa.- Yo no bebo.

-Anda, es solo un trago.

-Está bien, pídeme algo suave...

-Dale un Daiquiri.- Le dijo al barman,

 Le daba desconfianza tomar. La última vez que lo hizo las cosas no terminaron demasiado bien y se tuvo que mudar de la ciudad.

-Aquí tienes.- Dijo Matt entregándole una copa.

-Y dime Alex, ¿de dónde vienes?- Preguntó Amber.

-Bueno, em, vengo de la capital.

-Desde lejos, ¿eh?

-Si, eso creo.

-Y Matt me contó que antes solías vivir aquí. De pequeños eran amigos, ¿cierto?

 Observó a Matt con una pizca de ira. ¿Acaso él había estado hablando de ella con sus amigos? Él se ruborizó y apenas pudo dedicar una sonrisa.

-Si, eso creo. Pero fue hace mucho, ya no recuerdo nada.- Comentó Alex mientras le daba un sorbo a su bebida y le quitaba importancia al asunto.

 La fiesta no estaba tan mal después de todo. Necesitaba algo de alcohol. Bailó un poco entre la muchedumbre junto con el resto de los amigos de Matt... Era bastante buena con eso. Chris era quien más se le acercaba. Es lindo, pensó Alex. Su pelo revuelto le daba un toque de aspecto rebelde, y eso agradaba mucho.

-Me gusta tu cabello rosa.- Gritó Chris tratando de que la escuchara sobre la música.

-¿Qué?

-Que me gusta tu cabello.- Gritó nuevamente, pero esta vez rozandole algunas mechas.

 Alex continuó bailando haciendo caso omiso al comentario. Ya podía darse una idea del tipo de chico que era Chris, por la manera en que hablaba y se movía, supo enseguida que él solo querría llevarla a la cama. Tomó el último trago de Daiquiri que le quedaba y enseguida se dirigió a la barra para buscar otro. No quería pasarse, pero sabía que cuando empezaba, no podía parar. 

 La noche seguía a su ritmo. La gente bailando, las olas calmadas a la orilla del lago, la música inspirando a todos. Comenzó a sentirse algo mareada. Bailaba sin mucho control de su cuerpo, y Chris seguía acercándose a ella cada vez más. Luego de su quinta copa, sabía que estaba bastante borracha. 

Vaya, este Daiquiri es fuerte. pensó.

-Hey, bonita, ven, te mostraré algo...- Le susurró Chris en el oído mientras la tomaba de la mano.

 Alex no quería ir, pero no pudo evitarlo, estaba fuera del control de su mente. 

-Oye, no quiero, suéltame.- Dijo Alex tironeando de su mano.- Ya, déjame ir.- Ahora balbuceaba.

-No, ven, no pasará nada. 

 Sabía que no debía confiar en él. Tenía que encontrar la manera de salirse. Apenas podía mover sus pies, y no le gustaba a dónde podía llegar esto.

-Chris, suéltame, ya, por favor.- No cedía, su muñeca le molestaba, estaba apretándole mucho.- Me duele el brazo.

 Cada vez se hacía más molesto, y se podía advertir que Chris no tenía buenas intenciones. Lo único que se le pudo ocurrir fue pedir ayuda.

-¡Ayuda! Alguien, por favor, ayudenme.- Gritó en desesperación.

-Ya cállate.

 Alex sintió que su mejilla ardía: le había dado una bofetada. Una lágrima se le escapó. Esto había llegado demasiado lejos.

-Por favor.- Rogó entre sollozos.

-Te dije que te calles.- Estaba demasiado cerca.

 Cuando Alex quiso darse cuenta, él estaba a medio centímetro de su cara. El olor a alcohol que emanaba su aliento era deplorable. Quiso gritar de nuevo, pero los labios de Chris se lo impidieron: la estaba besando. Trató de separarse, pero él era muy fuerte y no cedía. La empujó contra un árbol sin parar el beso, y Alex ya estaba prácticamente inconciente. A pesar de que quería salirse, su cuerpo no le respondía.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jan 12, 2014 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

El amor después del amor.Where stories live. Discover now