-¿Acaso quieres matarme de un susto?- pregunto molesta mientras cruzo mis brazos sobre mi pecho y lo miro fulminante.

-De un susto no, pero a besos sí- responde mientras se acerca a mi y reparte suaves besos por todo mi cuello- te vez preciosa- musita y enreda sus curvos brazos en mi cadera.

Me río entre dientes y ruedo los ojos.

-Andrés, ya son las siete, debemos irnos- digo mientras lo alejo se mmi poniendo mis manos sobre su pecho.

-¿Irnos?- pregunta divertido.

-Dijiste que a las siete saldríamos de nuevo- le recuerdo.

-Oh... tienes toda la razón, vámonos- dice para luego cerrar la puerta de su habitación y enlazar su mano con la mía.

Nos dirigimos hacía el ascensor y entramos en él, pero algo me llama la atención, ha oprimido el número del piso más alto, lo miro confundida y una sonrisa llena de malicia se planto en su rostro.

Tras unos segundos las puertas se abren dejándonos ver pequeñas escalas.

Andrés con su mano me invita a subirlas, acepto su invitación y este sube detrás de mí.

Una suave pero fría brisa golpea mi cuerpo haciéndome temblar.

Frente a mi hay una lujosa mesa con velas encendidas y encerradas estratégicamente para que no se apaguen.

El lugar tiene luces por doquier que le dan un aire romántico y tranquilo.

Bandejas relucientes tapadas encima de esta y una botella de vino, más allá se encuentra un gran sofá color rojo oscuro y una manta sobre él.

Me giro hacia atrás y interroguo a Andrés con la mirada, este sonrie ampliamente y se acerca más a mí. Toma mi mano y la besa.

Camina llevando mi cuerpo con el suyo hasta la mesa y corre una silla para que yo pueda sentarme.

Él hace lo mismo, pero al otro extremo de la mesa, produce un chasquido con sus dedos y dos hombres con delantales salen de la nada y se acercan a nosotros.

Destapan la botella de vino y nos sirven, quitan las tapas de las relucientes bandejas.

Una sonora carcajada sale de lo más profundo de mi garganta sin poder evitarlo.

Encima de nuestras bandejas se encuentran dos tamales, él se une a mis carcajadas, los meseros bajan las escaleras que hace unos minutos nosotros habíamos subido y los pierdo de vista.

-Andrés, ¿tamales?- pregunto mordiendo mi labio inferior para evitar reír.

-Aunque no lo creas, mi suegra me dio algunos tips por teléfono- responde despreocupado con una sonrisa en el rostro.

Que le diga suegra a mi madre me emociona, porque me recuerda que yo soy su novia y ese es el sueño frustrado de algunas mujeres, pero no es sólo eso, sé que de alguna forma lo hice cambiar y eso me da paz interior.

Niego con la cabeza y cierro los ojos con fuerza cuando llega a mi mente el motivo del por qué estamos aquí.

Tomo aire y vuelvo abrir mis ojos, no quiero dañar esta momento, debo ser fuerte por él.

Intento reírme, pero él nota que algo no está bien por lo que se levanta de su asiento y camina hasta estar a mi lado.

-Manuela, olvidemos todo por unas horas e ignoremos la realidad, para que se dé cuenta lo fuerte que somos cuando estamos juntos- pide mientras tomaba mi rostro entre sus manos y me hace mirarlo. Robo un beso y sonríe.

Vuelve a su silla y mira su tamal como si le diera lástima comérselo.

Río y veo observar su plato, hace mucho que no me comía un tamal y de cierto modo me hace sentir muy feliz, pues él puede comprar la mejor comida que exista, pero decidió traer esto por mí.

-¡Dios!, esto es una delicia- exclama y saborea con gusto lo que tiene en su boca.

Sonrío al verlo devorar su tamal dichoso y yo decido hacer lo mismo.

--

Después de dos horas de muchas risas, nos encontramos recostamos en el lindo sofá, divisando la ciudad llena de oscuridad donde las personas pierden el control y luz artificial en la que viven aquellas que tienen temor de mostrarse al mundo tal y como son.

Andrés rodea mi cadera con sus manos, está acostado debajo mí y yo tengo mi cabeza apoyada en su pecho, escucho los tranquilos latidos de su corazón y nos cubre una suave manta que nos brindaba calor suficiente.

-Manuela...- me llama él y levanto la cabeza para mirarlo a la cara.

-¿Sí?- musito de vuelta en forma de pregunta.

-Necesito contarte algo que no sabes- dice y me mira con seriedad.

Me siento sobre él curvada hacia delante para tener una mejor vista de su rostro.

Le doy una mirada indicándole que proceda y en cuanto nota mi disposición, toma aire sonoramente.

-Cuando yo tenía 16 años, conocí una mujer muy especial para mí, se llamaba Emma, tenia mi misma edad,era virgen como tú y yo estaba profundamente enamorado ella- narra con la mirada perdida, como si volviera a vivir el mmomento. -Éramos muy felices, me entregó todo de ella, su virginidad,bsu amor,bsu alma y fruto de eso,bquedó embarazada- prosigue con una sonrisa triste. -Tenía dos meses de gestación y también nos faltaban dos meses para cumplir un año de estar juntos, ella tenía riesgos de perder el bebé o que murieran los dos- cierra sus ojos con fuerza y no quiero que lo diga porque estoy consciente de que aún le duele.

-Mi padre nos invitó a una cena de su empresa, todo iba bien hasta que Emma empezó a sentirse mal, decidí llevarla al hospital pero mi padre lo impidió y me reprendió por ser tan irrespetuoso con los invitados, luego, Emma se desplomó en mis brazos, la llevé por urgencias, pero ya era demasiado tarde- su voz suena temblorosa mientras pronuncia palabra por palabra, el aire se escapa de mis pulmones al ver como las lágrimas salen sin parar de sus ojos.

Me acerco a él y lo abrazo, no me gustaba verlo así, tan dolido, tan lastimando, no puedo evitarlo y las lágrimas también salen de mis ojos.

-No volví a ser el mismo, pero llegaste tú y descontrolaste todos mis sentidos, me haces querer ser una mejor persona- confiesa mientras me abraza con fuerza.

Beso su mejilla y escondo mi rostro en su cuello.



















El cap. no acaba aquí, ya viene la continuación.

L@s Amo❤😍

😍Manuela😍

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

😍Manuela😍

Maldito Andrés °Sin Corregir°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora